Un
año pasa y con ello se van promesas variopintas y sucesos diversos. Durante 365
días hemos logrado hacer algunas cosas y nos quedaron en el tintero,
seguramente, otras. Nos enfrentamos a dificultades que hemos superado,
ignorado, agrandado, valorizado, combatido y alguna que otra cosa de las que
podemos hacer frente a ellas. Hemos entrado, salido, permanecido, negado o, tal
vez, no hemos tenido ninguna crisis. Seguramente hemos llorado y, espero, que
hemos reído algunas veces y viceversa. Hemos amado –Ojalá- hemos tenido sexo,
quizás, con alguno de los sentimientos posibles para hacerlo (espero que nunca
desprecio ni menosprecio).
Hemos
ganado y hemos perdido, aunque sea simbólicamente. Hemos escrito mensajes, quizás
alguno más interesante que otros. Hemos suspirado, tal vez, alguna vez
inspiramos, aunque sea paz. Hemos leído, aunque sea una línea que nos produjera
certeza, hemos renegado por cosas, tal vez importantes y, por las otras, las
cotidianas. Hemos mentido y hemos dicho verdad (aunque sea a nosotros mismos).
Nos miramos al espejo un poco y con ánimos diferentes. Hemos dicho buen día con
ganas que sea una promesa a cumplir y hemos dicho buenas noches con la
satisfacción de haber hecho un día como justos. En ocasiones nos lo privamos.
Hemos
deseados y soñado, y, (loado sea el señor si así lo es) hemos conseguido fruto
jugosos del deseo y de los sueños. Hemos visto una escena que nos atrapó y,
probablemente, alguna que nos emocionó. Bailamos en alguna ocasión, haciéndolo
como se debe: libre. Escuchamos una música y, envidio a ellos, las cantaron.
Vimos crecer a niños o, tal vez, una niña. Hemos deseados besos y lo repartimos
con sutileza gourmet o, tal vez, con la generosidad del bosque justo después de
esas lluvias primaverales.
Dormimos
solos o acompañados. En una de esas rezamos, o tal vez, simplemente rogamos lo
imposible. Nos agarró la nostalgia de lo pasado y la esperanza de lo próximo.
Nos excitamos de varias maneras y de algunas de las sanas y necesarias. Nos
permitimos compañía y la dimos. Leímos con ganas de sumergirnos en esa página.
Dormitamos, dormimos, soñamos.
Caminamos,
con apuros y con pausas. Yendo a algún sitio y, a veces, sólo volviendo. Nos
quisimos un poco o mucho y, como pasa, a veces nos detestamos otra tanto, nunca
mucho, por favor. Recibimos cariño, aún sin notarlo y, ojalá lo hayamos dado
como lluvia y como don de forma elegida y aleatoria también.
Todos
y cada uno de nosotros hicimos todo esto, seguramente más y espero que no
menos. El año se ha cumplido. Que empiece el nuevo para volver a vivirlo a
“nuestra manera”.