domingo, noviembre 01, 2020

La vida sexual

Con vida sexual me quiero referir a todo el tiempo que usamos para disfrutar la actividad sexual y lo relacionado. Esta vida incluye, por ejemplo, el orgasmo, pero es menester tener en cuenta que es mucho más que eso. Para que lo tengamos en cuenta, una relación sexual coital promedio, según los estudios realizados, dura entre 3-7 minutos y sería deseable, según esa referencia, que dure 7 a 13 minutos. Pero todos sabemos que el placer y la intimidad no se miden en minutos sino en otros elementos que se perciben, se viven y se expresan. Pero si tomamos esa lógica, aún limitada, deberíamos ser justos e incluir más “minutos” en esa vida sexual. Por ejemplo: el tiempo que imaginamos lo que va a pasar, el tiempo que invertimos en preparar “el evento coital”, el tiempo que, luego, hablamos sobre ello, el tiempo que utilizamos para recordarlo y, quizás, así estimularnos, el tiempo empleamos para retozar luego de esa actividad, el tiempo que logramos sonreír por haberlo hecho. Hasta aquí, sólo diciendo que la actividad sexual es el coito.

Ahora bien, si vamos a la vida real y, sobre todo a la saludable, comprendemos que la vida sexual es mucho más que eso. Implica una paleta de opciones que hace que lo sexual pueda ser una de las actividades más maravillosas que integran el cotidiano de nuestra vida de modo, lo que daría como resultado que la misma nos enriquecería mucho más de lo que nos permitimos. Pensemos, para ello, que el acto sexual incluye el pensarlo, el imaginarlo y el decirlo. Tres verbos, tres acciones diferentes que, a su vez, cada cual incluye múltiples posibilidades de gozo, placer, satisfacción y encuentro. Agreguemos que, al avanzar en esa dirección incluye, por lo menos, tres verbos más, por lo menos, preparar, buscar y hacer el momento. Tres acciones más, tres posibilidades más, tres pequeños conjuntos de opciones. Ya en escena, las acciones son muchísimas más: acercarse, acariciar, hablar, besar, tocar, desvestir, respirar, susurrar, pedir, ofrecer, rogar, jugar, por decir algunas que aparecen espontáneamente. Esas, y las otras acciones que pueden aparecer, en el orden que uno quiera y repitiéndose del modo que se les antoje. Muchos verbos, que son muchas acciones y, aún, no agregamos, ni sentidos, ni sentires. O sea, estamos al inicio de lo que la actividad sexual pueda ocupar en tu vida.

Pero para acotar un poco, nos quedemos con estas acciones mencionadas. Falta agregarle ahora el factor. Sí, claro, toda “actividad humana” tiene siempre un factor que la modifica. Su presencia o ausencia le agrega o le quita amplitud o dimensiones. Al factor lo llamaremos “factor no coito-céntrico”. Si el factor está ausente, la suma de las acciones se multiplica por 0. O sea sólo ocupa el tiempo disponible. Si el factor está presente, el factor toma un valor inmenso y entonces todo se multiplica por sí mismo.

Pero aclaremos un poco esto. El factor no coito-céntrico implica que la actividad sexual se expande en todos los sentidos y con varias actividades diversas entre las cuales, una de ellas, puede ser el coito (pero no con carácter de imprescindible). Lo que cambia cuando está ausente este factor es el lugar que toma el coito: si es central y todo orientado a ello, obviamente la actividad sexual está restringida. Si el coito es una de las tantas opciones que hay para disfrutar, satisfacerse y gozar, la actividad sexual puede tomar mayores dimensiones.  Entonces, la actividad sexual pasa a ser multidimensional, con una posibilidad –y una ambición- de percibir los estímulos en el cotidiano. Así, el placer, el gozo, la satisfacción encuentra nuevos senderos para crear momentos, donde, todos deberíamos saber, la intimidad se hace fortaleza, deseo, alegría y la tranquilidad que genera la paz interior.

Si, la vida sexual es una de las posibilidades más increíbles que tiene el ser humano para poder hacer que la humanidad sea lo que se imaginó, encuentro, diversidad, paz y placer, orientados para sacar lo mejor que tenemos para el otro el mayor tiempo posible. Definitivamente, creo que la vida sexual es uno de los caminos hacia el futuro que anhelamos, sin dudas.


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