La noción de paraíso es parte de nuestra cultura occidental. De cierto modo creemos que existe un espacio donde el mal no nos puede afectar, donde estamos fuera de su esfera y que llegamos por méritos propios luego de variados sacrificios.
El paraíso es un lugar físico, siempre nos imaginamos eso. Un lugar donde el sol, la fuente de la vida esta omnipresente. Donde los colores claros resplandecen. El paraíso es algo que recibiremos pero que está siempre lejano. Ese lugar físico que se asocia a naturaleza, claridad, tranquilidad es también el lugar esencial donde podemos encontrar la paz que nuestro espíritu ansia con casi desesperación. El paraíso es el lugar físico que nos permite expandir nuestra felicidad de modo ilimitado, que nos permite el gozo de sentirnos en libertad y sobre todo que nos hace sentir que el placer siempre esta al alcance de nuestras menos.
Dicen que el infierno debe ser lo contrario, solo por eso de polos opuestos. Donde la infelicidad reina, donde el placer esta oculto y sobre todo prohibido.
Creo que la gran diferencia es una sola, las necesidades satisfechas. Es esa la piedra angular que construye el paraíso y aleja el infierno. Sentir que las necesidades que uno considera esencial están satisfechas. Solo eso da la paz, la tranquilidad y por consecuencia la felicidad de poder disfrutar el espacio donde toca en suerte vivir.
Esta forma de pensar tal vez implique una verdad mas elocuente, el ser humano esta lejos del paraíso simplemente porque aún precisa demasiadas cosas para llegar a el.
Ahora mismo estamos en el paraíso, y también ahora, y ahora, y ahora, y ahora, y ahora... Sólo es cuestión de abrir los ojos y dejar de luchar...
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