sábado, junio 15, 2019

Nuevas disquisiciones sobre el amor





El amor sigue siendo un tema a hablar (y sobre todo a vivirlo). Repensando sobre este fenómeno humano que nos distingue había reflexionado, anteriormente, en la importancia de la disponibilidad como un elemento clave para que su desarrolle sea posible. La disponibilidad decía: “es más que estar para el otro, es una forma de estar presente, aún en la distancia. Sin que eso sea esotérico. Es una dedicación para dejar las puertas abiertas a la intimidad del otro. En el sentido que el otro comprende, siente, vive y confía que puede ofrecer sin tapujos su intimidad de modo integral e integra". Lo segundo que creo que es fundamental para el amor, es la flexibilidad. Un concepto que, curiosamente, parece menos importante pero que toma gran significancia cuando pensamos que el amor, como concepto relacional, implica indiscutiblemente a un otro y, por lo tanto, a un tiempo, lo que, uno espera, nos permite evolucionar. 
Al ser “aquí y ahora” cuando amamos, estamos diciendo que no es algo estático sino que va haciéndose. El ser humano por definición evoluciona –en el sentido que modifica elementos constantemente- y, también, por esa misma lógica “in-voluciona” pierde, día a día, algunos elementos por su propia materialidad y temporalidad. El otro y uno mismo lo hacemos. O sea que nuestra propia persona va mudando en el proceso de vivir. Con mayor rapidez, de forma imperceptible, de forma más asumida, y otras variantes posibles. Por ello, la flexibilidad es importnate. Me refiero a la capacidad de adaptarnos al perfil del otro es clave para que el amor pueda mantenerse y ser. Sabiendo, como no me canso de repetir, que nosotros somos el otro también.
En esta lógica una tercera palabra surge como una necesidad: límites. Una palabra que podría pensarse que no está  asociada al amor. Sin embargo, es una palabra no s´polo necesaria, sino que tranforma lo ideal en una realidad que se vive. Tanto la disponibilidad como la flexibilidad poseen límites.
Límite entendido como una decisión personal de auto definición, de auto valoración y de auto estima. Sólo se ama desde la posibilidad de ser uno, no de ser otra persona. Sin disponibilidad el amor es sólo egoísmo, sin flexibilidad el amor es sólo circunstancial, pero sin límites el amor no es amor.
El otro tiene importancia en la medida que la libertad es lo que guía mi disponibilidad y exige mi flexibilidad a partir de ese claro contorno nos define: para amar hay que ser, lo que nos quita eso, es otra cosa.

lunes, junio 03, 2019

Declaración política




Yo, como ciudadano argentino, mayor de edad, que emito mi voto en la ciudad de San Miguel de Tucumán, provincia de Tucumán, al norte de Argentina realizó esta declaración política. Lo hago amparado por mi derecho constitucional de poder expresar mis ideas. Comprendiendo que estoy obligado, contra toda lógica del siglo XXI, a emitir un voto en las elecciones oficiales; comprendiendo que esto es una propuesta pero, antes que nada una decisión personal, de la cual declaro estar convencido de la misma, sabiendo que esto no es una campaña sino una expresión de deseo que algunos otros se reconozcan en esto. Dicho esto, presento mi boleta electoral para las elecciones próximas (versión corta y versión larga)

IMPUGNO MI VOTO como una suerte de ACTO DE DESOBEDIENCIA CIVIL


IMPUGNO MI VOTO como una suerte de ACTO DE DESOBEDIENCIA CIVIL

Impugno porque creo que el sistema político actual en Argentina (y, sobre todo, en Tucumán) es un sistema perverso, que funciona con un dispositivo del poder para favorecer a los que lo ejercen, creando una casta política que no debería ser tolerada en ningún momento, pero menos en este siglo XXI.
Impugno mi voto porque creo que las elecciones parten de un sistema que está pensando, ejecutado en gran parte para crear una  dependencia inmoral, tal vez ilegal, de los derechos de los ciudadanos a los vaivenes de los que ostentan el poder.
Impugno porque el sistema actual no logró evitar que una parte de los habitantes siempre esté sometida a las reglas de la pobreza, de la dependencia moral y social.
Impugno porque no veo en este sistema los elementos que puedan garantizar la distribución de la riqueza, la equidad social, la protección del necesitado, el desarrollo cultural de los pueblos, el respeto a la diversidad, ni la justicia social.
Impugno porque no quiero aceptar que sólo puedan gobernar gente que permanentemente está denunciada por algo grave, con una sensación de corrupción “inevitable” con el enriquecimiento como normal general.
Impugno mi voto porque estoy harto que las discusiones sobre “el sistema electoral” o la transparencia de los recursos del poder, del financiamiento de los partidos” sea siempre citado antes de las elecciones como una deuda que no se resuelve jamás.
Impugno  porque no quiero aceptar validar la existencia de legisladores y concejales a los que no se les puede exigir como criterio real idoneidad y alguna capacidad para el ejercicio público de la función.
Impugno porque no acepto que haya candidaturas testimoniales, ni reelecciones perpetuas en el poder político (aun cambiando de cargos elegibles).
Impugno porque tampoco quiero aceptar como inevitable que el poder judicial sea arbitrario, vetusto, circular y que maneja sus ritmos según la conveniencia del poder de turno y no con el ritmo de la justicia que las personas necesitan y siempre de difícil acceso. Impugno porque no acepto que la corrupción solo sea un dardo político de los discursos y no una verdadera luchar  que implique una decisión contundente, clara, ejecutiva y actual contra la corrupción porque estoy convencido que la misma afecta los DDHH en la democracia, porque la corrupción mata, destruye y aniquila. Porque creo que esta debe ser punida en presente, no en futuro próximo y menos “nunca”.
Impugno para no dar el voto  como una resignación sino que lo expreso como una certeza: Es hora de exigir una nueva democracia.
Impugno porque creo que es hora de una verdadera revolución intelectual. NUNCA JAMAS VIOLENTA
31/5/19

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