sábado, diciembre 30, 2017

Primeras notas sobre la indecencia


La palabra decencia es muy buena. Implica la decisión personal de ser como uno es (honestidad), utilizar lo que le queda mejor y es más adecuado a lo que considera (recato) y ser cauto con sus manifestaciones en pos de expresar inteligencia (modestia). El problema, como la mayoría de las veces, es cuando queremos imponer nuestra idea de decencia a los demás y pretendemos que haya una sola forma de medirla.



Allí, definitivamente caemos en la imbecilidad, de mínima, y en las tiranías como máximo. Todo con consecuencias nefastas para algunos (sobre todo algunas) o para todos, sobre todo, todas.

Dado a trazar una línea que separe lo que la “in” incluiría me atrevo a trazarla del lado donde pasan los delitos contra las personas y contra la población y nunca jamás en lo que incluya el baile, la piel, la vestimenta y los comportamientos libres y consentidos. Es decir, creo que antes de preocuparnos sobre un baile sensual, un vestido corto, una piel mostrada, un gesto “provocativo” o cualquier movimiento  o comportamiento púbico que pretenda cautivar a su interlocutor o interlocutora, antes que un gesto de cariño de quien sea con alguien que lo acepte, hay un listado más grande de problemas reales y que, por lejos, son completamente  indecentes. De esos nos deberíamos ocuparnos antes de "tontear" con las otras cosas.
Así, la violencia contra la mujer, los abusos sexuales, las violaciones, los acosos, las mentiras de los poderosos, el avasallamiento de los derechos de cualquiera, la falta de educación sexual, el machismos permitido, el lujo innecesario de los políticos y la aceptación que es adecuada, el nombre de “honorable” cámara de legisladores, la ironía de los incapaces que son jefes, la tragedia de las negligencias, las filas de cualquier tipo donde los ancianos deben suplicar sus propios derechos, la corrupción (causa número uno de la violación de los DDHH en democracia), el sexismo hostil y el benevolente, el ultraje a la diversidad, el menosprecio de lo que es diferente, el negar las posibilidades de construir futuro, al hipotecar el presente por desidia política y, un largo etcétera.

Definitivamente no puedo aceptar que la indecencia tenga algo que ver con la decisión personal y convencida de hacer algo, mientras no sea el uso de la violencia o que niegue el consentimiento de nadie. O sea, nunca jamás tiene puede tener que ver con la humana posibilidad de deleitarnos, compartir, intimar o disfrutar. Jamás de los jamases puedo aceptar que el baile sea indecente, aunque alguno pueda no gustarme. Jamás de los jamases debemos aceptar que la indecencia sea algo que justifique de cualquier modo al machismo, porque este es donde crece la violencia que más inhumano nos hace, la que ejercemos contra el que es diferente por serlo. 

jueves, diciembre 28, 2017

Deseos para el 2018

Año nuevo, viejos deseos pero renovados y, claro está, nuevos deseos también. Dados por escribir uno sabe que no dice todo pero sabe que vale la pena el intento. Me aclaro que esta lista no acota mi capacidad de deseo y que espero con ansias que a la vuelta de la esquina o en cualquier día, un nuevo deseo se sume.
 Deseo la compañía que te permite sentir que algo haces.  Es hermoso saber que el cariño es para todos, sin embargo, tener claro que hay besos y caricias que tienen nombre y que se acumulan mientras no los das. Porque dar cariño es un arte que tiene la esencia de lo compartido y el valor de reconocer un ADN particular.
Deseo el sexo, porque sé que el sexo es una de las formas de encuentro y de placer que nos produce la dicha de sabernos vivos y universales. El sexo no es solo eso, sino compartir la intención de descubrir nuevamente lo que ya hicimos y, tal vez, descubrir que en eso aún hay nuevos senderos. Es desear con la intención de ofrecer, ofrecer con la intención de entregarse y entregarse con la intención de estar. Deseo disfrutar más del deseo, orgasmear y lo que más implica eso que es ofrecerlo. Deseo la magia de intentarlo en la intimidad compartida siempre.
Deseo mantener la intención de viajar. Aprendí que viajar depende del dinero pero, que sin la intención de hacerlo sólo es una forma de acumular lugares en un álbum. Viajar es dejarse sorprender por lo diferente, renovar el disfrutar lo que ya conocemos y permitirse la aventura del encuentro. Es pensar en tu historia y en la historia y, con ello, reconocer que todo día es parte de un viaje. Con todo, valga decir, deseo que este año haya un viaje de esos que llamamos a un lugar exótico, otro a aquella ciudad que sé que volveré, a aquel lugar donde la naturaleza te brinda la calma y aquel donde la historia y el arte de muestran que la humanidad aún puede.
Deseo estudio, porque estudiar implica estar vivos, curiosos, interesados, motivados y con ganas de lo nuevo. Estudiar implica leer y leer es siempre una forma de intentar ver el mundo de otro modo y, a veces, con suerte, lograr hacerlo y al hacerlo darnos cuenta que la diversidad es un motor y jamás lastre.
Deseo diversidad para mí y para todos. Diversidad de colores, de sabores, de experiencias, de personas, de relaciones. Animarse a la experiencia humana real y sensible que está fundada por la diversidad total. Para ello comprender que no hay actitud más inhumana que negarla.
Deseo que no tengamos violencia y sé que es solo una expresión de deseo que no se conseguirá. Por ello deseo aún más que seamos más voces, más actitudes, más compromiso para evitarla y para protegernos a todos de ella. Que seamos capaces de hacer que las victimas nunca se sientan más víctimas con nosotros. Y ojalá, cuando seamos victimas alguien nos pueda dar la compañía para sentirnos mejor y recuperar lo que hayan querido arrebatarnos.
Deseo, por eso y por todo, que tengan educación sexual todos y todas siempre. Lo digo porque estoy convencido que esa educación es la calve para el presente, para el futuro y para todo. El camino de la felicidad pasa directamente por allí.
Deseo que la niñez de mi hijo se extienda todo lo necesario y que luego sepa conservar su manto de infancia permanente aunque, inexorablemente, se haga un poco más adulto todos los días. Ojalá, entonces, que yo redescubra la mía cada día, así, siempre tenga el juego, la sorpresa, la ingenua capacidad de encontrarse, la maravilla de la curiosidad que inhibe el orgullo sin sentido, la mágica sensación de dejarse sorprender con los detalles que algunos llaman “tonterías” jamás me abandone.
Deseo que uno pueda cumplir su trabajo y con ello sea retribuido de una forma justa pero también que al hacerlo uno encuentra la dicha de concretarlo, y la energía de renovarse. Que alguna vez alguien pueda llamarte maestro, o “Captain, my captain” y que ello no sea razón de soberbia, sino de esa simple vivencia de querer hacerlo un poco mejor.
Deseo que mis amigos y amigas mantengan la dicha del encuentro a pesar de mis formas y modales. Que sigan comprendiendo que no es cuestión de entender sino de hacer que el encuentro sea siempre un momento donde seguimos permitiendo el lujo de ser sin ser juzgados.
Deseo que el arte no me sea esquivo y que pueda permitirme la riqueza de poder disfrutarlo y compartirlo. Que sin arte estamos muertos, aunque uno sea limitado en ello. Porque el arte nos permite la sensibilidad de la humanidad toda.
Deseo que el baile no se interrumpa, aun cuando falte música. Bailar como si te viesen y disfrutarlo. Que nada inhiba el deseo de ser feliz y de expresarse, jamás. Quizás, así puedas generarlo en los demás. La felicidad, lo sepamos, puede ser contagiosa. Así que deseo humor, del que me hace reír, aunque no le guste a todo el mundo. Pero que todo el mundo sepa reír de lo que sea. Que el humor no nos falte para que así también haya más amor. Porque aunque no lo sepan hay una relación muy estrecha entre ellos.
Deseo que la lectura me acompañe nuevamente. Leer es escuchar cosas que conocemos, tantas veces, de un modo nuevo, como también descubrir que no conocemos casi nada y que todo se puede conocer y, es importante decirlo, es creer que imaginar es más que soñar, es construir senderos que alguien los recorrerá alguna vez. Deseo que aún pueda escribir, aunque sea repetitivo pero no ceder en la tentativa de buscar una forma de decir lo mismo de otro modo.
Deseo que mi familia sea feliz y que cada uno encuentre en sus quehaceres las razones para ello pero también que quieran compartirlo un poco más porque en definitiva ser familia es inevitable pero construirla es una decisión.
Deseo poder dar gracias porque las gracias es el único modo válido de agradecer lo que no tiene precio y que termina siendo lo que nos importa recibir: ternura, cariño, compañía, consejo, escucha, amor, alegría, amistad, respeto, interés, entre otras cosas.

Así que este 2018 sea una balance excelente entre lo que debemos dejar atrás, lo que nos va a llegar y lo mejor que siempre tenemos y disfrutemos. Vamos, comienza el año, no lo desperdiciemos y le saquemos jugo. Los demás también cuentan con nosotros.

sábado, diciembre 23, 2017

Navidad



Hay aroma a muchas cosas en navidad. Seas creyente o no. Te de lo mismo ir a misa o cantar villancicos. Pero hay ese perfume que nos habla de humanidad. Hay encuentro y deseo de encuentro. Hay la intención, el compromiso y la actitud de ofrecerse y de ofrecer sonrisas. Aunque cuesten, en ocasiones. Hay la secreta intención de solidaridad permanente y la concreta manifestación de ella. Hay color, hay esas rendijas donde nos autorizamos a creer que la paz no es un logro solamente, sino un estado de nuestra esencia. Hay intención concreta y vocación para con el otro. Además, valga decirlo, nos cuesta un poco menos que otras veces.


 Eso que llaman el “espíritu navideño” aunque no creas y sea solo un producto que creció con películas edulcoradas y alguna publicidad de coca cola. Sea de un modo u otro, es, estoy seguro, la época del año donde más nos permitimos exhibir ese dejo de humanidad que nos encanta. Eso que nos hace cercanos, que nos permite oasis de felicidad, que nos invita a la compañía, que nos liberamos de cargas y podemos desear que el otro esté bien, y decirlo sin límites.

Si, también donde, vía redes sociales, copiamos y re copiamos y enviamos y volvemos a enviar las mismas tarjetas que nunca jamás compraríamos en papel. Compartimos humor, compartimos videos, compartimos mensajes gastados pero en estos días lo sentimos como una forma de respirar, como una forma de perdonarnos, como una forma de deleitarnos.

No importa la creencia, no importa si hubo un pesebre o no, no importa si papa Noel la sudaría feo con los 40 grados de mi ciudad, no importa si los renos vuelan y si el árbol tiene una nieve de ficción. No importa nada de eso, solo es maquillaje, lo que importa, sigue importando siempre que en esos días somos capaces de sentirnos que “somos justos”, como diría Borges y así, seguir salvando un poco la humanidad. Solo por ello, la leyenda, el mito o la historia, según tus creencias, ya vale la pena. Así que la celebremos por ello y por más, valga decir: FELIZ NAVIDAD PARA TODOS, PARA TODAS. 

viernes, noviembre 17, 2017

A mis 51

Nuevo cumpleaños. Aquí estoy con mis propios mambos a cuestas, con mis balances que sólo dan positivo porque decido que así sea. Aquí estoy celebrando que estoy vivo. Sabedor que mi deseo está presente y que mis ansias de amor tienen la solidez de siempre y, tal vez, las carencias que ya conozco. Con una usina de ideas que varían desde alocadas hasta inusitadas. Capaces de construir un universo y, en ocasiones, no encontrar la salida de un espacio reducido.
A mis cincuenta y un año estoy convencido que mi vida ha sido un camino de andares desparejos pero andares en fin. He vivido un poco mucho y muy poco de mucho. Pero siempre dependerá de a quien tomó como metro-patrón.
Lo cierto que, por ejemplo, sé que he sido deseado más veces de la que me di cuenta. Para bien y para mal. Pero aunque mis cuentas sean equivocadas, puedo poner en el haber algunas mujeres seguro y hasta un hombre. Sí, lo sé, porque fue el único que ante mi ceguera para ver las insinuaciones y  provocaciones osó hacer lo que siempre he pedido a las mujeres: decir con todas las letras cual era su deseo, para poder decir que no. Yo, por mi parte, he deseado a mujeres, solamente, muchas más que aquellas con las que pude hablar en el lenguaje del cuerpo. A veces, pienso y evoco que aquellas que no tuve respuesta,  y me pregunto si fueron esas que no entendí sus maneras de decirme, algo y que, al no escucharlas correctamente, no supe jamás que compartían lo suficiente el deseo como para que podamos acercarnos un poquito.
Me han amado con la medida que cada uno quiso. Creo que demasiado en ciertas ocasiones y en otras, bastante menos. Yo, por mi parte, he amado a mi manera, con mis propias formas de ver el amor y de ofrecerlo con mis límites y mis ansias. Pero he amado y he sido amado. No siempre por aquellas que me hablaron de amor.
He escrito y persisto en la intención de hacerlo. Busco rimas, prosa y sentidos para traducir con letras caprichosas una forma de ver el mundo. Escribo para decir mi deseo, para expresar mi sentir, para indagar sobre lo que veo, para cuestionar lo que pienso, para deleitarme con la posibilidad de acertar el orden de las letras, para olvidar el pasado o, mejor dicho, para que me perdone. Le saco jugo al placer haciéndolo.
Soy capaz de escuchar de un modo que pocas personas pueden hacerlo a pesar de mi hipoacusia que limita lo que escucho. He aprendido a comprender que hay otras formas de ver las cosas que la que tengo.
He descubierto que puedo bailar, aun sin seguir el ritmo, sin que la música me acompañe. Y celebro cuando alguien se anima a sumarse a mi cuerpo en movimiento en cualquier de las formas. Aun quiero mi pareja de tango para construir un poema en movimiento.
Me río aun, de lo absurdo, porque ese humor, que tal vez sea catalán, me sigue produciendo risas. Me gusta sonreírme frente como muestra de cariño y de compartir. Sigo armando viajes imposibles, por lo económico o por lo que fuera, pero los sigo pensando como posibles. Aun creo que debo volver a Paris y conocer aquello que aún no conozco.
Me fascina dar clases y, aunque soy medio irresponsable, improvisado y me juzgo mal, sé que a veces soy un verdadero maestro. Y que la pasión florece de un modo que contagia. Soy sensible y por eso sé que el arte es parte de mí y que necesita aún expandirse más. Me gusta el teatro y sueño con hacerlo aún más.
Quiero aún jugar más y que el juego sea una forma de reírse, una forma de estar cerca.
Soy un defensor de la única coherencia que vale la pena siempre defender: el otro siempre importa aunque uno sepa que no a todos los otros podemos soportar. Venero la intimidad, que sé hacerla aparecer de la nada si la otra persona sólo pone la disponibilidad.
Soy humano, completamente humano y con eso van mis limites, mis fracasos, mis errores, mis olvidos, mi pena, mi dolor, mis ausencias que horadan mis sentir. Pero también esa intención renovada de ser y estar con la suma de mis posibles para poder hacer un imposible más, todos los días.

En definitiva, sigo procurando contentarme con lo que haya, aunque siempre espere y procure el infinito al cual todos estamos llamados.

sábado, octubre 21, 2017

Educación sexual integral, nuevamente (II)



Los que estudiamos la educación sexual, tanto como idea, como hecho y como suceso, estamos sensibilizados para ver todos los días, en la realidad cotidiana, como aparece la necesidad imperiosa que esta educación tiene y, por lo tanto, la urgencia de su implementación según la ley que existe en vigencia, por ejemplo, en Argentina y, subrayemos, es de alcance nacional (mi provincia Tucumán está adherida, por lo tanto, desde su sanción en el 2006). Hechos llamativos como lo que pueden suceder, por ejemplo, la exhibición de una opinión personal desacertada (eso visto desde el plano científico, social, cultural, espiritual, legal y psicológico) de una docente de un colegio secundario en mi provincia, ponen de nuevo en evidencia lo que no estamos haciendo: hacer una buena educación sexual integral (según la ley). O sea de la única forma que se debería hacer y exigir: haciéndonos cargo responsablemente de la misma como comunidad educativa. Pero no nos confundamos: este hecho, más allá de lo repudiable, es una prueba más que estamos dejando que la educación sexual sea algo de lo que no nos hacemos cargo como sociedad, como responsables de la educación y, también, como padres y madres.

Todos estaremos de acuerdo que cualquier educación que se base en mitos, en falacias, en opiniones, en errores y en prejuicios esta equivocada. No toleraríamos que eso sea lo que se de en cualquier contenido curricular donde van nuestros hijos. Pues les recuerdo, entonces, que la educación sexual es un contenido curricular que se imparte directa o indirectamente. ¿Nos preguntamos que se da? ¿Hablamos con nuestros hijos y los escuchamos para saber lo que ellos ven, escuchan, leen tanto de manera formal como informal? Vuelvo a insistir, lean la ley de educación sexual y vean los objetivos. Estoy seguro que si esto se realiza la resistencia a la educación sexual será casi nula. Porque se comprenderá que la educación sexual integral implementada como cuestión educativa seria es una de las mejores garantías que tenemos que nuestros hijos e hijas tengan más herramientas para que puedan vivir sin violencia, capaces de vivir la felicidad, con relaciones interpersonales positivas y creativas, en definitiva, ser capaz de desarrollarse integralmente. 

sábado, septiembre 09, 2017

Educación sexual integral, nuevamente


Los titulares de algún drama sorprenden, impactan, golpean. Sin embargo siempre son sobre cosas que pasaron y que ya no se puede hacer nada para prevenir. Nos permite poner el grito en el cielo o debatir con intensidad lo que puede ser evidente. Lo que sigue importando es si detrás del titular –la punta del iceberg- vemos el resto y luego de preocuparnos nos ocupamos. Esta semana fuimos sacudidos como sociedad por una relación sexual entre un adulto y una adolescente que llegó a la luz porque se hizo pública por un problema sanitario legal. Detrás de este hecho existe una realidad que aún no nombramos: lo que hoy se conoce como la sexualización precoz y la hipersexualización. Realidades casi inevitables en nuestro mundo actual. 
Frente a ello no es momento ni de rasgarse las vestiduras ni de excluirse del problema (mi hija, mi hijo no lo hace), es hora de tomar conciencia de la única pregunta importante: ¿estamos dando a las personas las herramientas para hacer una buena prevención de esto? Mi convicción es que no lo hacemos, aun reconociendo esfuerzos, dedicaciones, aciertos y disposición de padres, docentes, madres y profesionales. Se hacen cosas, nadie duda de eso, pero ¿estamos potenciando lo que se realiza, lo estamos sistematizando, lo estamos generando como una verdadera vacuna de prevención? Diciéndolo corto y, pecando abiertamente de reiterativo, ¿estamos haciendo una educación sexual integral que nos garantizaría dar mejores herramientas para prevenir gran parte de estos problemas? Aún más pertinente, ¿la estamos exigiendo como un derecho, una necesidad, una urgencia?

El titular dejará de ser titular en días pero el tema ni se terminará ni dejará de ser urgente. Nunca más verdadero algo de lo que nos llenamos la boca: la base es la educación. Pues si lo pensamos, lo creemos, lo sentimos, es hora de transformarlo en una realidad. La niñez de hoy, la adolescencia actual necesita de nuestra mayor responsabilidad en lo que define el futuro de todos que no es la elección de una profesión, sino el aprender sólidamente habilidades sociales y comunicacionales, ofrecer herramientas concretas para gestionar los conflictos interpersonales que incluyen el ser capaz de decir “no”, aumentar la estima para protegernos en nuestras relaciones, potenciar la certeza del consentimiento, entre otras cosas. Dicho sencillo, una educación sexual integral como la ley que tenemos en vigencia lo ordena.

viernes, septiembre 01, 2017

Día de la salud sexual 2017


El 4 de septiembre se celebra el Día mundial de la Salud Sexual. Cada año se escoge un lema, con el objetivo de focalizar la reflexión y promover las acciones. El lema 2017 es: “amor, vinculo e intimidad en la salud sexual, una posibilidad para todas las personas”. Un lema que pone en palabras un axioma central para quienes trabajamos en salud sexual:
La salud sexual abarca la totalidad del ser humano, por ello es de una obviedad total que excede por lejos lo genital, aunque lo incluye también.
En esta perspectiva tenemos que pensar y trabajar. Tres elementos me parecen que pueden sustentar esta posibilidad:
1] Insistir en la implementación de una educación sexual integral (en mi país, Argentina, según lo indica la ley nacional nº 26150, una ley maravillosa que busca lo integral). La falta de una educación sexual real y responsable (o sea que sea sistemática, integrada, formal, actualizada, constante) sigue siendo una deuda que existe en el mundo tanto con nosotros, como con nuestros hijos y con nuestro futuro. En la educación sexual están las semillas que pueden generar antídotos contra la violencia, producir realmente una equidad en las relaciones y dar herramientas específicas para que las personas tengan la capacidad de disfrutar de relaciones sanas y, por ello, satisfactorias y, por consiguiente que sean capaces de amar de modo pleno (Nivel educativo).
2] Renovar el esfuerzo sin concesiones para que todos comprendan que la diversidad es una riqueza de la humanidad en todo su sentido, y que por lo tanto una sociedad crece en la medida que podemos respetar la misma y generar una lucha denodada contra todo tipo de discriminación, explícita o implícita. Para esto, que comienza con la educación, debe plasmarse en leyes que protejan la diversidad, fomenten la posibilidad de expresarse, genere equidad en salud y que se canalice la comunicación como un recurso genuino (Nivel sociocultural y legal).
3] Generar espacios de intercambio y consulta donde las personas tengan la posibilidad de plantear sus dudas, comprender sus problemas y aspirar a una solución. En la actualidad los profesionales de la salud pueden dar respuestas para mejorar la vida sexual de las personas. Esto es también un derecho que se debe solicitar (Nivel sanitario y personal).
Estas opciones buscan una sola cosa: que el ser humano sea capaz de vivir su vida sexual de un modo que se potencie su ser. En esas condiciones la salud sexual se asienta sobre este lema de este año: amor como posibilidad del encuentro, vínculo como condición de la libertad e intimidad como consecuencia del consentimiento. Fomentarla con todas las posibilidades que hoy la ciencia, la cultura y conocimiento lo permite debe ser más que una expresión de deseo, sino un esfuerzo sistemático para ello.
La salud sexual tiene que ver con la vida plena de las personas. Lo pensemos y lo vivamos así comprendiendo y veremos que la sexualidad plena, saludable es consecuencia del uso de la comunicación asertiva, del fomento permanente de la autoestima, del empoderamiento de las personas para generar un mejor consentimiento, de la autonomía del deseo, de la responsabilidad constante por uno y por el otro,  entre otras cosas.
La salud sexual es un derecho humano innegable y que hoy, finalmente lo vemos como imprescindible. Desconocer esto es una ignorancia, no hacer lo necesario para que se desarrolle como tal es un delito y, para los puristas, sería “un pecado de omisión”. Es hora que lo comprendamos. Así que vamos todos y todas a intentar que este lema 2017 sea más que una expresión de deseo, sea una forma de vivir nuestra vida.

lunes, agosto 14, 2017

Sobre la violencia

No eres mi mi madre ni mi hija.
No eres para mi ni buena, ni simpática y si lo fueras, no me importaría.
No te deseo para nada; realmente no quiero hablar contigo. 
Sé que no te conozco,  pero tampoco quiero hacerlo.
No me importa ni un ápice si eres sensible; tampoco me interesa saber si eres más o menos inteligente o capaz que yo o que cualquier de las personas. 
No tiene, para mi, ninguna  importancia tu historia de vida, ni lo que haces o dejas de hacer. Menos si tiene proyectos geniales o los mismos son malísimos. En este momento me importa nada, absolutamente nada si eres conservadora, liberal, humilde, orgullosa o cualquier cosa.
Me da exactamente igual cualquier cosa que te interese, te guste, desees, busques o lo que fuera.

Sin embargo, deseo con todo mi ser que jamás sufras violencia ni tú ni ninguna mujer. 
Ansío que podamos hacer que este mundo sea un poco mejor y sé, sin lugar a dudas, que para ello hay que vivir sin violencia y combatir toda forma de violencia que exista. 
Por ti , por mí, por mi hijo y por mi amor. Porque estoy seguro que nunca habrá un mundo bueno para vivir si no logramos erradicar la violencia.
Así que sí, no te conozco pero eso no importa, no pienso en ti, hasta digamos que soy egoísta, si te sirve. Sólo importa una cosa: No quiero otro día, nunca mas, que  haya  violencia contra ti, mujer. 

sábado, julio 29, 2017

Excitación y deseo

Pensaba en la siguiente premisa: si la excitación es central para una respuesta sexual óptima, es el deseo el que hace que la vida sexual sea maravillosa. La excitación como tal  (erección en el hombre, exudación en la mujer, simplificando mucho) garantiza que la respuesta sexual se pueda concretar, es más hasta en la misma se puede gozar. Una buena respuesta sexual es formidable e implica una dimensión de la sexualidad que se debería disfrutar siempre mucho más, el sexo en su sentido más conocido. Es decir, que el pene esté erecto y la vagina bien húmeda para que la penetración sea genial y maravillosa. 
Esa mirada “coitocéntrica” es algo que se busca y, obviamente queremos, principalmente los heterosexuales (también simplificando aún mucho más). Aún en la visión amplia de la sexualidad, el coito mencionado ocupa un lugar importante. Esto no conlleva, obviamente ninguna reducción a solo esto.

Pero es el deseo lo que hace que la vida sexual sea una forma constante de descubrir más caminos para que nuestra esencia de seres eróticos se expanda inexorablemente. Es más, diría que lo único que puede mantener una relación sexual intensa durante un periodo largo es el deseo como forma de saber que ese cuerpo de esa persona que está en ese momento contigo sea ideal para recorrerlo con el gozo de hacerlo. 
Es el deseo que empuja a imaginar cómo real lo que podría parecer imposible. Es el deseo que se anima a fantasear y, con ello, cultivar el gozo, por más que sea sexo simple. Es el deseo quien permite que alguien pueda ocupar el tiempo para besar, acariciar y volver a hacerlo sin prisa y sin pausa. No es la excitación. Aunque, esperemos que la excitación aparezca todo lo necesario para poder hacer que la respuesta sexual sea óptima, sabiendo que la respuesta incluye la excitación y otras cosas.
El deseo es quien permite que la previa sea excitante, lo que hace que el camino al gozo sea posible. Es el deseo quien permite que el placer sea una forma constante de encontrarse con el otro, a través de los sentidos, a través de lo palpable y, valga señalarlo, también de lo intangible. La suma de eso hace que el placer sea una forma más de estar luego que la excitación cumplió.
Por ello si quieres una vida sexual plena, cultiva tu deseo siempre. La respuesta sexual no será un problema, pues aun cuando pueda haber algún inconveniente relacionada con ella, de cualquier tipo, tendrás más recursos para resolverlo, superarlos y siempre en el camino disfrutar el gozo de saberte capaz de orgasmear siempre. Así que nos excitemos todo lo que queramos, montados sobre el deseo, así, seguramente, tendremos "más sexo del bueno".

domingo, julio 23, 2017

Abrazar

Los gestos que nos acercan al otro son siempre simples, capaces de ser reproducidos infinitas veces. Son, en realidad pocos gestos, que parecen que se hacen iguales cada vez que lo hagas, con quien lo hagas. Así un beso, dentro de su abanico de posibilidades, tiene una forma, digámosle, anatómica y fisiológica de hacerse que se repite con un margen estrecho de diferencia. También es así con las caricias y con el abrazo. Sin embargo, los que los experimentamos a ello (¡ojalá todos!) sabemos que hay una diferencia esencial. Que ni un beso, ni una caricia, ni un abrazo son los mismos, por más que se repite, inexorablemente, lo que hacemos.
Creo, que todos esos gestos suelen tener una suerte de ADN muy preciso. En el caso del abrazo como una “impresión” muy clara de la abrazada. Será, tal vez, porque siempre implica el dejarse abrazar (de nuevo se puede extrapolar para los besos o las caricias o, en definitiva, para cualquier gesto de sentir.
El “ADN afectivo”, por ponerle un nombre que evoque la especificidad, se arma en este caso por la suma imposible de quien  abraza y de quien se deja abrazar. Quizás es la esencia de lo que Pablo Neruda, como poeta, sintetizara al decir que “En tu abrazo yo abrazo lo que existe”.
Además, señalemos una evidencia, por más que algo se repita casi matemáticamente nunca es lo mismo a nivel afectivo. Algo así como si “nunca te bañas en el mismo rio”, nunca jamás abrazas igual. Así, jugando un poco con los símbolos, digamos que un abrazo es una ecuación casi matemática donde la precisión existe pero obviamente se olvida. Uno abraza a otro y solo puede hacerlo perfecto cuando ese otro se deja abrazar.
Como siempre sostenemos, el sentir nunca tiene como condición la reciprocidad, aunque esta es excelsamente maravillosa y genuinamente estimulante. Pero, no obstante ello, hay gestos que precisan siempre el otro, que recibe, consiente y nos devuelve, sobre todo, su presencia y la fragancia del momento.
Abrazar a alguien, es permitir que ese gesto simple, sea, en ocasiones, un canto al encuentro un poema de vida, que en otros casos, sea la prueba de la certeza de la confianza, que siempre contenga la disposición del espíritu para elevarse y que, en ciertas situaciones, ofrezca la posibilidad de “unir las partes que están rotas”.

Así que cuando abracemos, dejemos lo mecánico, eso es lo fácil, y procuremos  la orfebrería de lo que nos hace humanos, encontrarnos con el otro, que a su vez, nos deja ser “otro”.

viernes, julio 14, 2017

Fetiches

En el sexo estar desnudo es parte del escenario posible, como lo es adorar la desnudez, puesto que ella es la forma de sentir que la intimidad es un lujo que construimos artesanalmente. Es la desnudez máxima la forma de establecer vínculos que el sexo lo puedo confirmar. Uno mismo y cada pareja precisa aprender que la desnudez compartida es la simple y profunda elocuencia que puede ser la portavoz en lo que se refiere a encuentro, a sentimientos, a pasión, a interés y a la seguridad que da la fragilidad protegida. 
Sin embargo, somos seres que disfrutamos –o deberíamos disfrutar- todos los sentidos y con ello ser capaces de sumergirnos en esos estímulos que son capaces de hacer la desnudez que llegará tenga un camino que nos haga sentir que todo es parte de un lujo de poder compartir.
En ese camino obviamente los fetiches tienen un lugar preponderante. Aclaro fetiches es una forma de incluir cosas (detalles, vestimentas, accesorios) que no son juguetes sexuales sino que estimulan el deseo desde el atractivo visual, principalmente, aunque no el único sentido en juego.
Entre los fetiches que siguen teniendo un peso enorme en la relación heterosexual (en este lugar me posicionó y lo hago desde el lado masculino, valga aclararlo) anoto -sin pretender ni ser exhaustivo, ni ordenado- lo siguiente: los tacos agujas (sandalias o botas indistintamente, pero estas últimas mejor bucaneras), la lencería provocativa, las tobilleras, las transparencias y las faldas cortas -aún más cortas de esas que te imaginas- y las largas que tienen ese tajo imposible, las prendas que muestran un hombro, los colores vivos, salvo el cuero que puede ser cualquier color, el látex  (con limitación puesto que es más para otras fantasías), las medias negras de seda (¡cómo pude olvidarme!). Comprendo claramente que es una concesión de la otra persona y por ello parte de tres cuestiones muy concretas. Esas son las cosas que debemos tener en cuenta antes que nada:
1-      Es un ofrecimiento que hace una persona porque hemos sido capaces de decir que lo deseábamos o que lo usará si es que lo mencionamos. Es decir, hay que hablar, hay que comunicar. Todo aquello que mejora la comunicación mejora el sexo. La comunicación es el uno de los caminos que acrecienta el compromiso.
2-      Puede ser que la otra persona no le guste en particular algo de esto o le resulta incómodo, si así lo fuera, le demos valor cuando decide hacer esa concesión. El sexo es mejor cuando pensamos un poco más en el otro y en su placer. Esto implica la contraparte, que el otro también lo haga. Esto es quizás la llave para que la pasión sea una forma constante de encontrarse.
3-      Esto nos da el tercer elemento. Debemos pensar que al pedir (sea con palabras, con sugerencias o con la disposición del otro para saberlo) también debemos estar dispuestos a hacer lo mismo. O sea, también hagamos concesiones. Esto es lo que se da cuando la intimidad es una forma de estar con el otro, de buscarse y de permitirse ser.

Pues en esa lógica, quizás el gozo del sexo, sea algo tan lógico como obvio cada vez que lo hagamos.

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