martes, diciembre 28, 2021

Deseos 2022


Al comenzar este nuevo año, es lógico que pensemos en deseos. Ese ritual nos hace tan humanos, tan maravillosamente humanos, porque desear es una de las formas de expresión de nuestro ser, tanto de lo que somos como también de aquello que aspiramos a ser.

Desear no es sólo decir cosas que uno imagina, no es tampoco “mentirse un poco” con planes que nos exceden y no creemos realmente. Desear es recuperar vivencias, darles consistencia a los sueños, procurar estímulos y canalizar las convicciones. Desear es ofrecernos la posibilidad de transformar nuestra realidad para que se parezca a aquella realidad que anhelamos, buscando lo que sentimos como necesario y que motiva a la acción. Cuando uno desea, busca los senderos que conducen a ese objetivo o procura los estímulos que hagan más fácil el conseguirlo. Desear no es una metáfora para el movimiento, desear puede y deber ser un motor.

Ahora bien, esto implica que los deseos no salen de la nada, sino de convicciones, experiencias, confianza, necesidades y conocimiento. Por eso los deseos se repiten tanto y tantas veces: no se trata de ser innovador en ellos sino persistente.

Todos podemos hacerlos, por lo tanto, también los hago aquí y los enuncio. Seguramente no hay mucha sorpresa, creo que varios pueden coincidir en uno o en todos de los que a continuación planteo.

Como estoy convencido que la vida debe ser estimulada, deseo que el arte esté presente, y que se permitan el arte como una forma de expresión. No debería existir ser humano que no haga el intento serio de manifestar su sensibilidad de la forma que pueda o quiera.

Como no hay ninguna historia que careza de una buena banda de sonido, deseo que la música os acompañe como sea posible. Una melodía, una canción que se escuche con la emoción sincera que se genera. Y con la música, deseo que haya baile. Como aprendí hace un tiempo, el baile es la forma que tenemos de hacer que algo bueno se movilice dentro de uno y nos hable de la cotidiana sensación de estar bien.

Deseo que este 2022 tenga todo el sexo que se pueda, que no quiere decir otra cosa que la posibilidad cierta de disfrutar el placer de compartir un momento donde la desnudez sea una de las formas de crear momentos. Pero valga decirlo, cuando uno dice sexo, es el que se consiente, porque sino es, simplemente, un crimen.

Deseo que el diálogo no sea una opción sino la decisión permanente que elijamos. Dialogar permite la posibilidad cierta de llegar a la paz, aunque no sea una garantía al 100 %, más es el camino más certero.

Deseo que “compartir lo que se pueda” sea entendido como la forma más segura de generar los cambios que ansiamos. Es muy conocido que lo que se entrega con convicción hacia el otro tiene mayores posibilidades de producir efectos benéficos.

Deseo que la intimidad sea una forma concreta de encontrarse con quien uno quiera. La confesión no es sólo decir lo que uno cree que no está bien, sino una de las formas de mostrar la fragilidad inherente a la humanidad para que sea protegida.

Deseo que la diversidad, bendita diversidad, sea asumida como la riqueza incalculable que tenemos como sociedad que quiere crecer. No hay nada más elocuente que ver que la diferencia sólo nos muestra la maravillosa consistencia de la igualdad.

Desear la salud parece necesario, pero más deseo que se dediquen a su salud (que incluye la salud sexual, lo debo decir), porque ella no viene de arriba, por más que sea un don, sino que se la conquista día a día con los mejores hábitos y la prevención necesaria. Por ello, deseo vacunas para todos, más para los que son anti vacunas y que están perjudicando al resto.

Deseo que la lucha contra la violencia tenga aún mejores resultados, pero, sobre todo, que no genere el daño de su presencia y, mucho menos, que haya que seguir lamentando que haya una menos.

Deseo que la educación que pregonamos como la base de todo, sea una realidad incontestable y, porque ya lo saben, no quita que es bueno repetirlo, que la educación sexual integral sea una realidad constante.

Deseo que el camino a la paz se construya desde nuestro interior y logre ofrecerse a los otros. Nadie construye la paz sin intentar que el otro esté un poco mejor.

Deseo que, por un momento, seamos conscientes de que lo que hagamos, como lo hagamos, debe ser válido desde el momento que es aquí y ahora y procura, con convicción y alguna certeza, un tipo de bien.

En definitiva, deseo que las utopías que ansiamos puedan tejerse en ese momento que somos capaces de construir cuando lo intentamos. Por eso y por más, desear un Feliz 2022 no es otra cosa que la secreta plegaria que siempre ansiamos: un lugar de paz y felicidad bordado en el cotidiano con los recursos que tengamos, pero con la convicción de merecerlo.  

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