lunes, diciembre 26, 2022

Deseos para el 2023

Fin de año, un día diferente en el calendario como casi todo el año y un número que cambia. Sin embargo, el ritual continúa siempre. Nos imaginamos que empezamos un nuevo ciclo y está bien que así sea. Las personas necesitamos la pausa, el festejo y el creer que lo que viene será mejor. Además, este año terminamos campeones del mundo y estoy seguro que tantos los deseamos allá en diciembre del año 2021 que podemos imaginar –y aceptar la ficción- que los deseos bien pensados se cumplen.

Pues les quiero compartir mis deseos con la secreta pretensión que ustedes puedan tomar letra para asumir alguno de ellos como propios. Así que vamos por la tarea. Deseo un 2023 que tenga uno de los trípodes más virtuosos que podemos concretar: en primer lugar, vínculos que nos permitan sentirnos en esa compañía que nos hace crecer y nos da el coraje para intentar siempre lo que nos permite sentirnos útiles, capaces, dispuestos cercanos; en segundo lugar salud, que no es sólo lo que el chequeo dice –aunque es tan importante hacerlo y valga como recordatorio- sino aquella que nos permite sentir que nuestras capacidades de hacer cosas y compartirlas sólo tienen el límite de nuestra decisión y, finalmente, que las emociones y los sentimientos se puedan expresar. La vida está siempre mejor cuando somos capaces de exteriorizar las emociones positivas y dejar que fluyan (el 18 de diciembre pasado hemos visto que todos y todas tenemos esa capacidad).

También deseo que el arte, esa capacidad maravillosa de tejer -con lo que tenemos de talento o intención-, algo para mostrar la sensibilidad que hace pensar o sentir y que eso sea el trampolín para cambiar el mundo. Nuestra vida siempre necesita del arte, ya sea siendo testigo de aquel o producirlo. Yo estoy convencido que las personas tenemos la capacidad de expresar con arte algo de lo que vivimos, sentimos y creemos. Así que elige el que quieras y acomete con ello con el entusiasmo del principiante y la convicción del decidido. Hay tantas posibilidades y lo que importa es asumir esa posibilidad y dedicarnos lo necesario.

Otra cosa que siempre debe formar parte de los deseos son los viajes, porque creo que somos nómadas por definición, aun cuando nos quedemos en el mismo lugar toda la vida. Lo creo porque esta, cada vida, es un recorrido permanente encontrando a tantas personas en el camino. Pero, soñemos que este año nos tocará ese viaje que hemos deseado desde siempre, como prueba de esperanza.

La comunicación como nuestro norte de aprendizaje que sea uno de los deseos de este 2023. Todos sabemos que, independiente de nuestras capacidades para comunicar, aún podemos hacerlo mejor siempre. Para eso sólo es necesario escuchar un poco más, ejercitar la empatía con seria disposición e intentar siempre en las formas de perfeccionar lo que queremos decir. La claridad en decir lo que sentimos, deseamos, necesitamos y no queremos es el camino más seguro hacia nuestra felicidad y, de ese modo, a la de los demás que nos acompañan. En esto valga que desearía que haya más mensajes personales y menos emojis y copy and paste. Para eso, libera el corazón y avive el seso (Manrique dixit) y que cada uno diga más de todo lo que uno quiere decir.

Porque esta columna tiene como tema central la sexualidad y, además, porque la creo axial para la humanidad van mi deseo también para que el sexo tenga la importancia que reúne la libertad, el consentimiento siempre, el placer como intención serena pero indiscutible, la intimidad como posibilidad cierta para ser más humanos y el cuidado como condición necesaria innegable. Pero también el convencimiento irrenunciable que sólo una educación sexual integral puede contribuir a crecer como sociedad siempre.

También deseo que la fiesta del 31 sea siempre como toda fiesta que nos merecemos: con la alegría de compartir, la sensualidad del baile, la diversidad en la comida, los abrazos que siempre nos acercan, los besos que ansiamos, las palabras que nos animamos a decir. Por eso que la fiesta se repita todo el año, regularmente, con las excusas que queramos.

Por todo eso, valga decir y brindar por un Feliz 2023.






jueves, diciembre 22, 2022

Regalos

 Un escritor americano, Gary Chapman, escribió un libro que se llama los cinco lenguajes del
amor. Dice el autor que ellos son: Palabras de afirmación, Tiempo de calidad, Actos de servicio, el Contacto físico y Dar regalos. Cada punto parece muy simple y obvio. Sin embargo, sabemos por experiencia que no lo son. Nos cuestan mucho o poco, pero nos cuestan. Es más, hoy que estamos en navidad, por ejemplo, pudimos ver el problema de los regalos, aunque también el placer de los mismos. El problema surge porque elegir un regalo es una prueba muy dura. Dura tarea, casi olvidada por algunos que encontraron dos salidas honrosas a este laberinto: no hacer regalos o pasarle la obligación al obsequiado con la famosa pregunta, “¿qué quisieras de regalo?”. Terrible pregunta, que al recibirla nos entierra en disquisiciones de todo tipo. Así, el obsequiado pretender salir de la encrucijada a través de respuestas desgastadas: "cualquier cosa", "no te preocupes", "no es necesario", "un detalle" o la más simple y alejada de la realidad: “nada”. Pero esas frases, tan vetustas y sin sentido, no nos liberan, sino que nos convierten en parte del suplicio que es elegir un regalo. Claro, no podemos responder lo que deberíamos: no me compliques la vida. Es tu decisión pues es tu regalo hacia mí. Así que resuélvelo tú. Tú lo debes elegir y tiene que producirme placer. Si no has conseguido saber lo que quería a través de nuestras conversaciones, a ti de decidir. Pero, irremediablemente, caemos en la trampa. Respondemos con evasivas, pero respondemos. Allí nos encontramos en medio de una situación complicada: decir que queremos que nos regalen.

La última vez que me pasó me dije que no podía soportar esta afrenta a la sorpresa sin decir algunas cosas al respecto. Es necesario reaccionar sino, ¿qué sentido tendrán los papeles de colores y los moños si ya no habría sorpresas? ¿Cómo podremos jugar con nuestro deseo si lo que pedimos se concretara sin tener que pasar por ese “ir y venir” que sólo el deseo produce?

Me resisto a ello. Pero al mismo tiempo comprendo que no todos piensan así y por ello uno termina, a veces, con regalos inconsistentes que se amontonan o que no tienen ningún recuerdo escondido en su contenido. Entonces, pensé que deberíamos tener nuestro propio manual de los regalos. Es decir, saber que queremos y que cosas no nos producen placer. Pero, sobre todo, saber qué es lo que le produce placer a esa persona que, apelando a la idea de Chapman, recibe nuestro lenguaje del amor.

Para pensar en los regalos, creo que debemos recordar lo obvio: un regalo es algo que se desea. Pueden ser algo que sea caro o sino, algo que sea practico o sino, un detalle que habla de mensajes, de recuerdos, de expectativas y de momentos compartidos.

Para saber el deseo, es importante haber compartido un momento, nunca más bien definido como una intimidad compartida, allí es cuando se aprende el color de los ojos cuando la otra persona desea, el anhelo que persigue un corazón, las ansias de un viaje que se construye. Los regalos caros, casi no son regalos, pues no se piden, se exigen (salvo algunos niños que todavía no reconocen que esos papelitos de color son el objeto del deseo de algunos indeseables). Los regalos prácticos son equilibrados, a la mitad de las personas les produce incomodidad pedirlos y al resto les parecen necesarios, pero no saben cómo darlos, por incomodidad. Los últimos, los que llevan mensajes, no se pueden enunciar se deben descubrir con la sorpresa y el aliento contenido cuando el papel se rompe con una pizca de desesperación y un anhelo que nos pide ser niños por un segundo más. Por eso, no preguntes que quiere alguien como regalo, sondea tu ánimo, equilíbralo con tu día, tradúcelo en el otro, acomódalo a tu billetera y apáñate como puedas.

En definitiva, el lenguaje del amor siempre debe traducir, lo que fuera en un te tengo tan presente porque tu existencia me hace sentir bien. En esto, es importante recordar lo que Fernando Pessoa sintetizo tan bien: “El valor de las cosas no está en el tiempo que duran. Sino en la intensidad con la que suceden. Por eso hay momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables”. Así que, por esas personas, valga decir siempre Felicidades con un regalo.

viernes, diciembre 16, 2022

Jugar la final del mundo….(y ganarla)


Hoy se juega la final y, aquí, en nuestro país, deseamos fervientemente que se dé el título. Que luego de tantos años seamos campeones mundiales. La pelota rodará y en ese momento pensaremos que es un evento fundamental para la vida. En esa situación siempre me acuerdo de una hermosa y profunda reflexión de Alejandro Dolina. El locutor –y tanto más- dijo que el secreto del futbol –como del teatro- es zambullirnos en la ficción de creer que eso que pasará durante noventa minutos y, por lo tanto, el resultado es trascendental, manteniendo la certeza mental que no lo es. Es decir, jugar a creer y al hacerlo permitirnos la emoción que emana de eso. Porque lo que sale de esa emoción es verdadero, necesario y poderoso. Así abrazarse por un gol, alegrarse a más no poder por el título es real y eso es algo que debemos comprender y disfrutar.


En esto me quiero detener. En esas situaciones que nos permitimos jugar, introduciéndonos en una pequeña ficción, que la reconocemos como tal, pero que nos permite vivenciar cosas que son deseables, lindas, buscadas, soñadas, como también necesarias para la vida cotidiana. Es decir, sumergirnos en el juego sin perder de vista la realidad nunca.  Esto es axial para el arte (el teatro y el cine están allí, debemos creer que este personaje vuela o que ciertas historias pueden ser verdad, por ejemplo), en el futbol (donde imaginamos que la alegría será eterna por haber ganado este mundial). Pero también en otras situaciones donde podemos disfrutar. En este caso me quiero referir a cuando nos permitimos participar, crear o proponer una fantasía sexual. Porque en el sexo también se debe jugar, ya que lo lúdico es lo que nos permite esa instancia donde nos imaginamos algo, nos divertimos haciéndolo y lo disfrutamos compartiéndolo.

Vuelvo, entonces a las fantasías sexuales que son escenarios que nos hacemos para disfrutar con alguien de una instancia sexual, apelando a una combinación persistente de imágenes eróticas, pensamientos y/o sonidos que aparecen en la mente para promover la excitación sexual. La fantasía, antes que nada, debe ser una instancia lúdica, donde nos creemos, por un momento que eso que decimos que haremos –no siempre hace falta concretarlo, alcanza con decirlo y creerlo- o lo que concretamente hacemos –a veces hay fantasías que se quieren, se pueden y se llevan a cabo- son útiles no por el juego específico, sino porque nos permite el deleite de lo compartido, del placer que sale de algo completamente circunstancial, pero sobre todo, porque eso nos permite que en ese instante podamos utilizar las emociones positivamente, la comunicación como la herramienta más útil para el encuentro y que la búsqueda del placer compartido tenga el sentido real que debe tener: una forma simple de encuentro, de compañía y de tejer vínculos. Por eso la fantasía es saludable en la medida que cumpla los tres requisitos básicos que la vida sexual debería tener como norte: 1- el consentimiento como medica central e imprescindible para participar; 2- la búsqueda del placer como intento de concretar la actividad como modo de deleite, siempre respetando en el otro y en uno mismo el punto (1), obviamente y 3- El evitar el daño como medida preventiva, activa y concreta, lo que incluye, innegablemente no tomar riesgos prevenibles, no afectar los valores que se sostiene y tener claro que el punto 1 está presente siempre.


Así que en este domingo nos comprometamos a creer que es posible el disfrutar a partir de tomar decisiones y, como los otros 45 millones (aproximadamente y con mucha confianza) ser campeones del mundo, otra vez. 

martes, diciembre 06, 2022

Derechos Sexuales, como Derechos Humanos


Ayer se celebró el Día de los Derechos Humanos, como cada 10 de diciembre. Se toma ese día como conmemoración por la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el año 1948. Ese documento fundamental proclama que hay derechos inalienables que corresponden a todas las personas, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Si lo pensamos podemos comprender que los principios que son enunciados en esa Declaración Universal, hace más de setenta años, son, sin lugar a dudas, un camino bien balizado para construir sociedades más equitativas, justas y pacíficas. Pero, lamentablemente, también podemos ver que aún falta tanto para recorrer este sendero hacia la utopía más humana de todas: la que nos dice que podemos –y merecemos- vivir en un mundo en paz, con equidad, sin tanto sufrimiento por la violencia, la inequidad e la injusticia.


Ahora bien, dentro de esos derechos Humanos reconocidos desde hace un tiempo se visibiliza que están incluidos los que se llaman los derechos sexuales, al ser
parte de los derechos humanos básicos. Son derechos tan importantes como el derecho a la vida, a la salud y a la libertad, con los que están directamente relacionados. Los Derechos sexuales, como derechos humanos fundamentales y universales, son declarados como tal, luego de mucho andar, en el 13ª. Congreso Mundial de Sexología, en 1997 (Valencia, España) y es revisada y aprobada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología, WAS, el 26 de agosto de 1999, en el 14º Congreso Mundial de Sexología (Hong Kong, República Popular China). La declaración inicial enunciaba once derechos para conocer, defender y promover. Actualmente son enunciados 16. Ellos son: 1.- El derecho a la igualdad y a la no-discriminación; 2.- El derecho a la vida, libertad y seguridad de la persona; 3.- El derecho a la autonomía e integridad del cuerpo; 4.- El derecho a una vida libre de tortura, trato o pena crueles, inhumanos o degradantes; 5.- El derecho a una vida libre de todas las formas de violencia y de coerción; 6.- El derecho a la privacidad; 7.- El derecho al grado máximo alcanzable de salud, incluyendo la salud sexual que comprende experiencias sexuales placenteras, satisfactorias y seguras; 8.- El derecho a gozar de los adelantos científicos y de los beneficios que de ellos resulten.; 9.- El derecho a la información; 10.- El derecho a la educación y el derecho a la educación Integral de la sexualidad.; 11.- El derecho a contraer, formar o disolver el matrimonio y otras formas similares de relaciones basadas en la equidad y el pleno y libre consentimiento; 12.-El derecho a decidir tener hijos, el número y espaciamiento de los mismos, y a tener acceso a la información y los medios para lograrlo; 13.- El derecho a la libertad de pensamiento, opinión y expresión; 14.- El derecho a la libre asociación y reunión pacíficas.; 15.- El derecho a participar en la vida pública y política.; 16.- El derecho al acceso a la justicia y a la retribución y la indemnización.

Sugiero que pensemos en estos Derechos, primero, a partir de nuestras propias experiencias, ya sea para ver como estuvieron presentes y al estarlo, ver cómo fueron la fuente donde abreva nuestra felicidad y, caso contrario, si algunos de ellos no estuvieron presentes, imaginar cuanto hubiese crecido nuestra felicidad si hubiesen sido respetados. En este pequeño ejercicio que les propongo están los dos elementos necesarios para comprender, defender y promover los derechos sexuales: la certeza que los mismos no sólo son posibles, sino necesarios y la segunda que forman parte del legado que tenemos cuando pensamos en un mundo mejor para nuestros descendientes.

Si, existe la posibilidad que alguien al hacer el ejercicio que propongo no vean a estos derechos como esenciales. Si, sé que esto puede pasar, lamentablemente. Pero eso no me inquieta tanto. Es parte de la historia humana. Hubo una época que había gente que no creía que la esclavitud fuera un problema, por citar un ejemplo contundente. Por eso no pasa por allí el problema, sino por los demás, los que creemos que esos derechos, como tantos otros, son una necesidad indiscutible, porque en ese grupo de personas es donde radica la esperanza cierta de un futuro como deseamos: sin violencia, como mejor trato humano, con toda la dignidad que un ser humano se merece y, sobre todo, con la posibilidad cierta de hacer que el disfrutar y el amar sean posibles siempre.

 

jueves, noviembre 17, 2022

Vida y muerte

 

Está siendo habitual, en estas épocas, que algunos activistas vayan a los museos a tirar un producto contra algunas obras de arte famosas, como un modo de llamar la atención sobre el grave problema que existe por el cambio climático. Esta semana le tocó a "Muerte y vida", de Klimt. Esaas personas optaron por este mecanismo para hacer una denuncia que creen –nosotros también la creemos- válida, urgente e imprescindible. Sin embargo, eligieron una de las formas contra las que uno se opone completamente. Efectivamente eligieron el, para nosotros popular e indefendible, escrache.

Veamos la secuencia de datos que podemos disponer: En primer lugar, hay una causa muy sensible y necesaria para la humanidad. Esto es cierto, ya que es indudable que el cambio climático, que nos afecta a toda la humanidad presente y futura, es un problema sobre el que debemos hacer algo con rapidez. Existen cumbres y acciones concretas en varios lugares al respecto. No todas las personas de la humanidad son negligentes y no todos los que tienen poder solo promueven el daño. Ese pensamiento no sólo es negativo, sino erróneo. En su libro “En defensa de la ilustración” el autor Steven Pinker, con datos sólidos, muestra que no sólo se han hecho cosas, sino que hemos avanzado en el buen sentido. Antes que nadie vocifere, avanzar en la dirección no es haber llegado, sino tener claro donde ir. ¿Todos? Claro que no, aún hay gente que prioriza lo propio –sus riquezas y su cuota de poder- más que el bien común. Pero esto es algo inevitablemente humano.


Lo segundo, frente a un problema grave, en este caso el daño que produce el cambio climático, decido hacer algo de mucho impacto para generar conciencia y decirles a los poderosos que hacen daño, remarcarcándoles que lo importante es la humanidad y no la riqueza a cualquier precio. Por eso, por ejemplo, podemos constatar que el ser humano ha demostrado, con mucha persistencia, que es capaz de crear una cultura de paz, una conciencia de belleza, sin destruir lo que ve, lo que los demás aprecian. Entonces los activistas reflotan un principio real: la humanidad conoce ha podido y puede, en tantas ocasiones, alterar el curso de la destrucción. No por nada, el ser humano ha producido arte, como una forma de mostrar no solo su sensibilidad sino de estimularla como uno de los dispositivos para crear un mundo mejor.

Lo tercero, como no me escuchan en mis alegatos, llamo la atención. Para eso, elijo el camino que creo el más productivo para ello, sea por mi objetivo, sea por la publicidad que genero para poder hablar. Así elijo hacer este enchastre en una obra de arte que algún ser humano, con una sensibilidad particularmente exquisita, produjo y que sigue generando que tantas personas crean que la sensibilidad frente a la alteridad (porque el arte sigue siendo eso) es clave para cambiar el mundo. O sea, como camino para denunciar lo justo, lo que hace daño a todos y todas, optó esta gente elige hacer daño y crear injusticia. No eligieron hacer una ronda y cantar canciones ecológicas frente al cuadro, sino procurar poner incomodos a ocasionales visitantes y tomar el riesgo de dañar una obra de arte. O sea, un escrache en todas las reglas, el efecto negativo y vicioso que nace, como vimos, de un reclamo justo. O sea, lo que esta gente hizo no es otra cosa que tomar la justicia por sus manos, sin apelar a ninguna justicia humana como posible solución. No hay forma, para mí, que esto tenga sentido.

El último cuadro “ultrajado” como dije fue “Muerte y vida” de Gustav Klimt. Pues valga como metáfora. Entre la vida y la muerte el ser humano es capaz de todo lo que pueda. Ojalá que nuestra vida sea capaz de pasar defendiendo las causas justas siempre, promoviendo el arte como un recurso imprescindible, concretando acciones para que el mundo sea mejor y haciendo el menor daño posible. Justo lo que estas personas no logran hacer. Ni tampoco en cualquier escrache, valga decirlo.

jueves, octubre 27, 2022

Celestina 2.0

 

Celestina es un apelativo que deriva del personaje de la tragicomedia protagonizada por Melibea y Calisto atribuida a Fernando de Rojas. Pero, ese nombre es utilizado para referirse a una persona, generalmente –machismo distributivo que le llaman- una mujer, que contribuye para que dos personas establezcan una pareja sentimental. La celestina funcionaba como un nexo que permitía unir, no por casualidad sino por decisión, a personas interesadas en estar con otras personas. Para ello, la celestina conocía intereses, gustos, necesidades y atributos de alguien y buscaban las coincidencias en otra persona, con el principio de procurar que ambos se complementen y, al hacerlo, se conviertan en una pareja. Sólo era una de las formas posibles. Aclaremos, no todas las celestinas consiguieron que se formen parejas, tampoco todas las parejas formadas por esa matriz fueron felices y también, algunas veces, podían ponerte en pareja con una persona “tóxica”, nombre que se utiliza para tres tipos diferentes: incompatibilidades serias de carácter, personas violentas y las personalidades psicopáticas.

Pero llegó el siglo XXI y con ello la tecnología que permitió que tantas cosas que antes se hacían de otro modo se simplificarán o se adaptaron a esos recursos que aparecieron con la idea de resolver problemas con otras herramientas. Pues era lógico que la función de la Celestina tuviera una contraparte tecnológica: las aplicaciones pensadas para favorecer los encuentros llamados amorosos. Es decir, herramientas tecnológicas que permiten hacer que una persona que busca algún tipo de relación con alguien pueda conocer a personas en función de los tres temas importantes que movilizaron siempre la búsqueda de alguien: gustos que nos parecen compartidos o agradables, una atracción física determinada y, finalmente, la disposición para acercarse de algún modo. Pues estas aplicaciones permiten eso, más fácilmente y sin que medie otra persona. Tienen riesgos, claro que sí. Pero como hacemos frente a cualquier riesgo, debemos disminuirlo y gestionarlo para evitar sufrir daños. Pero el riesgo existe, porque, como pasa en la vida, vamos a buscar conocer a alguien que es, lisa y llanamente, un desconocido. Como cuando contactamos a alguien en cualquier sitio.

Actualmente las redes sociales de encuentros son numerosas, variadas y hasta con diferentes objetivos. Saberlo es esencial, porque lo peor que puede pasar siempre es confundirnos del lugar donde estamos. Así hay redes sociales que propician la infidelidad, otras que buscar el sexo lo más rápido y simple posible, otras que se orientan a construir relaciones más serias o constantes otras que favorecen los encuentros homosexuales, algunas pensadas para ciertas franjas etarais y varias otras posibilidades.


Cada aplicación tiene sus “consejos” sobre como postear, tanto fotos, como datos, hasta formas de responder. Esas sugerencias son como la que tiene toda tecnología: leer las instrucciones antes de accionar. Pero no siempre lo hacemos, lo sabemos. Por ello, quiero sugerir una pequeña ayuda memoria, en relación a los encuentros que debemos buscar, tanto en las redes, como en la vida. Ellos son:

1] Nunca jamás hay que hacer lo que no se desea en las relaciones. Porque la palabra clave es consentimiento. Para ello, saber lo que se propone y aceptarlo en función de lo que se quiere.

2] Una relación saludable no incluye violencia en ninguna de las formas, incluido en esto, los celos o la violencia psicológica en cualquiera de sus formas

3] Situar nuestras expectativas de lo que buscamos es clave, porque si nos mentimos, después la evaluación será injusta con nosotros mismos.

4] No confundamos lo virtual –o lo ideal- con la realidad. Las relaciones que se busca, aún las pasajeras, pasan en el “aquí y ahora”, en función de la disponibilidad presente y del encuentro que nos permitamos.

5] Lo lúdico es esencial para crecer. Lo aprendemos cuando chicos, nos sumergimos en ello en la juventud y, lamentablemente, lo retaceamos o lo borramos en la adultez. Pues utilizar lo lúdico es importante para disfrutar la vida en cualquier etapa y ayuda a crecer siempre.

En definitiva, lo que quiero decirles es lo que ya saben: nos merecemos el encuentro siempre, porque en ello está la prueba que somos humanos y, en cada encuentro, podemos encontrar las formas de disfrutarlo, de hacerlo valioso y de ser uno mismo. En el fondo se trata de ser honestos, cariñoso y generosos, primeramente, con la persona del espejo y, luego, con el que nos permitimos. Para eso, nos dispongamos y utilicemos la técnica –o tecnología- que nos parezca mejor.

domingo, octubre 09, 2022

Edad y sexo


De un tiempo a la fecha la Organización Mundial de la Salud (OMS) está señalando la
existencia de problemas en relación a las personas mayores, situación que fue nombrado como “edadismo” y que, según esa institución, “
se produce cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas provocando daños, desventajas e injusticias. Puede adoptar muchas formas, como prejuicios, discriminación y políticas y prácticas institucionales que perpetúan creencias estereotipadas”. Esto genera diferentes problemas y afecta seriamente a la salud de las personas entendida esta como asociada al bienestar.


Dentro de los estereotipos que están presentes figura los que usamos en relación al sexo. Según este estereotipo, parece que existiese una edad en que el sexo no es deseable o no sea realizable o no es buscado. Pues lo que hemos aprendido es que esa idea no sólo es falsa, sino también que ha hecho mucho daño. La vida sexual activa no tiene edad, por más que con los años aparezcan algunas limitaciones, algo que no debemos negar, menospreciar o desconsiderar. Lo bueno es que esas limitaciones, aun las complejas, no son imposibles de resolver o contornear.

Sin pretender dar un manual, hay algunas sugerencias a hacer para que las personas mayores tengan una vida sexual activa, basada en el disfrute de la intimidad y en el placer. Lo más importante, quizás, es comenzar con un principio general y lo podemos decir como una suerte de slogan: Tenemos derecho a seguir viviendo el sexo a cualquier edad. Algo tan obvio pero que la sociedad –a veces los grupos más cercanos- nos quieren hacer creer que no es así. La vida sexual es de uno, y debe surgir de dos cosas principalmente: el deseo de tenerla y el consentir a buscarla.

La segunda sugerencia, también muy importante, para quienes tienen una pareja, es que es necesario hablar con la pareja sobre estos deseos. Si, decirlo es más fácil que hacerlo, sobre todo a cierta edad. Pero es, sin dudas, un primer paso necesario. Hablar de necesidades, deseos y preocupaciones habilita la posibilidad de avanzar. Es importante comprender que nos podemos sentir vulnerables frente a la posibilidad, pero debemos saber que también la otra persona quizás sienta eso, como también puede coincidir en los deseos. Hablar es, curiosamente, el supuesto problema que habilita posibles soluciones.

El punto siguiente es un doble desafío. Porque muchas veces nos sentimos inseguros en relación a nuestra salud en general como para tener sexo. Pues aquí viene el gran desafío hablar con nuestros médico/a, quien, valga decirlo no siempre está preparado para este tipo de consultas, pero que, en estas épocas sabe que existen no sólo estas inquietudes, sino que también pueden aportar soluciones. Una consulta con las preguntas, las inquietudes y las necesidades que se tiene podría abrir una puerta para que la vida sexual sea una realidad.

El punto siguiente es de cierta complejidad para muchas personas: se debe expandir la idea del sexo. Esto, sin pretender que sea sumergirse en ese universo que cada uno calificaría de “extremista” según su percepción, significa, básicamente, en primer lugar, reconocer que, por ejemplo, tocar, besar y otros contactos íntimos pueden ser gratificantes para uno y para la pareja. Eso tiene que ver con estar abiertos para encontrar nuevas formas de disfrutar del contacto sexual y la intimidad.

Los otros consejos que se suelen dar para que la vida sexual sea una nueva forma de conectarse con la satisfacción y el deseo de vivir, siempre incluyen la idea de cambios, pequeños o mayores. Los cambios que van: desde mudar la rutina hasta buscar nuevas formas de conexión con tu pareja. Para ello es esencial buscar dos tipos de actividades conjuntas: las que producen alguna diversión y las que permiten reírse juntos. La risa sigue siendo el mejor antídoto para casi todos los males, particularmente para hacer frente al stress que pensar en sexo, con las pocas o muchas limitaciones que uno tiene por la edad produce.

Básicamente se trata de lo simple: el sexo, como actividad humana es, desde siempre, y por toda la vida un espacio que podemos aprovechar para crecer, para disfrutar, para acompañar, para volar, para gozar, para estimularse, para compartir, para cada una de esas cosas o todas asociadas y aún para más. Como también, recordad que el sexo sigue siendo consecuencia de lo mismo que nos pasa cuando jóvenes: esa mezcla de deseo que nos empuja y de esa decisión de intentarlo hacer, con la mejor intención de ser felices. Por allí se podría comenzar.

 

miércoles, septiembre 21, 2022

Masturbación


 Una de las prácticas sexuales más comunes en la historia y, también, en la historia personal de
las personas, es la masturbación. Esta, se define, a partir de su etimología, como la “
estimulación de los órganos genitales o de zonas erógenas con la mano por otro medio para proporcionar goce sexual”. Para pensar esta práctica debemos recordar uno de las realidad más contundentes, obvias y significativas del ser humano: este es un ser cultural. Esta perogrullada tiene un amplio impacto en la vida cotidiana, incluida, obviamente, la vida sexual. Así, los seres humanos hemos decidido desde tiempos inmemoriales meternos en la vida del otro, tratando de condicionar de un modo u otro lo que hace, lo que puede hacer y lo que no debe hacer. Uno de los ejemplos más contundentes de esta verdad es el caso de la masturbación, ya que es una muestra cabal del rol que tuvo - ¿aún tiene? - la cultura para definir, juzgar, condicionar y evaluar ciertos hábitos.

Los argumentos para limitar la actividad sexual han pasado por dos cuestiones prioritariamente: o hacían daño, física o mentalmente, o eran moralmente reprobables. Lo cierto es que, con el avance de la humanidad en todas sus dimensiones, lo que ha contribuido para mejorar la calidad de vida, hemos ido comprobando, de muchas maneras, que varios de esos argumentos no eran verdaderos, ni de cerca. En relación a la masturbación un ejemplo fue el que Rider y sus colaboradores mostraron en el 2016, cuando llegaron a la conclusión que “perder el semen” no sólo no era un problema, sino que además podría ser saludable. Efectivamente, esta investigación demosdtró, con datos sólidos, que una eyaculación más frecuente, en ausencia de conductas sexuales de riesgo, podría representar un medio importante para reducir los profundos costos médicos y los efectos secundarios físicos y psicológicos del diagnóstico y tratamiento innecesarios de tumores de próstata de bajo riesgo. Esto se asoció, lógicamente con una premisa más mundana, masturbarse previene el cáncer de próstata. De otra parte, también se investigó y se enunció, en diferentes trabajos, que la masturbación genera beneficios para la salud integral, para el hombre y para la mujer, al hacerla como corresponde, es decir con dedicación, convicción y cariño (si, valen las tres palabras en este caso también). No sólo eso, sino que se desarrollaron juguetes sexuales –que en la pandemia aumentaron sus ventas- que no sólo favorecen la práctica, sino que la estimulan positivamente.

Más allá de la historia particular lo que nos debería llamar la atención en estos momentos es como los
seres humanos insistimos, en ocasiones, a pretender prohibir ciertos comportamientos por considerarlos “perniciosos” basado solamente en una idea moral limitada y sinceramente absurda. En este sentido es importante comprender dos cuestiones sustanciales, que hasta parecen opuestas. La libertad como elemento esencial, que vamos a entenderla, como leí hace poco, “como una creciente conquista cotidiana del entendimiento de uno”. La libertad no como el infinito, sino como la capacidad de establecer los límites que uno desea, es esta la segunda cuestión sustancial. Porque la vida sexual siempre debería surgir de la decisión personal libre y consentida, construida, también con aquello que uno considera que debe “prohibirse”. Personalmente estoy convencido y lo afirmo categóricamente: la violencia, en cualquier de sus formas, es un prohibido altamente deseable para poder generar conductas saludables, personal y socialmente para lograr una premisa que, en el contexto de esta columna, se podría sintetizar con el siguiente axioma/consejo: “gozar es un pequeño lujo de nuestra humanidad al alcance de la mano, que no debe producir daño jamás”. 

jueves, septiembre 08, 2022

Sexo oral

 

Esta semana pasó el 6/9 que fue elegido como el día internacional del sexo oral, por razones, digamos, obvias. En estas épocas, todos sabemos que hay días para todos, como una de las formas de señalar la importancia que tiene lo celebrado para la vida humana porque, en definitiva, por eso se anotan estos días “especiales”. No es para circunscribir las cosas a un día, en este caso, el placer, sino para recordar lo importante que puede ser como parte de las actividades sexuales consentidas que un ser humano deseante puede realizar para el bienestar
compartido.

Quisiera señalar dos cosas sobre el sexo oral. La primera es que, si bien se usa la boca, obviamente, no es para priorizar la palabra, sino la acción. Lo segundo, que es una de las actividades lúdicas del sexo que siempre incluye a otra persona, es decir que se comparte. Esto me lleva a un punto importante: el sexo oral puede ser visto como una comunicación, lo que implica varios elementos. Señalemos que, a diferencia de la información, la comunicación tiene condiciones específicas que la definen.

La primera condición es que es interrelacional. Funciona con otro que participa del instante comunicativo. Como sabemos –o deberíamos reconocerlo sin problemas-, el hecho interrelacional es un encuentro con alguien con la intención que ese proceso comunicativo sea positivo. Así, la comunicación se da porque dos personas participan activamente en ese momento. Que el otro participe implica una decisión relacionada con saber cómo queremos que participe y también que lugar le vamos a dar para la participación. Esta obviedad conlleva que, por más que haya monólogos que digan tanto, la comunicación se orienta más al diálogo, lo que incluye el decir y el escuchar. Tan obvio, como olvidado muchas veces.


Pero volvamos a lo que nos interesa, la comunicación, la cual es compleja, que puede hacerse simple o complicada. Esa comunicación tiene puntos específicos que son los que la potencian. Partiendo que el sexo oral es una forma de comunicarse, podrían pensarlo a partir de los tips necesarios para una buena comunicación. Veámoslos:

1. Mirar a la persona que está hablando, es decir quien participa del encuentro es importante en ese momento, ocúpate de buscar la mirada en medio de la acción.

2. Hacer preguntas. Mostrar interés capta interés. Para eso recordemos que la otra persona sabe más de sus propias sensaciones que tú, así que escuchar sus indicaciones te ayudará a hacerlo mejor.

3. No interrumpas; reconoce el momento adecuado para intervenir, lo que está asociado con aprender el ritmo que el otro, quien lo recibe, necesita para disfrutar mejor.

4. Dado lo anterior, recuerda no cambiar el tema de improviso, traducido en nuestra analogía, busca el ritmo adecuado y mantenlo.

5. Muestra empatía por la persona que habla. Estar atento a lo que el otro percibe es esencial, más cuando se ofrece algo.

6. No controles la conversación. Permite la retroalimentación y diversidad de opiniones. Básicamente es el mandato esencial en toda relación: aprende de lo que está pasando.

7. Comunica tus emociones y opiniones: el placer se vive mejor cuando se expresa y eso se hace aún mejor cuando somos capaces de poder hablar con la mayor libertad posible.

7- “Escucha” al cuerpo, es decir prestar atención al otro. Eso ayuda a encontrar el ritmo adecuado. Finalmente, lo más importante que tantas veces olvidamos:


8. Evita el daño. Una actitud que debería ser permanente, en cualquier comunicación. Pero puntualmente señalemos dos daños a evitar en esta práctica que nos ocupamos hoy: a)- el físico para eso tener en cuenta el uso del preservativo o del campo de látex para practicarlo (lo que no saben lo que es porque aún no tuvieron educación sexual integral, se resuelve fácilmente con la información precisa que da el ministerio de salud sobre esta temática (www.msal.gov.ar ), también es importante y recomendable realizar consultas médicas para descartar enfermedades o infecciones presentes; b)- Nos preocupemos en evitar el daño al resto de la persona, evitando vulnerar los derechos, evitando toda violencia, coerció.

El sexo oral es una práctica sexual y, como tal, sólo es válida cuando se la consiente. Sin consentimiento es un crimen. Pero también señalemos otra obviedad, consentir es el punto inicial de todo el placer. Cuando lo comprendemos, lo asumimos, nos damos cuenta que toda práctica es mejor cuando la elegimos libremente, la hacemos con deseo de participar, nos disponemos a escuchar a quien nos acompaña, decidimos hacerla con la mayor dedicación que podamos en ese momento y procuramos que nos genere placer. Al hacerlo, el bienestar necesariamente se puede potenciar. Milenios de historias e infinitas pequeñas historias lo avalan. 

jueves, septiembre 01, 2022

Hablemos de placer

 

Este 4 de septiembre se celebra el día de la salud sexual. Esto está impulsado, desde el 2010, por la
Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS). Con este día se busca promover la conciencia, y generar acciones, tanto a nivel personal como de políticas sanitarias, educativas y sociales, para promocionar que la salud sexual sea considerada como un elemento axial para las personas y, por lo tanto, para la sociedad. Cada año se elige un slogan particular para generar esa conciencia, a través de diferentes actividades. El de este año es: Hablemos de placer. Eso se asocia con la Declaración sobre el Placer Sexual como un llamado a la acción que la Asociación mencionada impulsó en el 24 Congreso Mundial de Salud Sexual de la Ciudad de México.


En dicha declaración, en primer lugar, se define al placer sexual, diciendo que es “la satisfacción y disfrute físico y/o psicológico derivado de experiencias eróticas compartidas o solitarias, incluyendo pensamientos, fantasías, sueños, emociones y sentimientos”. Luego se subraya que son factores clave para que el placer contribuya a la salud y el bienestar sexual que existan “la autodeterminación, el consentimiento, la seguridad, la privacidad, la confianza y la capacidad de comunicarse y negociar relaciones sexuales”. Luego se expone claramente que “el placer sexual debe ejercerse dentro del contexto de los derechos sexuales, particularmente los derechos a la igualdad y la no discriminación, la autonomía y la integridad corporal, el derecho al más alto nivel posible de salud y libertad de expresión. Las experiencias de placer sexual humano son diversas y los derechos sexuales garantizan que el placer sea una experiencia positiva para todos los interesados y que no se obtenga al violar los derechos humanos y el bienestar de otras personas”.

Todo esto es algo que, seguramente, podemos entender fácilmente. Es más, ¿cómo estar en contra de
algo que promueva el consentimiento, la seguridad, la igualdad, la autonomía, la integridad de las personas, la no discriminación, la no-violencia? Sin embargo, lo sabemos, aun coincidiendo, todavía no hemos logrado que los derechos sexuales estén presentes siempre, ni que el placer sea una opción para todas las personas. Porque, lamentablemente, todavía vivimos en una sociedad donde se produce daño por la intolerancia, por la negación del otro, por la violencia, entre otras cosas.


Lo curioso es que podemos saber –por la propia experiencia- que el placer, aun siendo tan personal, cuando lo vivimos, nos genera, claramente, una mayor tranquilidad lo que repercute sobre los otros aspectos de la vida cotidiana. Podríamos decir, sin temor, que cuando disfrutamos –el placer implica eso- nos sentimos más tranquilos para el resto de las cosas. De alguna forma era la premisa simplista de “hacer el amor y no la guerra”.

Entonces, la pregunta sería ¿Cómo potenciarlo? Pues lo primero sería lo primero: darle alguna importancia de modo personal. El placer es uno de los recursos necesarios del ser humano, al alcance de las posibilidades, la mayor parte del tiempo y que podemos usufructuar con mayor o menos facilidad, canalizando nuestros deseos pero precisa que lo tengamos en cuenta y que lo busquemos.

Lo segundo, reconociéndolo. Es decir, saber lo que nos produce placer y lo que no lo produce. El conocimiento de nosotros mismos en el mayor grado posible es condición indispensable. Lo que incluye, en el caso de la vida sexual, tener nuestro propio mapa erótico. Lo tercero, comprender que el placer se comunica y también se lo procura, comunicando, una actividad que se aprende y se perfecciona. Lo cuarto, recordar que el placer se optimiza mucho cuando sigue un circuito, llamémosle, circular. Porque el otro siempre es importante (recordando siempre, que uno es el otro de alguien). Por ello, generar placer es una de las formas de crear espacios donde este se desarrolle más.

Simplificando, como una suerte de ecuación: el placer es siempre mejor cuando comprendemos que es un derecho que tenemos, que somos quien posee la mejor guía para mi placer y que comunicando –con cualquiera de las formas de hacerlo- siempre es necesario para conseguirlo. Lo obvio, pero no menos importante, que aun debemos señalar es que el placer se potencia cuando el consentimiento está presente. Es la forma que en el espacio del erotismo estemos tan presentes, de modo tan integral, que no haya forma que eso no nos lleve hacia el séptimo cielo. Simbólica y realmente. Quizás, de ese modo, las promesas del cielo puedan ser vividas en esta tierra, como dijo algún cantautor.

 

 

 

domingo, agosto 14, 2022

Kamasutra


Pocos libros tienen tanta fama y tan pocas lecturas como el Kamasutra. El famoso tratado del sexo suele ser mencionado tantas veces y, sin embargo, en muchos casos forma parte de un mítico saber y no del haber sido leído. Veamos un par de detalles. El Kamasutra (De 'Kama', placer sexual, y 'sutra', hilo, regla o frase corta) es un antiguo texto hindú, escrito por Mallinga Vatsayana (entre los siglos I y VI. d.C.), erudito bráhmana, es decir, perteneciente a la casta sacerdotal. Es menester recordar que una fina línea divide el sexo y la religión en el carácter de la India. En esta tradición, la ley señala que una relación sexual debe ir más allá del mero acto de la procreación: de ella debe orientarse al máximo placer. El libro, después de haber permanecido como olvidado en manuscritos escritos en sáncristo, paso a otra instancia cuando fue traducido por Sir Richard Burton en 1889, para comenzar allí su divulgación sin límites en occidente.


A pesar que lo primero que evoca la mención de este libro es la práctica libre del sexo y, por lo tanto, un número “loco de posturas sexuales” (para aclarar el libro habla de 64 posibilidades), en realidad el libro es un tratado complejo sobre la unión erótica entre un hombre y una mujer, incluyendo las esferas del amor, la utilidad de la pareja y la ley sagrada para quien lo escribió. Es más, el libro original plantea 7 temas concretos: 1- la vida del ciudadano (en cuanto a cuestiones materiales:  el patrimonio, la decoración sensual de la casa), 2- se exponen técnicas sexuales como acariciar, morder, besar y hacer el amor, poniendo énfasis en el placer de la mujer) , 3- se explica el arte de la seducción, 4- el matrimonio y la creación de la familia (donde se expresa con más énfasis la visión patriarcal inherente al tratado ya que da, sobre todo, instrucciones de cómo ser una buena esposa), 5- las esposas de otros hombres (se da indicaciones sobre la seducción de las mujeres de otras hombres y las consecuencias de eso), 6- la cortesana, es la otra parte y se orienta a una profesión muy activa en esas épocas donde el tratado fue escrito y, finalmente, 7- se habla de los filtros del amor y de los afrodisiacos.

Aunque es un tratado complejo donde se lo debe ver como una guía para comprender una
sociedad específica en un momento histórico, ha quedado en el imaginario como un libro que potencia la vida sexual y nos habla de todo tipo de proezas posibles en una cama. Digamos que, si uno lo lee, vería que no es solo está las sugerencias sexuales, sino un modo de comportarse y esos elementos no sólo nos podrían aparecer como anticuados, sino hasta inaceptables. Pero seguimos con la fantasía que ese libro puede generar el infinito placer. En esta lógica nos podríamos preguntar si ¿es importante usar el Kamasutra que imaginamos en una pareja? Pues la respuesta obvia es no. Pero es simplista. La propuesta mejor sería que cada pareja establezca su propio libro de amores, si uno quiere montarlo como quiera y de ese modo establecer las posiciones sexuales que quiera experimentar. Pero eso, ¿para qué? Porque el sexo es una de las formas que tienen las parejas para construir intimidad, compromiso y potenciar la pasión. Algo esencial para que la pareja funcione mejor, porque esas son las aristas que definen, en la teoría del amor de
Robert Sternberg
, el mejor triángulo posible. Pero, además, porque, como insistimos en otros momentos, la salud sexual favorece el bienestar de las personas. ¿Cómo lo debo hacer? Pues la manera simple sigue siendo el poder hablar, que es más que decir palabras, es buscarlas para que reflejen lo que uno cree, siente, necesita o piensa. Todos sabemos que no es tan fácil para todos hablar de lo sexual pero, además, lo más importante, el escuchar no sólo las palabras sino lo que se expresa en el cuerpo. Por eso no debemos cansarnos de insistir, lo que hace que nuestra vida sexual mejore siempre es la comunicación. Con ella, nuestro kama-sutra será siempre capaz de hacernos disfrutar y, como sabemos, eso es una de las mejores formas de vivir.

 

viernes, agosto 05, 2022

¿Qué sostiene el deseo?



Esta pregunta nos interpela. La escuché por primera vez en alguna discusión nocturna y luego planteada por la terapeuta americana Esther Perel (altamente recomendable su libro “El dilema de la pareja”). En esa pregunta se muestra uno de los problemas modernos más acuciantes que viven muchas personas en su vida de parejas: que el deseo se perdió o disminuyó muchísimo. Esto, obviamente, genera que sea difícil disfrutar la vida sexual y, en ocasiones, eso lleva a cuestionar el vínculo que los une. No por nada la falta de deseo es una de las consultas más constantes que existe actualmente en el campo de la salud sexual. Recordemos que el deseo sexual se produce cuando el cerebro interpreta determinado estímulo como sexual. Para eso se basa en el imaginario que uno tiene, la experiencia que ha vivido y, en ocasiones, con algo que no pensábamos que podía ser un estímulo pero que nos genera deseo.  Algo de ello desencadena una serie de estímulos neurológicos y que nos motiva a ciertos comportamientos sexuales. Así, el deseo es una combinación de mecanismos genéticos, neurotransmisores variados y de información aprendida a través de experiencias personales. Porque más allá de la explicación fisiológica que tiene el deseo, este se vive en el aquí y ahora donde podemos sentirlo y experimentarlo.

Por eso, valga insistir que el deseo al ser un impulso que tenemos los seres humanos que se basa no tanto en nuestro sentimiento –maravilloso que se asocien, eso si- sino en nuestra propia capacidad de crear estímulos a partir de nuestro imaginario sexual y asentado en nuestro propio mapa erótico. El deseo, diciéndolo simple: se lo puede estimular a partir de uno mismo como también comprender que el deseo tenga sus propios enemigos o inhibidores que, no pocas veces, uno mismo genera.

Entonces, ¿cómo hacemos para mantener el deseo encendido? En primer lugar, tomarlo en serio, que no significa otra cosa que darle importancia, o sea tiempo. Esto implica lo obvio, tiempo de calidad. Desear es sumergirse en escuchar los estímulos que nos gustan y buscarlos en la medida de lo posible. Me estoy refiriendo específicamente a las imágenes que nos estimulan nuestro propio imaginario. De más está decir que eso siempre partiendo de dos límites que siempre señalamos: no producir daño y el consentimiento como hilo rector de todo comportamiento sexual.

Darle tiempo implica dos tiempos importantes: el primero para escucharse uno, que es una forma de decir, descubrir lo que nos estimula el deseo, o sea el autoconocimiento. El segundo, escuchar a nuestra pareja, porque hoy es sabido que uno de los estimulantes mayores del deseo es notar la mirada de excitación en la persona que tienes enfrente, si tú la recibes bien, claro. Esto conlleva dos herramientas esenciales para poder sostener el deseo: la comunicación –que ya insistimos muchas veces- y el autorizarnos a disfrutar. Esto incluye recuperar lo lúdico que tiene el sexo también.

El deseo no sólo es algo humano, sino que es imprescindible para nuestra felicidad. Sostenerlo no sólo es posible, sino necesario. No es una posibilidad arbitraria, sino algo que se puede estimular, se puede generar y, cuando está indicado, se puede tratar. Para ello, recordemos la clave humana: lo que es bueno se debe estimular, cuidar y ocuparnos. No hay otro camino para que el disfrute sea lo que corresponde, una de las tantas formas de encuentro que la humanidad tiene y necesita siempre.

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