miércoles, julio 22, 2015

Recuerdos

De repente llegan. Aparecen en algún rincón o, a veces, con una fecha. Se cuelan por donde pueden y si tenes suerte, resaltan en detalles, en fotos, en lo que lo evoca. Así, un momento compartido hace tiempo, un gesto que te da una sonrisa, una palabra que llama, algo, cualquier cosa te hace que se haga presente.
Los recuerdos, no importa cuán fidedigno sean, están allí, toqueteando a las emociones. Se hacen presentes, porque están y están porque han tenido valor y lo siguen teniendo.

Recuerdos de un tiempo anterior, ya pasado, quizás; Simples formas de escamotearle un poco a esa ausencia que aparece constante y dura. Los recuerdos son el lujo que nos damos quienes hemos vivido.
Hay días, en lo que importa saber es que los recuerdos invocan a momentos compartidos. Porque hay días que sólo necesitamos eso, recuerdos que nos hablen de lo que supimos hacer con el otro, de lo que logramos vivir. Así, las vivencias convertidas en recuerdos son una suerte de bálsamo que, aunque sea un poco, nos alivia de esa ausencia que nos inunda. 
Por eso, esas imágenes que te abrazan, te hablan y se callan, son más que un homenaje, es la forma que tenemos, en ocasiones, de sentirnos que, aunque por un segundo, estamos acompañados, en la necesidad de presencia que tenemos.

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Va por ti, este 22 de julio 

lunes, julio 20, 2015

Amistad


Pocas cosas son tan necesarias y, al mismo tiempo, tan bastardeada como la amistad. La base de la amistad radica en la fragilidad compartida, sin alardes ni miedos; en la solidaridad comprometida, en la alegría potenciada y en la tristeza disminuida. En la sensación real que de un alguien que puede darnos una mano, o quizás no, pero lo intentará.  Quizás por eso, siempre se insiste que son pocos, por más que tengamos muchas relaciones amistosas. Es decir, pocos de los muchos que pueden decirte “feliz día, amigo”, son realmente esos amigos que uno atesora, necesita, busca, encuentra y siente como tal.
La vida, como camino que es, nos lleva a tantos lados, aún sin salir del terruño y por ello, nos aleja, nos acerca de tantas personas que van cambiando sus maneras de encontrarse, de acompañarse, de sentirse. Pero algunos, pocos, se mantienen de un modo tan real y dispuesto como es necesario.
Nunca serán muchos los amigos que podemos tener, pero que los hay los hay, eso sin dudas. Así que porque eso es tan real y concreto para cada uno, hoy es un buen día para un gesto, que simplemente actualiza los miles de otros gestos que tenemos cada día. Así que quizás, allí está la diferencia. Tu amigo es aquel con el que has tenido un gesto –de pensamiento, acción o lo que fuera- muchas veces en este último año y que hoy simplemente lo actualizas. El resto, esas relaciones amistosas que podemos tener, el sentirnos en la ola de “afectos” potenciados por la publicidad del día, le sonriamos con la delicadeza de desear que, ojalá, ellos también tengan su amigo, su amiga para celebrar o simplemente para estar, o, quizás, para evocar porque alguna de las distancias posibles se metió en el medio hoy.

Así que si, feliz día, amigos

sábado, julio 11, 2015

Sexo



El sexo como simple hecho de procurar el placer y encontrarlo, en ocasiones. El sexo como actividad humana. Si, sé, los animales lo practican también. Pero la diferencia está allí, siempre. Es solamente nuestra especie, la humana, quien puede darse el lujo de escribir sobre el sexo; de imaginarlo, de soñarlo, de leerlo, de reproducirlo en detalles y usar toda el abanico de las emociones para hacer que sea, esa experiencia, una instancia particular o anodina.
Me corrijo, entonces, el sexo como sólo los seres humanos podemos hacerlo. Desde la simple descarga funcional hasta aquel tejido en sentimientos y expuesto en gestos. El sexo como encuentro, como distancia, como bronca, como recuerdo, como tatuaje, como oda, como llanto, como descubrimiento, como aventura, como ritual sagrado, como entrega, como despedida, como juego, como desesperanza, como lo que fuera. Sólo nosotros, los humanos somos capaces de hacer los mismos gestos, la misma actividad, infinita cantidad de veces y, al mismo tiempo, dotarla de un sentido diferente, personal, propio, único cuando queremos.
Lo curioso, es que podemos hacer del sexo, una actividad compartida, una actividad solitaria y una actividad de personas que están juntas, aún sin encontrarse. Por ello, nómades somos de cuerpos y pieles, de labios, de gestos, de genitales expuestos, de lujuria, lasciva y amor. Porque el sexo también es utilizado por el amor, como un lenguaje preciso, real y sincero (¡Bendito sea por eso!)

Por ello, no dudemos en hablar el lenguaje del sexo, de pulirlo como si fuese una artesanía, de buscarlo como si fuera necesario, de desearlo como si fuera un lujo, de pretenderlo como si fuese ambición, de amarlo como si fuera encuentro único. Tal vez, si nos dedicamos un poco más a ello, quizás, sólo quizás, podamos hacer de este mundo un lugar un poco mejor. 

miércoles, julio 08, 2015

Equivocarse hablando

Equivocarse en las ideas, pero exponerlas libremente. Errar de cabo a rabo cuando se habla y ser refutado con explicaciones racionales. Dejar la posibilidad que aún lo extremista sea posible desarticularlo con argumentaciones. Poder decir lo imposible y listo. Esto es lo que debemos perseguir. A veces nos olvidamos que eso es la base de la libertad.
Desearíamos que la gente no piense ciertas cosas, es verdad. Pero la censura no es la opción para cambiar y adecuar nuestra sociedad a lo que deseamos que piense. La historia lo ha probado largamente.
Decir algo y ser responsable de lo dicho pero nunca ser responsable por haber pensado eso. Esto, que parece un contrasentido, es la base de nuestra libertad. La ley tiene una figura que es muy importante, la apología del delito. Esto es lo que hace que uno sea responsable de lo que dice y deba asumir sus consecuencias. Pero nunca debemos olvidar que pensar es el recurso humano por excelencia. La capacidad de abstracción y de construcción de realidades nuevas. Porque pensando aún equivocado y, continuando a pensar, podemos corregirnos.
Esto implica que la acción de escuchar una idea que es errónea para nosotros es, en realidad, un arte. Es una forma de construir futuro, a pesar que la idea sea contraria a nuestro pensamiento, o quizás, sobre todo por ello. Así lo considero pues, las ideas altamente extremistas a nuestras posiciones, aquellas que son profanas según nuestra creencia, las otras, las que son opuestas a los principios más inquebrantables que sostenemos, todas ellas se desnudan en sus contenidos en la conversación. De ese modo, si mantenemos la mente abierta, cosa altamente difícil en nuestros días, podremos encontrar, racionalmente, las redes donde se construye ese pensamiento que consideramos negativos y desarrollar los argumentos para rebatir lo que consideramos equivocado y, quizás, con suerte, construir mejor todo.

Mantener la mente abierta, decía, es altamente difícil en nuestros días. Esto se puede constatar con la actitud beligerante que se toma frente a la cantidad de cosas que “no se pueden decir”. Los discursos políticamente correctos se han multiplicado, sin embargo, éstos no se acompañan de actos en el mismo sentido. Todos sabemos que decir no es un problema, es, muchas veces, hasta demasiado fácil. Pero también sabemos que lo que afecta a los seres humanos es lo que hacemos, generalmente. Si, podrán decir que por algún lado se debe comenzar. Pues comencemos por enfrentar ideas con ideas para ofrecer herramientas intelectuales ciertas a los que deben ser orientados en el futuro. Eso es educación. Aquello que siempre decimos que es fundamental y que no siempre le ponemos el empeño que lo fundamental exige.
Si digo algo contrario a lo que tú piensas y tu reacción es algún tipo de violencia contra mi o contra lo que se supone que puede ser importante para mi no estás adelantando en nada. Estás produciendo un efecto aún más negativo.
Mal camino hemos tomado si el hablar no es posible, si las ideas, aún las que no nos gustan o las que consideramos erróneas no se pueden exponer. Hemos perdido el único objetivo que nos puede conducir hacia la verdadera perfección: que la comunicación, como ideal humano, sea posible.
Que los discursos nunca apaguen a la palabra es el verdadero y, personalmente, único mandato revolucionario que nuestra humanidad precisa. 
El resto sólo son estrategias de los poderosos para mantener sus poderíos y que algunos aceptan creyéndose idealistas y no lo que verdaderamente son: estúpidos ingenuos.

martes, julio 07, 2015

Conversaciones viciadas


Ciertas conversaciones, inevitablemente, se vician en algún momento. Al hacerlo parece imposible recomponer las cosas. Se transforman en puntos de no retorno. Se convierten en infiernos dialécticos. Es como si el prejuicio se instalase como una evidencia permanente y tenaz. Así, ya no se escucha lo que el otro dice, sino que ya “oímos” nuestra interpretación de lo que va a decir. Entonces, sólo queda el enfrentamiento como norma y es así que nos encontramos forzados o forzadores en esas conversaciones. Conversaciones que están condenadas a tener puntos de roce tan fuertes que lo lógico es que terminen siempre en choques agresivos, sea el tema que fuera: cuestiones ideológicas, hechos discursivos, temas políticos, problemas familiares, situaciones climáticas, opiniones artísticas, vivencias contadas, y todo tema que se pueda conversar. En realidad, el tema deja de ser importante al convertirse, únicamente, en un camino, una “excusa”, que conduce, invariablemente, a la discusión agresiva.
El problema es que cada uno, ya contrincantes, piensan que están dando una nueva oportunidad al otro cuando recomienzan la conversación. Esto lo creen, pues siempre recomienzan, hasta con el propósito firme de no discutir. Este es otro dato altamente curioso (se hacen espacios en el tiempo, pero se vuelve a la “conversación” con esa persona). Los dos creen que esa nueva conversación les permitirá torcer la historia, aunque en el fondo están buscando siempre nuevos argumentos que le otorguen la razón y, de ese modo, certificar que la otra persona es como uno cree que es: completamente diferente de uno, con una incompatibilidad ideológica comprobada, casi científicamente. Así, nuestras diferencias no son fruto de mi ceguera sino de cuestiones casi “genéticas”. Esto nos impide ser intolerantes, solo respondemos al sino de la “naturaleza” y “tranquilos” de haber hecho el mejor esfuerzo para revertir la cuestión. Así pensamos cuando en realidad nunca nos preguntamos sobre nuestra incapacidad, nuestra ceguera, nuestra incoherencia, nuestra limitación, nuestros miedos frente a lo que el otro pueda decirnos.

Después, y como si no tuviésemos ninguna responsabilidad, nos preguntamos incrédulos sobre las razones porque el mundo no funciona cuando todos afirmamos que “hablando se entiende la gente”.


jueves, julio 02, 2015

Deseos para la vida

Crear paraísos donde existe humanidad.
Descubrir verdes y hacerlos esperanzas
Pintar arco iris con gotas de sol y corazón.
Desafiar la gravedad con la viveza del gesto
Ejecutar acordes con la ilusión de los sones
que salen de adentro y se imaginan música.
Soñar bien despierto en horizontes cercanos,
siempre amplios de amistades y sentimient
os.

Saltar en juegos y liberar a la risa contenida.
Respirar y guardar el aire, capricho y alegría.
Inventar pucheros con las pompas de jabón.
Creer en infancia, en sonrisas de boca llena,
en la ternura de los amaneceres compartidos,
en desear con las manos abiertas y dispuestas.
Pensar en inocente y transformarlo en lealtad.
Deambular entre los juegos y soñar en libertad.
Nombrar a los monstruos y desafiar los miedos.
Ser niños en los gestos para hacerlos en alegría
y adultos en los sentimientos para sentir al otro.

(Valga como ambición, deseo, esperanza y trabajo)

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