Este año es bisiesto.
Como cada 4 años, dirán, pero esta vez lo noté. Un día más, un año diferente.
Una ilusión de creer que lo excepcional aporta algo de magia. Tenemos tendencia
a eso. Pues, pensando un poco sobre eso, imaginé que el 2020 podría ser ese
nuestro deseo. Que la vida sea como viene siendo pero con algo excepcional.
Todo lo que deseamos que se repita siempre: salud, sexo, amor, vínculos,
dinero, viajes, placer, trabajo, familia, proyectos, creaciones, locuras,
reflexiones, arte, teatro, lectura, música, caminatas, esfuerzo, relajación,
gimnasia, deportes, poemas y ese largo etcétera de tantas cosas que pasan y que
van llegando. Pero que, en cada uno de ellos, este año haya algo que nos
sorprenda positivamente, que nos haga renovar con cada uno de esos eventos un
compromiso de hacerlo aún mejor.
Si, deseo
que en cada cosa aparezca ese “29 de febrero”, excepcional y maravilloso como
forma que tiene de mostrarse la vida. Sorprendiéndonos, dejándonos sin palabras
del diccionario para decir lo mucho que hay que decir. Obligándonos a
reinventar lo cotidiano. Así, también, que la salud y el dinero estén lo mejor que se
pueda pero, que en el resto nos venga en este año bisiesto un poco diferente.
Así,
por pensar, deseo que en el amor, se renueve aquello que aún falta renovar y
que no nos animamos aún; que en el sexo, descubramos una nueva pista para el
placer, que siempre está dentro nuestro; que los vínculos tengan una de esas
pruebas que garantiza que son de la consistencia que necesitamos. Deseo que
haya, como todos los años, tres viajes imposibles y uno que nos haga renovar la
ansias de descubrir lo que pensamos conocer (¡sí!, lo saben, quiero volver a
Paris a caminarla de otro modo, aunque sea imposible; pero vamos siempre a caminar un lugar diferente sea donde fuera).
Deseo que el placer me sorprenda diciendo no pensé que así lo conseguiría. Que
haya un verso de un poema o una línea que me anime a escribir y que emocione a
quien fuera; o sea deseo que acierte palabras y verbos en la combinación que
nos deja sintiendo que el arte nos permite un lujo.
Deseo aún más este año que
el teatro me siga sorprendiendo por lo imposible hecho real y que logre producir
una emoción que sorprenda. Deseo que el baile siga siendo esa pasión que nace
de uno y que se pueda compartir como si fuese un último tango, sabiendo que no
lo será. Deseo que el encuentro sea el eco de esa disponibilidad que todos
merecemos y que se pueda hacer en esa habitualidad que todos necesitamos.
Deseo que el
trabajo genere esa inquietud que sólo surge cuando la creatividad se está
gestando y que hace que la rutina inevitable tenga otra dimensión, la de
preparar eso diferente. Deseo que las charlas sean habituales y simples, porque
permiten gestar lo excepcional. Deseo que ellas estén tan bien que la vida
parezca un cuento de hadas. Deseo, más que nada, que él, mi hijo, siga creciendo en esa línea que
la infancia se va haciendo adolescencia, inevitablemente, pero, al mismo tiempo, increíble.
Porque
cuesta tanto hacerlo realidad pero cuesta menos desearlo, valgan unas líneas para desear que la
equidad no sea una utopía, sino una realidad concreta y, como falta tanto, que
el camino hacia ella sea a buen tranco y sin desvíos.
Finalmente,
espero que esto que escribo, cuando lo leas, seas quien seas, puedas sentir que
bien podrías desearlo tú también. Por ello, quiero decir felicidades como deseo, como esperanza, como
intención.
me gusto mucho !!!!
ResponderBorrarMe emocionó!!
ResponderBorrarApuesto a que nadie imaginó que lo excepcional sería esta pandemia
Ahora que ya pronto termina este año, puedo decir que muchos de estos deseos se hicieron realidad....y deseo que para vos también. Y que la "magia" se renueve!!
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