martes, enero 31, 2023

Caricias

 

 

Si besar es la efímera eternidad del encuentro que debemos buscar, las caricias son, sin dudas, una de las formas de evolucionar. El beso es una síntesis del encuentro, la caricia es la forma de estar. Si besar es una bendición, la caricia es una ofrenda. Besar es encuentro y la caricia es la búsqueda. Efectivamente, el besar es –o debería ser- certeza, mientras que la caricia es la inquieta búsqueda de los caminos ciertos. Aunque, valga decirlo, en ambos casos es ofrecerle una distracción al tiempo, para ser en otro tiempo.

La caricia es agua, es manto, es terciopelo, es respiración, es perfume, es presencia, es ofrenda, es magia, es deseo, es precisión, es abstracción, es mensaje, es jubileo, es epifanía, es historia, es arte, es utopía, es realidad, es quimera, es certeza, es pregunta. Sin embargo, es, principalmente, un acto concreto. La Junta de Andalucía, institución muy prolífica en la producción de material sobre temas de educación sexual y, particularmente sobre educación sentimental de las personas, define a la caricia como todo "estímulo intencional dirigido de persona a persona, que puede ser gestual, escrito, verbal, físico y simbólico y que tiene posibilidad de ser respondido por parte de quien lo recibe", agregaría, como siempre lo resalto, que es aceptado por la otra persona. El consentimiento, subrayo por enésima vez, es condición sine qua non para que cualquier gesto que uno tenga a carácter sexual sea válido, posible y deseable. La línea que separa lo buscado de un crimen. Con consentimiento válido todo, sin él, nada en este plano.


Margaret Atwood, ganadora del premio Nobel de literatura, señala que “el tacto viene antes que la vista, antes que el habla. Es el primer idioma y el último, y siempre dice la verdad ". Aceptemos esto como una verdad, es decir que l
a caricia es la suma de las cosas que se escriben en ese vocabulario único, como un código irrepetible, entre dos personas. Es una forma de braille, de lenguaje de signos, de mensajes en el aire. Aun podemos decir también que serían como hilos de ternura tejidos con ancestral paciencia. Un gesto de comunicación que se deposita sobre la piel del otro transformando, tal que alquimia, lo simple en algo profundo e íntimo.

Pero más allá de lo poético que puede ser lo dicho, es bueno recordar dos cosas concretas: lo primero es que acariciar no es innato, se debe aprender. Básicamente es algo artesanal o sea no solo se aprende, se perfecciona. Para hacerlo no alcanza con efectuarlo y estar atento, sino es central poder escuchar. La otra persona debe ser partícipe. Debemos ocupar tiempo para educarnos y esto implica, siempre, hacer, escuchar, decir, conversar, intentar y mejorar. Debemos olvidarnos de esa idea simple de pensar que los afectos no deben perfeccionarse. Hay que ponerle ganas y esfuerzos, siempre, mas, sobre todo, disposición. Lo segundo que somos seres únicos –por ADN biológico y, sobre todo, por biografía personal, “somos la suma de los caminos recorridos”- eso quiere decir que la caricia que es buena para mí es la que me toca del modo que quiero, deseo, ansío y espero. Si es de carácter sexual debe seguir por los caminos que mi propio mapa erótico tiene. Es a mí el de conocerlo y descubrirlo y, sobre todo a mi el de compartirlo y ayudar al otro a descubrirlo. De nuevo se vuelve inexorablemente con la consigna básica necesaria para una vida sexual optimizada: la comunicación asertiva.

Las caricias pueden decirse que son una orfebrería, por ello, insisto, definitivamente, son una forma de evolucionar como humanidad. Animarse a ofrecerlas, nunca a rogarlas, pero siempre disponerse a recibirlas. Tal vez, así, cumplan su función, porque como alguna vez escribió el poeta: “las caricias son la forma sublime de curar el universo”.

 

miércoles, enero 25, 2023

Sobre el estímulo de la canción de Shakira: un análisis


Una aclaración inicial importante: no conozco la relación matrimonial que tenían Shakira y


Piqué. Eso no está ni directa, ni indirectamente expuesto aquí. Tengo claro que no puedo ni debo opinar sobre ello. Eso queda reservado a ellos. Por lo tanto, este análisis no justifica ninguna postura sobre ellos. Resalto, también, que de este análisis no se desprende ningún juicio sobre la cantante colombiana, porque no tengo ni derecho, ni ninguna autoridad para hacerlo. Sólo pretendo analizar el texto de la canción de Shakira porque es un estímulo concreto que funciona como una exposición de hechos, por lo consiguiente, sobre una valorización de comportamientos y, en educación sabemos, que la exposición de comportamientos o los discursos sobre comportamientos tienen un efecto educativo también. Es más, en educación sexual se insiste mucho sobre esto porque lo que se hace o no se hace, lo que se dice y lo que no se dice son formas específicas de hacer educación sexual. El “de eso no se habla” o “las letras de canciones” son estímulos poderosos para habilitar opciones de comportamiento y, por supuesto de las vivencias como también de los sentires sobre eso. Es decir, todo estímulo social relacionado con la temática es una de las formas de hacer educación sexual, lo que nos obliga a analizarlo desde ese punto de visa.

Todas las personas reciben estímulos sobre lo que hay que hacer, lo que hay que valorizar, lo que hay que sentir, lo que hay que decir. Todo eso aparece por diferentes fuentes, entre ellas, obviamente el arte, un factor poderoso de influencia aun sin pretenderlo. Esto conlleva una aclaración tajante: nunca jamás la censura debe ser permitida, aun cuando el producto puede producir estímulos no tan positivos. Lo que debemos hacer es ser inteligentes en las formas de darlo y acompañar esas manifestaciones siempre para que los análisis y estímulos no produzcan daño per se, sino que siempre sean útiles. Es el principio de la educación cuando es responsable. Básicamente se trata de conseguir una emancipación intelectual del educando. Es decir, que lo que debemos desarrollar es el pensamiento crítico y una apropiación de una ética que ayude a discernir la paja del trigo en las ideas. En este caso las que hagan daño o que estimulen crímenes de las que permiten un desarrollo personal, por poner un ejemplo directo. Preparar a alguien para la vida (´básicamente una de las funciones de la educación) implica dar herramientas para hacer frente a la inevitabilidad humana que incluye un enorme abanico de opciones, estímulos e interpretaciones que van a desarrollar acciones.

Ahora nos concentremos en la canción de Shakira y Bizarrap. Particularmente quiero resaltar tres cosas. La primera una mera opinión sobre el texto. Hay una consigna en arte que muchos sugieren: “menos es más”. Quiere decir que para expresar las cosas con mayor profundidad la sutileza es mejor vehículo que lo exagerado, con las notables excepciones que el arte tiene como expresión. Esto, particularmente, viene acompañado por otra idea que muchas veces se insiste en poesía, si la imagen es muy burda, el mensaje, deja de ser simple para ser plano.


N
o las implicancias que tiene sobre la vida de los protagonistas de la canción, sobre lo que no tengo ni derecho ni pertinencia para opinar. Tampoco sobre el trasfondo artístico financiero del éxito que tuvo, donde, podemos sólo podemos pensar que el morbo es un aliciente comercial indudable. Tampoco me quiero referir, porque lo sé, que las rupturas se las viven como uno puede y la expresa con los recursos que dispone en ese momento. Aun habiendo formas que podrían ser más aconsejables, en cuestiones del corazón uno va por la vida con lo que tiene y lo que puede.

Ahora bien, hay dos elementos de la letra de la canción que, personal y profesionalmente, me quiero detener en dos cuestiones. La primera tiene que ver con el binarismo que marca, en este caso, a las mujeres. Hay la idea central que hay dos tipos de mujeres, ejemplificadas en marcas, unas de lujo y otras más populares no tan de lujo. A lo que se agrega unas que se comportan “bien” y otras “mal.”. En esta distinción de un mundo binario, no todos podemos calzar según la norma buena. Más allá de lo deseable que pueda ser en los discursos de autoayuda: las personas somos como somos, pero un poco también, como nos sentimos. No por nada uno de los pilares para concretar la educación sexual es hacer crecer la auto-estima, que cuando se desarrolla saludablemente, permite que podamos construir nuestra vida sexual de manera creativa, positiva y enriquecedora. La autoestima no se trata de “sentirse un objeto de lujo (auto o reloj), sino de sentirse bien con su piel, con su cuerpo, con sus decisiones, con su identidad. Para quienes aún dudan de ello y no entran dentro del modelo “objeto de lujo”, esta canción generará un estímulo negativo. Un estímulo, lo digamos para minimizar distorsiones, es lo que alguien recibe. La reacción ideal que podemos sugerir o plantear como habitual no es la que nos interesa, sino la que la reacción personal que uno tiene y que está marcada por la propia biografía de la persona.

El segundo tema que creo necesario alertar es sobre lo que hemos llamado la educación sentimental. La gran vacuna para prevenir la violencia. Durante años, se ha mostrado que enseñar que “no hay que llorar” ha generado no sólo corazas, sino comportamientos negativos en la relación con los demás. Así hemos insistido, como indicación pedagógica, que los “hombres pueden llorar y no sólo deben trabajar (facturar), porque no son del mismo orden de la existencia humana. Sino que las personas tenemos diferentes dimensiones desde donde nos manifestamos y está bien hacerlo: sentir y hacer no se combinan por “o”, sino por “y”, lo que está bien. No como obligación, sino como una de las posibilidades reales de las personas. La canción reivindica que la opción “o” no sólo es válida, sino deseable. O sea, es una propuesta de acción concreta. Es lógico que sea una opción, las personas somos como son, pero es a nosotros, los que hacemos educación sexual, nos debe alertar sobre el déficit que se plantea a través de mensajes como este.


Los amores cuando terminan producen sentimientos que, como todos aprendimos alguna vez, evolucionan con el tiempo, no porque este cura los dolores, sino los ubica en una biografía y no en un instante. La madurez a la que la educación debe aspirar siempre está asociada con adquirir la capacidad para la gestión de las diferentes problemáticas que el encuentro humano produce sea no solo de un modo provechoso (personal, social, interpersonal, familiar, “comercial” (¿)), sino también enriquecedor para que lo que siga, siempre sea un poco mejor, con menos lastre y con mayor crecimiento. La educación sexual debe alentar principalmente la autoestima, la comunicación asertiva, autonomía y con la certeza de buscar la eliminación de la violencia como opción válida. Tal vez así creemos una sociedad más saludable.

domingo, enero 22, 2023

Notas sobre el orgasmo


Esta palabra –orgasmo- produce muchos efectos. Primero que nada, nos posiciona. Porque ya incluye saber que el sexo está presente en la oración. Lo segundo, nos genera sensaciones –de inquietud o de interés- que varían según donde nos encontremos frente a esto. Luego, también, nos motiva –morbo, curiosidad o interrogantes- porque su presencia nos evoca experiencias que tuvimos, que tenemos o que ansiamos. El orgasmo tiene mucha imagen, podríamos decir y una presencia indiscutible. Por eso, algunos dicen que, sin saber definirlo, si pueden saber qué es quienes lo han sentido.


Técnicamente un orgasmo es el punto máximo de la excitación sexual cuando el cuerpo libera la tensión y la presión sexual. Implica sensaciones muy intensas de placer en los genitales y en todo el cuerpo. Un orgasmo suele durar unos segundos y se siente como una sensación maravillosa y tiene que ver con tres cosas mínimamente: la estimulación sexual del mapa erótico del cuerpo (que incluye lo genital pero no sólo eso); de la alfabetización erótica que tengamos porque ella nos va liberando –como toda alfabetización – de las ataduras que impiden expresarnos mejor (y la expresión emocional también es importante como forma de expresión) y de la interrelación que hagamos con quien compartimos el momento (aun cuando sea sólo con nosotros mismos), porque se asocia con la autoestima, la comunicación y el consentimiento.

Esto, conlleva una simple realidad: el orgasmo no es un acto fisiológico inapelable, sino un proceso que creamos a partir de un conocimiento, de un aprendizaje de las sensaciones y de las propias capacidades humanas que tenemos de potenciar el placer en el encuentro. Básicamente un orgasmo se lo busca, se lo crea con un mínimo de dedicación y con una real disposición. No es magia. Es algo activo.

Sin embargo, por más que pueda ser deseable, existen personas que no han tenido un orgasmo, han tenido muy pocos orgasmos y otras personas que les cuesta mucho llegar al orgasmo o que los que tienen son de muy poca intensidad lo que lleva, en ocasiones, a elegir no tenerlos.  Estas situaciones son un problema de salud sexual y, también tiene soluciones posibles dentro de esa especialidad.

Dado que la excitación sexual y los orgasmos son reacciones complejas a varios factores físicos, emocionales, sensoriales y psicológicos las causas pueden estar en cualquiera de estas áreas alterando la capacidad para tener un cual es la causa del problema no es algo que se realice  en diálogos de café, ni en libros de autoayuda, lo aclaremos. Precisa, como cualquier problema de un buen diagnóstico, lo que va a proveer una solución acorde, concreta y con mayor tasa de eficacia.

Sin embargo, en cualquier caso, la solución siempre va a incluir un tema de base y dos propuestas imprescindibles. Esto es lo que quisiera compartirles. El tema de base es que los seres humanos tenemos el derecho al placer. Es un derecho propio que debemos tratar de ejecutar. Siempre preservando del daño a uno mismo y a los demás, obviamente. Esto no es solo un dicho, sino la piedra angular que nos permite buscarlo con mayor tranquilidad. Gozar no sólo está bueno, sino es algo para lo que estamos hechos los seres humanos, por eso es un derecho. Las dos propuestas que les mencioné son las que siempre serán necesarias tener en cuenta para adquirir o potenciar nuestra capacidad orgásmica. Ellas son: 1- comprender que es nuestro propio cuerpo el instrumento para que nos permitamos el disfrutar. Es decir que conocer nuestro propio mapa erótico y desarrollar la autoestima está a la base de cualquier propuesta terapéutica. 2- La comunicación, sobre todo la asertiva, es la que permite llegar a mejor puerto, nunca mejor dicho. Porque no sólo permite decir lo que deseamos, sino orientar hacia donde queremos.

El orgasmo es una de las benditas posibilidades que el ser humano tiene, fruto de su capacidad infinita de crear momentos donde nos damos cuenta que merecemos siempre llegar al cielo, al séptimo.

 

22/1/23

miércoles, enero 18, 2023

Notas sobre el deseo


Una de las consultas que aparecen con cierta frecuencia en el campo de la sexología es la falta de deseo en las relaciones de pareja. Algo que podría ser curioso porque como nunca en la historia hay tantas manifestaciones pro-deseo y tanta reivindicación del placer como hecho humano fundamental y necesario. Es decir que, en la actualidad y como nunca, hay tantos discursos a favor del sexo y de sus virtudes, ventajas y en asociación con la vida saludable. Esto implica que, a diferencia de otras épocas, el sexo es bien visto. Todo eso implicaría que el deseo se encuentra menos encorsetado y reprimido que en otras épocas. Sin embargo, los estudios muestran que la falta de deseo entendida como cierta carencia de fantasías eróticas y de motivación para tener relaciones sexuales existe. Pero vamos por parte, el deseo, lo vamos a entender como esa fuerza que nos motiva y nos motoriza (es decir no sólo nos hace querer algo, sino nos lleva a la acción) para buscar una relación de carácter sexual o, también, nos permite canalizarla en una actividad relacionada con la intención de goce. No necesariamente es constante y sólo es un problema cuando esa falta de deseo persiste a lo largo del tiempo (seis meses en promedio). Según los estudios la ausencia de deseo sexual ha aumentado en los últimos años en la población en general

Ahora bien, señalemos que el deseo es una parte importante de lo que se conoce como respuesta sexual humana y es saludable sentirlo, por lo tanto, es bueno estimularlo. Tres hechos son importantes señalar en función de esta disminución del deseo: el primero que es lógico porque ha habido diferentes situaciones que nos han afectado. Recordemos que la vida sexual es de las personas y, por lo tanto, está incluida en su biografía, o sea, no está aislado de lo que le pasa. Esto es axial cuando hablamos de la sexualidad. No es algo que uno se pone y se saca, sino que es intrínseco a las personas. Por eso también está asociado al momento personal y profesional que repercute en nuestra vida, también en la sexual. Es decir que no tener deseos sexuales no es un problema en sí mismo, pero precisa, como en cualquier otra situación, analizarse las posibles causas (que van desde situaciones médicas hasta problemas en la relación con la pareja, entre otros), reconocer el tiempo desde que está pasando y, obviamente, buscar ayuda profesional, porque es un problema que tiene solución. En este punto debemos recordar algo muy obvio pero siempre olvidado: el deseo es personal y se comparte con quien se está. Es decir, en la realidad. Entonces la pregunta esencial es ¿lo que hacen funciona a ti y a tu pareja o no lo hace? Una respuesta sincera con una comunicación asertiva es la clave.

El segundo punto a destacar es que, a veces, a pesar de quererlo no lo sentimos presente. Esto es lo que pasa muchas veces según los estudios actuales. Pero para esto, la ventaja que existe es clara. Hoy sabemos que hay posibles soluciones. En esto debemos asumir y comprender que la resignación no aporta soluciones y que como cualquier situación de malestar conviene identificar las posibles causas y actuar en consecuencia. Sencillamente se trata de preocuparnos por nuestra salud y, verdad de Perogrullo mediante, la salud sexual es también salud.


En tercer lugar, señalemos lo que todos sabemos, tener deseo no sólo hace que el gozo pueda estar presente, sino que también repercute, positivamente sobre el resto de nuestra vida. Utilizar energía en lo sexual es un estímulo positivo general. Esto quiere decir que el deseo se estimula en función de lo que hacemos para ello. El deseo no es un interruptor, sino que es un proceso que nace de los estímulos que buscamos y nos ofrecen y que se canaliza a través de los intercambios que hacemos y eso implica necesariamente cuando la comunicación es positiva y somos capaces de buscar espacios para que eso pase y nos permitimos esas instancias lúdicas, compartidas y estimulantes que la vida sexual puede ofrecernos. Muchas parejas pierden el deseo, precisamente porque dejan de buscar ocasiones para tenerlo activo y presente. La pregunta, entonces, sería ¿Qué hice por mi deseo y, sobre todo por nuestro deseo?

miércoles, enero 11, 2023

Preguntas para el amor


 

¿Cuántas preguntas alguien debe responderte para saber que es la persona indicada para ti? Es decir, ¿cuáles son las respuestas que alguien deben ser diferentes para saber, a ciencia cierta, que con esa persona no te llevarías bien? No como prejuicio, sino como respuestas sinceras y que sean lo suficientemente claras para ti de modo que puedas afirmar que el amor no está en esa dirección.

Lo que puede parecer un juego de detectives es una ambición de muchas personas y, también, una propuesta que existe. Efectivamente, hay 36 preguntas definidas por el psicólogo neoyorquino Arthur Aron en un estudio preliminar sobre los niveles de intimidad interpersonal. Estas preguntas motivaron a Mandy Len Catron, a escribir un libro que se llama “Cómo enamorarse de cualquier persona, siguiendo estos pasos”, donde explora si se puede acelerar el proceso que lleva a la intimidad entre dos extraños haciendo que respondan a una serie de preguntas específicas.


Más allá de lo preciso e interesante de las preguntas se parte de una hipótesis que podemos comprobar: todo ser humano tiene temas axiales en su vida, puntos innegociables que debe respetar si pretende conservar la paz, desarrollar sensaciones ciertas de alegría, convivir con el placer de manera asidua y sentirse lo suficientemente acompañada para crecer como personas. Básicamente, estar en una relación donde percibamos el amor como algo vivido. No estamos hablando de lo que puedan ser simples opiniones porque ellas, obviamente, pueden variar a lo largo de la vida y de las circunstancias. No me refiero a esto, sino a aquellas cuestiones que son más estables y constantes. Temas importantes (que sólo pueden ser dos o tres, creería) que uno reconoce, sinceramente, como imprescindibles. No necesariamente porque los contrarios o diferentes sean malos, sino porque la mayoría de las personas prefiere lo conocido, aun en lo novedoso.


Es decir, sostengo que al cabo de los años descubrimos que hay cosas nos relajan, y otras que nos molestan; las que nos estimulan positivamente y las que sacan lo peor de adentro de uno; aquellas que buscamos con ahínco y las que preferimos evitar para disfrutar momentos de bienestar, en todo su abanico posible. Porque, lo señalemos, el bienestar es un estado y, por ello, tiene una gama de matices posibles. Esencialmente, quiero señalar que las personas tenemos lugares y momentos que sabemos que son los buenos para uno. Es lógico, entonces, que los prefiramos, sin condenar a nadie. O sea, todos tenemos posibilidades ciertas de hacer las preguntas buenas que nos permitirán saber si esa persona es la adecuada y, obviamente, la otra persona también debería hacerlo, porque una relación es un puente que dos personas recorren.


Esta idea implica una verdad concreta: lo prioritario sería saber cuáles son las preguntas que debemos tener respuestas para que nuestra vida de parejas (donde tantas veces pasa el amor) sea lo óptima que podamos vivir y que, por ser humanos, nos merecemos. Pero no hay un formulario pre-concebido, más allá que existan tests y ejercicios en varias revistas. Sin embargo, se puede hacer una guía, aunque no nos animemos. ¿Por qué no nos animaríamos? Porque para hacerla debemos hacer tres cosas que no siempre nos gustan hacer: vernos al espejo con la mayor sinceridad (procurando el autoconocimiento), confiar en lo que valemos (es decir, fomentar la autoestima) y, a partir de eso, preguntarnos ¿Qué cosas no deseamos nunca para nosotros? Y respondernos la pregunta esencial: ¿Cuáles son los tres (un número como cualquier otro) elementos que me dan la felicidad y que yo puedo garantizarle a quien amo? (*). Finalmente, saber que precisamos recibir para que nuestra felicidad no sea solo una ficción que nos contamos.

Si lo hacemos, puedo afirmar, tendremos mayores posibilidades de estar en el lugar y el momento que queramos, porque lo podremos construir. En definitiva “hacer el amor”, no es sólo sexo, sino una forma artesanal de construir la compañía que enriquece las vidas.

 

*Nota aclaratoria: no es nada material, ni nada tan abstracto que solo puedan ser palabras bonitas, ni slogan publicitarios.

 

jueves, enero 05, 2023

Reyes Magos


 

El 6 de enero se celebra la festividad de Reyes Magos. Son eventos que tienen alguna magia o
evocan infancia, es decir ya no son sólo festividades religiosas, sino simbólicas de las que uno puede apropiarse sin que deba ser un convencido. En esta festividad, en particular, circula una parte de un poema de don Miguel de Unamuno
, que suele emocionar y generar cierta nostalgia de otrora. Dice esa parte: Agranda la puerta, padre, //porque no puedo pasar;// la hiciste para los niños, // yo he crecido a mi pesar. // Si no me agrandas la puerta, // achícame, por piedad;// vuélveme a la edad bendita //en que vivir es soñar.

Al leerlo el texto es común, decía, que sintamos esas sencilla, nostálgica y hermosa sensación de niñez, la que básicamente implica añorar una época donde la simplicidad parecía lo habitual, la mentira inexistente (salvo por los juegos inocuos  como “Yo no me comí el pedazo de tarta con la boca con merengue), la risa se muestra casi como respiración, los regalos siempre son sorpresas aguardadas  (tal vez porque no había tanta exigencias), el cariño era constante y se manifestaba sin tapujos, los juegos eran siempre con otro, las rencillas duraban lo que demoraba en comenzar otra actividad y el aprender era una aventura que no se paraba porque la buscábamos. Una época en que la jugar en la calle era jugar en un lugar seguro y que las golosinas no tenían tantos sellos para decirnos que estaban mal. Uno añora la idea de esa niñez donde había una familia –armada como fuera, pero familia, en fin- que era la encargada de retarnos sin violencia y amarnos sin condiciones.

Pero, un día descubrimos que ese idilio, aun cuando lo hayamos vivido cada uno de nosotros, no era jamás para todos los niños y niñas. Porque la pobreza siempre existió, porque la violencia contra la niñez no es nueva, porque los atropellos si ahora se ven, antes se ocultaban. Es decir, añoramos la imagen que tenemos de aquella otra niñez y está bien así, porque cuando la imaginamos lo hacemos pensando en lo que la niñez debería recibir siempre. El famoso “los niños/as primero” más que un eslogan colorido, se debe convertir en un plan de acción.

Pero, estamos en este 2023. La niñez se la vive en estas épocas y con estas condiciones. Allí los que soñamos volver a ser niños, somos los adultos que debemos garantizar que nuestra sociedad sea lo suficientemente saludable para que “los locos bajitos” (Serrat dixit) sean capaces de disfrutar todo lo posible, porque es el camino para garantizar una sociedad mejor. Eso lo sabemos todos, un mejor material (una infancia sana, educada, protegida, creativa, amada) crea un mejor producto: una sociedad sin violencia, más justa y equitativa, menos conflictiva. No como normal sino como consecuencia.

Sin querer, ya está claro el mejor proyecto que podemos pensar para este 2023: eliminar la violencia contra la niñez, no sólo la que va directamente contra ella, sino aquella que enseñamos con el ejemplo, por lo tanto, debemos reducir la carga de violencia social que se expone tanto en las palabras como en los hechos. Ya se sabe que la pobreza es un drama, pero cuando llega a la infancia es, sobre todo una crueldad, porque en nuestro país debería ser algo evitable. La educación, nos cansamos de pregonar que es la solución de base para la inequidad y la injusticia. Pues ella debe orientarse a ser aún más educación que por definición es integral. No me canso de repetir, no hay educación verdadera, sino incluye la educación sexual integral como constituyente real y necesario.


Así que, hoy asumamos ese rol de “padre que debe agrandar la puerta” para la niñez y sepamos que sólo se podrá hacer si nos comprometemos en ampliar derechos y que estos lleguen a todos los niños y niñas que nos rodean. El trabajo está claro, entonces, como diría el otro español: ¡Argentinos, a las cosas!

 

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