sábado, diciembre 30, 2017

Primeras notas sobre la indecencia


La palabra decencia es muy buena. Implica la decisión personal de ser como uno es (honestidad), utilizar lo que le queda mejor y es más adecuado a lo que considera (recato) y ser cauto con sus manifestaciones en pos de expresar inteligencia (modestia). El problema, como la mayoría de las veces, es cuando queremos imponer nuestra idea de decencia a los demás y pretendemos que haya una sola forma de medirla.



Allí, definitivamente caemos en la imbecilidad, de mínima, y en las tiranías como máximo. Todo con consecuencias nefastas para algunos (sobre todo algunas) o para todos, sobre todo, todas.

Dado a trazar una línea que separe lo que la “in” incluiría me atrevo a trazarla del lado donde pasan los delitos contra las personas y contra la población y nunca jamás en lo que incluya el baile, la piel, la vestimenta y los comportamientos libres y consentidos. Es decir, creo que antes de preocuparnos sobre un baile sensual, un vestido corto, una piel mostrada, un gesto “provocativo” o cualquier movimiento  o comportamiento púbico que pretenda cautivar a su interlocutor o interlocutora, antes que un gesto de cariño de quien sea con alguien que lo acepte, hay un listado más grande de problemas reales y que, por lejos, son completamente  indecentes. De esos nos deberíamos ocuparnos antes de "tontear" con las otras cosas.
Así, la violencia contra la mujer, los abusos sexuales, las violaciones, los acosos, las mentiras de los poderosos, el avasallamiento de los derechos de cualquiera, la falta de educación sexual, el machismos permitido, el lujo innecesario de los políticos y la aceptación que es adecuada, el nombre de “honorable” cámara de legisladores, la ironía de los incapaces que son jefes, la tragedia de las negligencias, las filas de cualquier tipo donde los ancianos deben suplicar sus propios derechos, la corrupción (causa número uno de la violación de los DDHH en democracia), el sexismo hostil y el benevolente, el ultraje a la diversidad, el menosprecio de lo que es diferente, el negar las posibilidades de construir futuro, al hipotecar el presente por desidia política y, un largo etcétera.

Definitivamente no puedo aceptar que la indecencia tenga algo que ver con la decisión personal y convencida de hacer algo, mientras no sea el uso de la violencia o que niegue el consentimiento de nadie. O sea, nunca jamás tiene puede tener que ver con la humana posibilidad de deleitarnos, compartir, intimar o disfrutar. Jamás de los jamases puedo aceptar que el baile sea indecente, aunque alguno pueda no gustarme. Jamás de los jamases debemos aceptar que la indecencia sea algo que justifique de cualquier modo al machismo, porque este es donde crece la violencia que más inhumano nos hace, la que ejercemos contra el que es diferente por serlo. 

jueves, diciembre 28, 2017

Deseos para el 2018

Año nuevo, viejos deseos pero renovados y, claro está, nuevos deseos también. Dados por escribir uno sabe que no dice todo pero sabe que vale la pena el intento. Me aclaro que esta lista no acota mi capacidad de deseo y que espero con ansias que a la vuelta de la esquina o en cualquier día, un nuevo deseo se sume.
 Deseo la compañía que te permite sentir que algo haces.  Es hermoso saber que el cariño es para todos, sin embargo, tener claro que hay besos y caricias que tienen nombre y que se acumulan mientras no los das. Porque dar cariño es un arte que tiene la esencia de lo compartido y el valor de reconocer un ADN particular.
Deseo el sexo, porque sé que el sexo es una de las formas de encuentro y de placer que nos produce la dicha de sabernos vivos y universales. El sexo no es solo eso, sino compartir la intención de descubrir nuevamente lo que ya hicimos y, tal vez, descubrir que en eso aún hay nuevos senderos. Es desear con la intención de ofrecer, ofrecer con la intención de entregarse y entregarse con la intención de estar. Deseo disfrutar más del deseo, orgasmear y lo que más implica eso que es ofrecerlo. Deseo la magia de intentarlo en la intimidad compartida siempre.
Deseo mantener la intención de viajar. Aprendí que viajar depende del dinero pero, que sin la intención de hacerlo sólo es una forma de acumular lugares en un álbum. Viajar es dejarse sorprender por lo diferente, renovar el disfrutar lo que ya conocemos y permitirse la aventura del encuentro. Es pensar en tu historia y en la historia y, con ello, reconocer que todo día es parte de un viaje. Con todo, valga decir, deseo que este año haya un viaje de esos que llamamos a un lugar exótico, otro a aquella ciudad que sé que volveré, a aquel lugar donde la naturaleza te brinda la calma y aquel donde la historia y el arte de muestran que la humanidad aún puede.
Deseo estudio, porque estudiar implica estar vivos, curiosos, interesados, motivados y con ganas de lo nuevo. Estudiar implica leer y leer es siempre una forma de intentar ver el mundo de otro modo y, a veces, con suerte, lograr hacerlo y al hacerlo darnos cuenta que la diversidad es un motor y jamás lastre.
Deseo diversidad para mí y para todos. Diversidad de colores, de sabores, de experiencias, de personas, de relaciones. Animarse a la experiencia humana real y sensible que está fundada por la diversidad total. Para ello comprender que no hay actitud más inhumana que negarla.
Deseo que no tengamos violencia y sé que es solo una expresión de deseo que no se conseguirá. Por ello deseo aún más que seamos más voces, más actitudes, más compromiso para evitarla y para protegernos a todos de ella. Que seamos capaces de hacer que las victimas nunca se sientan más víctimas con nosotros. Y ojalá, cuando seamos victimas alguien nos pueda dar la compañía para sentirnos mejor y recuperar lo que hayan querido arrebatarnos.
Deseo, por eso y por todo, que tengan educación sexual todos y todas siempre. Lo digo porque estoy convencido que esa educación es la calve para el presente, para el futuro y para todo. El camino de la felicidad pasa directamente por allí.
Deseo que la niñez de mi hijo se extienda todo lo necesario y que luego sepa conservar su manto de infancia permanente aunque, inexorablemente, se haga un poco más adulto todos los días. Ojalá, entonces, que yo redescubra la mía cada día, así, siempre tenga el juego, la sorpresa, la ingenua capacidad de encontrarse, la maravilla de la curiosidad que inhibe el orgullo sin sentido, la mágica sensación de dejarse sorprender con los detalles que algunos llaman “tonterías” jamás me abandone.
Deseo que uno pueda cumplir su trabajo y con ello sea retribuido de una forma justa pero también que al hacerlo uno encuentra la dicha de concretarlo, y la energía de renovarse. Que alguna vez alguien pueda llamarte maestro, o “Captain, my captain” y que ello no sea razón de soberbia, sino de esa simple vivencia de querer hacerlo un poco mejor.
Deseo que mis amigos y amigas mantengan la dicha del encuentro a pesar de mis formas y modales. Que sigan comprendiendo que no es cuestión de entender sino de hacer que el encuentro sea siempre un momento donde seguimos permitiendo el lujo de ser sin ser juzgados.
Deseo que el arte no me sea esquivo y que pueda permitirme la riqueza de poder disfrutarlo y compartirlo. Que sin arte estamos muertos, aunque uno sea limitado en ello. Porque el arte nos permite la sensibilidad de la humanidad toda.
Deseo que el baile no se interrumpa, aun cuando falte música. Bailar como si te viesen y disfrutarlo. Que nada inhiba el deseo de ser feliz y de expresarse, jamás. Quizás, así puedas generarlo en los demás. La felicidad, lo sepamos, puede ser contagiosa. Así que deseo humor, del que me hace reír, aunque no le guste a todo el mundo. Pero que todo el mundo sepa reír de lo que sea. Que el humor no nos falte para que así también haya más amor. Porque aunque no lo sepan hay una relación muy estrecha entre ellos.
Deseo que la lectura me acompañe nuevamente. Leer es escuchar cosas que conocemos, tantas veces, de un modo nuevo, como también descubrir que no conocemos casi nada y que todo se puede conocer y, es importante decirlo, es creer que imaginar es más que soñar, es construir senderos que alguien los recorrerá alguna vez. Deseo que aún pueda escribir, aunque sea repetitivo pero no ceder en la tentativa de buscar una forma de decir lo mismo de otro modo.
Deseo que mi familia sea feliz y que cada uno encuentre en sus quehaceres las razones para ello pero también que quieran compartirlo un poco más porque en definitiva ser familia es inevitable pero construirla es una decisión.
Deseo poder dar gracias porque las gracias es el único modo válido de agradecer lo que no tiene precio y que termina siendo lo que nos importa recibir: ternura, cariño, compañía, consejo, escucha, amor, alegría, amistad, respeto, interés, entre otras cosas.

Así que este 2018 sea una balance excelente entre lo que debemos dejar atrás, lo que nos va a llegar y lo mejor que siempre tenemos y disfrutemos. Vamos, comienza el año, no lo desperdiciemos y le saquemos jugo. Los demás también cuentan con nosotros.

sábado, diciembre 23, 2017

Navidad



Hay aroma a muchas cosas en navidad. Seas creyente o no. Te de lo mismo ir a misa o cantar villancicos. Pero hay ese perfume que nos habla de humanidad. Hay encuentro y deseo de encuentro. Hay la intención, el compromiso y la actitud de ofrecerse y de ofrecer sonrisas. Aunque cuesten, en ocasiones. Hay la secreta intención de solidaridad permanente y la concreta manifestación de ella. Hay color, hay esas rendijas donde nos autorizamos a creer que la paz no es un logro solamente, sino un estado de nuestra esencia. Hay intención concreta y vocación para con el otro. Además, valga decirlo, nos cuesta un poco menos que otras veces.


 Eso que llaman el “espíritu navideño” aunque no creas y sea solo un producto que creció con películas edulcoradas y alguna publicidad de coca cola. Sea de un modo u otro, es, estoy seguro, la época del año donde más nos permitimos exhibir ese dejo de humanidad que nos encanta. Eso que nos hace cercanos, que nos permite oasis de felicidad, que nos invita a la compañía, que nos liberamos de cargas y podemos desear que el otro esté bien, y decirlo sin límites.

Si, también donde, vía redes sociales, copiamos y re copiamos y enviamos y volvemos a enviar las mismas tarjetas que nunca jamás compraríamos en papel. Compartimos humor, compartimos videos, compartimos mensajes gastados pero en estos días lo sentimos como una forma de respirar, como una forma de perdonarnos, como una forma de deleitarnos.

No importa la creencia, no importa si hubo un pesebre o no, no importa si papa Noel la sudaría feo con los 40 grados de mi ciudad, no importa si los renos vuelan y si el árbol tiene una nieve de ficción. No importa nada de eso, solo es maquillaje, lo que importa, sigue importando siempre que en esos días somos capaces de sentirnos que “somos justos”, como diría Borges y así, seguir salvando un poco la humanidad. Solo por ello, la leyenda, el mito o la historia, según tus creencias, ya vale la pena. Así que la celebremos por ello y por más, valga decir: FELIZ NAVIDAD PARA TODOS, PARA TODAS. 

Entrada destacada

Deseos 2020

Este año es bisiesto. Como cada 4 años, dirán, pero esta vez lo noté. Un día más, un año diferente. Una ilusión de creer que lo excepcio...