miércoles, septiembre 21, 2022

Masturbación


 Una de las prácticas sexuales más comunes en la historia y, también, en la historia personal de
las personas, es la masturbación. Esta, se define, a partir de su etimología, como la “
estimulación de los órganos genitales o de zonas erógenas con la mano por otro medio para proporcionar goce sexual”. Para pensar esta práctica debemos recordar uno de las realidad más contundentes, obvias y significativas del ser humano: este es un ser cultural. Esta perogrullada tiene un amplio impacto en la vida cotidiana, incluida, obviamente, la vida sexual. Así, los seres humanos hemos decidido desde tiempos inmemoriales meternos en la vida del otro, tratando de condicionar de un modo u otro lo que hace, lo que puede hacer y lo que no debe hacer. Uno de los ejemplos más contundentes de esta verdad es el caso de la masturbación, ya que es una muestra cabal del rol que tuvo - ¿aún tiene? - la cultura para definir, juzgar, condicionar y evaluar ciertos hábitos.

Los argumentos para limitar la actividad sexual han pasado por dos cuestiones prioritariamente: o hacían daño, física o mentalmente, o eran moralmente reprobables. Lo cierto es que, con el avance de la humanidad en todas sus dimensiones, lo que ha contribuido para mejorar la calidad de vida, hemos ido comprobando, de muchas maneras, que varios de esos argumentos no eran verdaderos, ni de cerca. En relación a la masturbación un ejemplo fue el que Rider y sus colaboradores mostraron en el 2016, cuando llegaron a la conclusión que “perder el semen” no sólo no era un problema, sino que además podría ser saludable. Efectivamente, esta investigación demosdtró, con datos sólidos, que una eyaculación más frecuente, en ausencia de conductas sexuales de riesgo, podría representar un medio importante para reducir los profundos costos médicos y los efectos secundarios físicos y psicológicos del diagnóstico y tratamiento innecesarios de tumores de próstata de bajo riesgo. Esto se asoció, lógicamente con una premisa más mundana, masturbarse previene el cáncer de próstata. De otra parte, también se investigó y se enunció, en diferentes trabajos, que la masturbación genera beneficios para la salud integral, para el hombre y para la mujer, al hacerla como corresponde, es decir con dedicación, convicción y cariño (si, valen las tres palabras en este caso también). No sólo eso, sino que se desarrollaron juguetes sexuales –que en la pandemia aumentaron sus ventas- que no sólo favorecen la práctica, sino que la estimulan positivamente.

Más allá de la historia particular lo que nos debería llamar la atención en estos momentos es como los
seres humanos insistimos, en ocasiones, a pretender prohibir ciertos comportamientos por considerarlos “perniciosos” basado solamente en una idea moral limitada y sinceramente absurda. En este sentido es importante comprender dos cuestiones sustanciales, que hasta parecen opuestas. La libertad como elemento esencial, que vamos a entenderla, como leí hace poco, “como una creciente conquista cotidiana del entendimiento de uno”. La libertad no como el infinito, sino como la capacidad de establecer los límites que uno desea, es esta la segunda cuestión sustancial. Porque la vida sexual siempre debería surgir de la decisión personal libre y consentida, construida, también con aquello que uno considera que debe “prohibirse”. Personalmente estoy convencido y lo afirmo categóricamente: la violencia, en cualquier de sus formas, es un prohibido altamente deseable para poder generar conductas saludables, personal y socialmente para lograr una premisa que, en el contexto de esta columna, se podría sintetizar con el siguiente axioma/consejo: “gozar es un pequeño lujo de nuestra humanidad al alcance de la mano, que no debe producir daño jamás”. 

jueves, septiembre 08, 2022

Sexo oral

 

Esta semana pasó el 6/9 que fue elegido como el día internacional del sexo oral, por razones, digamos, obvias. En estas épocas, todos sabemos que hay días para todos, como una de las formas de señalar la importancia que tiene lo celebrado para la vida humana porque, en definitiva, por eso se anotan estos días “especiales”. No es para circunscribir las cosas a un día, en este caso, el placer, sino para recordar lo importante que puede ser como parte de las actividades sexuales consentidas que un ser humano deseante puede realizar para el bienestar
compartido.

Quisiera señalar dos cosas sobre el sexo oral. La primera es que, si bien se usa la boca, obviamente, no es para priorizar la palabra, sino la acción. Lo segundo, que es una de las actividades lúdicas del sexo que siempre incluye a otra persona, es decir que se comparte. Esto me lleva a un punto importante: el sexo oral puede ser visto como una comunicación, lo que implica varios elementos. Señalemos que, a diferencia de la información, la comunicación tiene condiciones específicas que la definen.

La primera condición es que es interrelacional. Funciona con otro que participa del instante comunicativo. Como sabemos –o deberíamos reconocerlo sin problemas-, el hecho interrelacional es un encuentro con alguien con la intención que ese proceso comunicativo sea positivo. Así, la comunicación se da porque dos personas participan activamente en ese momento. Que el otro participe implica una decisión relacionada con saber cómo queremos que participe y también que lugar le vamos a dar para la participación. Esta obviedad conlleva que, por más que haya monólogos que digan tanto, la comunicación se orienta más al diálogo, lo que incluye el decir y el escuchar. Tan obvio, como olvidado muchas veces.


Pero volvamos a lo que nos interesa, la comunicación, la cual es compleja, que puede hacerse simple o complicada. Esa comunicación tiene puntos específicos que son los que la potencian. Partiendo que el sexo oral es una forma de comunicarse, podrían pensarlo a partir de los tips necesarios para una buena comunicación. Veámoslos:

1. Mirar a la persona que está hablando, es decir quien participa del encuentro es importante en ese momento, ocúpate de buscar la mirada en medio de la acción.

2. Hacer preguntas. Mostrar interés capta interés. Para eso recordemos que la otra persona sabe más de sus propias sensaciones que tú, así que escuchar sus indicaciones te ayudará a hacerlo mejor.

3. No interrumpas; reconoce el momento adecuado para intervenir, lo que está asociado con aprender el ritmo que el otro, quien lo recibe, necesita para disfrutar mejor.

4. Dado lo anterior, recuerda no cambiar el tema de improviso, traducido en nuestra analogía, busca el ritmo adecuado y mantenlo.

5. Muestra empatía por la persona que habla. Estar atento a lo que el otro percibe es esencial, más cuando se ofrece algo.

6. No controles la conversación. Permite la retroalimentación y diversidad de opiniones. Básicamente es el mandato esencial en toda relación: aprende de lo que está pasando.

7. Comunica tus emociones y opiniones: el placer se vive mejor cuando se expresa y eso se hace aún mejor cuando somos capaces de poder hablar con la mayor libertad posible.

7- “Escucha” al cuerpo, es decir prestar atención al otro. Eso ayuda a encontrar el ritmo adecuado. Finalmente, lo más importante que tantas veces olvidamos:


8. Evita el daño. Una actitud que debería ser permanente, en cualquier comunicación. Pero puntualmente señalemos dos daños a evitar en esta práctica que nos ocupamos hoy: a)- el físico para eso tener en cuenta el uso del preservativo o del campo de látex para practicarlo (lo que no saben lo que es porque aún no tuvieron educación sexual integral, se resuelve fácilmente con la información precisa que da el ministerio de salud sobre esta temática (www.msal.gov.ar ), también es importante y recomendable realizar consultas médicas para descartar enfermedades o infecciones presentes; b)- Nos preocupemos en evitar el daño al resto de la persona, evitando vulnerar los derechos, evitando toda violencia, coerció.

El sexo oral es una práctica sexual y, como tal, sólo es válida cuando se la consiente. Sin consentimiento es un crimen. Pero también señalemos otra obviedad, consentir es el punto inicial de todo el placer. Cuando lo comprendemos, lo asumimos, nos damos cuenta que toda práctica es mejor cuando la elegimos libremente, la hacemos con deseo de participar, nos disponemos a escuchar a quien nos acompaña, decidimos hacerla con la mayor dedicación que podamos en ese momento y procuramos que nos genere placer. Al hacerlo, el bienestar necesariamente se puede potenciar. Milenios de historias e infinitas pequeñas historias lo avalan. 

jueves, septiembre 01, 2022

Hablemos de placer

 

Este 4 de septiembre se celebra el día de la salud sexual. Esto está impulsado, desde el 2010, por la
Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS). Con este día se busca promover la conciencia, y generar acciones, tanto a nivel personal como de políticas sanitarias, educativas y sociales, para promocionar que la salud sexual sea considerada como un elemento axial para las personas y, por lo tanto, para la sociedad. Cada año se elige un slogan particular para generar esa conciencia, a través de diferentes actividades. El de este año es: Hablemos de placer. Eso se asocia con la Declaración sobre el Placer Sexual como un llamado a la acción que la Asociación mencionada impulsó en el 24 Congreso Mundial de Salud Sexual de la Ciudad de México.


En dicha declaración, en primer lugar, se define al placer sexual, diciendo que es “la satisfacción y disfrute físico y/o psicológico derivado de experiencias eróticas compartidas o solitarias, incluyendo pensamientos, fantasías, sueños, emociones y sentimientos”. Luego se subraya que son factores clave para que el placer contribuya a la salud y el bienestar sexual que existan “la autodeterminación, el consentimiento, la seguridad, la privacidad, la confianza y la capacidad de comunicarse y negociar relaciones sexuales”. Luego se expone claramente que “el placer sexual debe ejercerse dentro del contexto de los derechos sexuales, particularmente los derechos a la igualdad y la no discriminación, la autonomía y la integridad corporal, el derecho al más alto nivel posible de salud y libertad de expresión. Las experiencias de placer sexual humano son diversas y los derechos sexuales garantizan que el placer sea una experiencia positiva para todos los interesados y que no se obtenga al violar los derechos humanos y el bienestar de otras personas”.

Todo esto es algo que, seguramente, podemos entender fácilmente. Es más, ¿cómo estar en contra de
algo que promueva el consentimiento, la seguridad, la igualdad, la autonomía, la integridad de las personas, la no discriminación, la no-violencia? Sin embargo, lo sabemos, aun coincidiendo, todavía no hemos logrado que los derechos sexuales estén presentes siempre, ni que el placer sea una opción para todas las personas. Porque, lamentablemente, todavía vivimos en una sociedad donde se produce daño por la intolerancia, por la negación del otro, por la violencia, entre otras cosas.


Lo curioso es que podemos saber –por la propia experiencia- que el placer, aun siendo tan personal, cuando lo vivimos, nos genera, claramente, una mayor tranquilidad lo que repercute sobre los otros aspectos de la vida cotidiana. Podríamos decir, sin temor, que cuando disfrutamos –el placer implica eso- nos sentimos más tranquilos para el resto de las cosas. De alguna forma era la premisa simplista de “hacer el amor y no la guerra”.

Entonces, la pregunta sería ¿Cómo potenciarlo? Pues lo primero sería lo primero: darle alguna importancia de modo personal. El placer es uno de los recursos necesarios del ser humano, al alcance de las posibilidades, la mayor parte del tiempo y que podemos usufructuar con mayor o menos facilidad, canalizando nuestros deseos pero precisa que lo tengamos en cuenta y que lo busquemos.

Lo segundo, reconociéndolo. Es decir, saber lo que nos produce placer y lo que no lo produce. El conocimiento de nosotros mismos en el mayor grado posible es condición indispensable. Lo que incluye, en el caso de la vida sexual, tener nuestro propio mapa erótico. Lo tercero, comprender que el placer se comunica y también se lo procura, comunicando, una actividad que se aprende y se perfecciona. Lo cuarto, recordar que el placer se optimiza mucho cuando sigue un circuito, llamémosle, circular. Porque el otro siempre es importante (recordando siempre, que uno es el otro de alguien). Por ello, generar placer es una de las formas de crear espacios donde este se desarrolle más.

Simplificando, como una suerte de ecuación: el placer es siempre mejor cuando comprendemos que es un derecho que tenemos, que somos quien posee la mejor guía para mi placer y que comunicando –con cualquiera de las formas de hacerlo- siempre es necesario para conseguirlo. Lo obvio, pero no menos importante, que aun debemos señalar es que el placer se potencia cuando el consentimiento está presente. Es la forma que en el espacio del erotismo estemos tan presentes, de modo tan integral, que no haya forma que eso no nos lleve hacia el séptimo cielo. Simbólica y realmente. Quizás, de ese modo, las promesas del cielo puedan ser vividas en esta tierra, como dijo algún cantautor.

 

 

 

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