viernes, febrero 28, 2020

Sex education: los estereotipos como norma




Resultado de imagen para sex educationSex education parece ser una serie novedosa que impulsa limites que son necesarios ampliar. Hablar libremente y, encima, mostrar temáticas sexuales sin dar muchas vueltas, parece justificar que los que estudian y trabajan con la salud sexual no deban señalar algunas objeciones. Sin embargo, creo que es sumamente oportuno mostrar algunos elementos que son muy evidentes. Esto no quita que la serie pueda gustar, entretener y hasta, en pocos casos, ser útil. Aunque parezca una obviedad, señalar ciertas cuestiones no invalida todo.
En la primera temporada –la que vi hasta el momento- todo se reduce a tres cuestiones centrales que aparecen de modo contundente:
a-      Los estereotipos sexuales siguen vigentes
b-      La buena voluntad, un poco de lectura, mucho interés y algo de sentido común son suficientes para ver los problemas sexuales
c-      El amor siempre será lo que esperamos, deseamos y buscamos.
Resultado de imagen para sex educationDe ese modo en base a eso trataremos de mostrar todo con una trama simple: un adolescente virgen con un trauma sexual por haber visto como su padre tiene relaciones sexuales con su paciente, se transforma en un terapeuta sexual por mediación de la chica rebelde que ve en eso una solución económica para ella. La ventaja del protagonista es que la madre es terapeuta sexual pero que no consigue hablar con su hijo de esto. Todo en una escuela secundaria donde están los estereotipos de siempre con varios de los sexuales obviamente: el amigo homosexual, muy gay (Eric), el macho abusón que es un homosexual reprimido (Adam), el profesor borracho e inestable que es simpático y con problemas sexuales, el director que es muy estricto por lo tanto represor, la madre que es liberal pero busca el amor sin ser capaz de decirlo, el atleta que es muy buena persona, buen amante, comprensivo pero no da el target porque no es el indicado, la chica pija que es abusadora y necesita amigas, las amigas que se tienen que bancar todo hasta que logran liberarse, la friki que es divertida, el protagonista que es un “pan de dios” ...y así podemos seguir.
Si, entiendo: es una serie pensada para venderse y para ello debe divertir o funcionar con el púbico. Ni pienso cuestionar aquí eso. Lo que sí quiero señalar que debemos alertar que es una serie que funciona como los libros de autoayuda, parece inofensiva y lo será para la mayoría, pero puede ser negativa y ejercer una influencia nociva para ciertas personas. Los problemas sexuales no se solucionan ni con estereotipos, ni con mensajes de paz y amor. La educación sexual no es solo actividades sexuales donde los conflictos se solucionan con discursos blandos y motivadores únicamente. La educación sexual no alcanza con tener libros o acceso a información y estar lleno de buenas intenciones, necesita que sea planificada, sistemática, con feedback y con responsabilidad directa. Debemos comprender que la educación sexual y la consulta en salud sexual no es lo que muestra la película sex education, que, en definitiva, sólo es una nueva serie sobre cómo la gente busca el amor y el ser amada con una cuota romántica muy clara, aggiornada a los jóvenes, por ello trata ciertos temas “candentes”. Pero entre problemáticas como el aborto, la violencia y la homofobia, sirven de marco para que “Cenicienta está allí” y para que la virginidad real sólo terminará con el amor verdadero y un largo etcétera de lugares comunes.
Diviértanse con la serie si apetece. Hasta la pueden usar para dar clases de educación sexual e instalar el tema, pero, debemos comprender que es fundamental dejar en claro que la vida sexual es un derecho completo de cada uno y que velar por la salud sexual es utilizar los recursos mejores de las ciencias para eso.


sábado, febrero 08, 2020

Besos sueltos



'El beso ' de Rowan Fergus Meredith Gillespie, en Earlsfort Terrace., Dublín, IrlandaLeo por alguna red social: ¿tienes algún beso suelto por ahí para mí? Y pensé en eso de ¿a quién daríamos un beso sin pensarlo dos veces? Y, también, ¿a quién le daríamos un beso como un gesto elocuente de humanidad? Porque, en definitiva, un beso es un abanico de manifestaciones humanas. No por nada su ejecución conoce diferentes versiones y la cantidad de besos que hay son variadas según la imaginación de quien los escribe. Pero, además, podemos agregar que cada uno le da sentido según su propia lectura, situación y otros elementos. Así un beso es una escala de cercanía para algunas personas. Para otros es la prueba de intimidad que se ofrece. Para todos, seguramente, un gesto de cariño polisémico.
'Romeo y Julieta' en Central Park, Nueva YorkLo cierto que no llevamos la cuenta de los besos que hemos dado en una vida, pero todos tenemos mojones que lo guardamos como diamantes. Eternos, seguros y deseados. Esos besos que no se reproducen pero que se viven como naturales, como ansiados, como esperados.
El amor más allá del tiempo en seis besos eternosComo dije, los besos son innumerables y, para muchos, también los son aquellos que no se pudieron dar, por las razones que sean. Que los deseábamos con la sincera ambición del encuentro y que se perdieron porque no se dieron. Porque los besos no se recuperan, se crean. No se reciclan, se tallan en el momento.
Los besos, permítanme decir lo que todos saben, se ejecutan con los labios, pero es más que eso. Se concentra en esa parte corporal para hacerse, pero implica el espectro de las emociones y movilizaciones humanas, desde aquella casi sin querer o sin profundidad, hasta las que uno utiliza como la prueba de la intimidad más deseada y compenetrada. Pero, lo recordemos, es más lo subrayemos –aunque es una obviedad enorme-, el otro, independiente de nuestra intención, deseo, ambición y esfuerzo, lo recibe como quiere. Dichoso cuando ambos coinciden. Valga esto tanto para lo superficial como lo profundo.

Yo, por mi parte, sé que he besado mucho, pero aun sé que desee hacerlo mucho más. Y, valga decirlo, aun deseo besar en todo el espectro posible. Creo, sin lugar a dudas, que los labios pueden hacer más por la felicidad besando que hablando.




viernes, febrero 07, 2020

La docencia universitaria



Hace poco presencié una “conferencia” de un colega médico. Donde hacía mención a que un buen día lo invitaron a dar clases y como “ama la docencia” no lo dudo. Su “vocación” se cumplía. Más allá de él, su afirmación me generó esta reflexión. En primer lugar porque la escuché muchas veces de colegas que incursionaron, se mantienen y hacen docencia universitaria.
La docencia universitaria hecha porque se ama la docencia parece que es un buen argumento. Sin embargo no habla de lo que solemos pedir a otras actividades, tanto profesionales como artesanales, el saber hacerla. La docencia, entonces, adquiere un rol de hobby. Lo hago porque me gusta, lo hago porque sacrifico mi tiempo para ella, lo hago como una actividad “humana”. Pero, por ser hobby, solo voy tocando de oído y agrego ocasionalmente, herramientas conceptuales, recursos activos y desarrollo profesional independiente de la práctica en si misma. No me expongo al control exhaustivo y no dispongo de más tiempo que el que me sobra, todo bajo la increíble coartada de lo mal pagada. Recuerdo que una coartada lo es porque se basa en hechos reales usados como forma de ocultar algo.
Al mismo tiempo le damos un valor esencial a la docencia, la creemos como una de las formas más elevadas de construir futuros. Ella, bien hecha, siembra lo que deberá crecer y genera el cambio hacia una sociedad más humana. No solo lo repetimos, sino, estoy seguro, lo creemos como la única utopía real que vivimos.
Entonces, de repente, no sólo la amamos, sino debemos ser amados por “aportar” nuestro granito de arena para el futuro maravilloso de nuestra humanidad. Somos artífices de lo que viene o, por lo menos, hemos puesto nuestro esfuerzo.
Todo está bien sólido, salvo que pensemos que el amor no alcanza. Como diría el viejo proverbio: a Dios rogando  y con el mazo dando”. O sea, me pregunto ¿y Si la docencia necesitaría más que “amor”, cuánto dispondríamos para ella? Dicho en términos más pragmáticos: ¿usted se operaría con un cirujano cardiovascular que sólo tiene como antecedentes “amar operar corazones”? o, ¿le pediría (confiaría) que sus credenciales son un poco más relacionadas con el saber exigido?
La docencia es una profesión. No un hobby. Entenderlo va a costar demasiado. Hay demasiado “amor” escondiendo mediocridad.

miércoles, febrero 05, 2020

Educación sexual ¿asignatura pendiente, solamente?




He leído algunos escritos (en la red y en algunos periódicos) que menciona que la Educación sexual es una asignatura pendiente. Entiendo la noción que buscan decir, en el sentido que todavía no se ha logrado que la misma sea sistemática, constante y transversal. Sin embargo, creo que debemos recordar que la educación sexual es algo que se hace siempre, también desde el silencio y de lo no dicho, se hace desde dejar que la ignorancia indique la forma de actuar, desde que cedemos a grupos de pares, internet, películas y la propia capacidad que tenemos los seres humanos de explicarnos las cosas como se puede.
Por ello, la pregunta esencial surge de pensar que estamos en este siglo XXI, donde existen tantos avances, donde hay tantos derechos conquistados, donde creemos en la equidad como una necesidad imperiosa, donde hemos comprendido la maravillosa inevitabilidad de la diversidad, donde deseamos y trabajamos tanto por una vida sin violencia. Si en este mundo ¿Por qué seguimos renunciando a la educación sexual como EL recurso más adecuado para conseguir tanto de lo que queremos?
La educación sexual responsable, asumida por los adultos, diseñada por los expertos y aplicada de modo sistemático es la asignatura pendiente. Dicho de modo más contundente: es la irresponsabilidad que aún sigue vigente, mientras la educación sexual informal sigue adelante, como siempre.

martes, febrero 04, 2020

¿Qué creemos?


Es la pregunta que no nos hacemos. Pensamos que no hace falta. Creer como una acción real y tangible de nuestro ser. Si lo piensan, creer es un verbo maravilloso, simplifica nuestro razonamiento y nos da una virtud inexistente: la confianza. Creer es un movimiento intelectual que le atribuimos a lo esotérico –o sea al corazón- porque sabemos que no resiste un análisis serio. 
Creemos porque sentimos que eso es algo positivo, bueno, conveniente, fácil, real, tangible, sensible o lo que fuera que utilicemos para pensar nuestras formas y nuestros sentidos de la realidad. Creemos como un mecanismo para defendernos de la incertidumbre que el ser humano vive por ser humano y estar en este mundo. 
Creer es una actitud humana que siempre nos presenta una disyuntiva inevitable ¿qué hacemos cuando la realidad no coincide con lo que creemos? Aunque no nos guste decirlo, lo primero que hacemos es negar los hechos. Así de simple. La confrontación entre creencia y hecho contrario, da como resultado que se niega los hechos, en primer lugar. Luego, lo segundo, cuando los hechos son más contundentes, pues le damos otro sentido a los hechos para que esa nueva interfaz, los maquille y así se adapten mejor a la creencia. La tercera posibilidad: decimos que los hechos no son los únicos y que seguramente habrá hechos que no conocemos y que no sólo defienden, sino prueban, ipso facto, nuestras creencias. Finalmente, quizás aceptamos los hechos y dividimos nuestro mundo entre los hechos y las creencias. 
Si, la magia como norte para nuestra realidad. Pienso que, en el fondo, no nos damos cuenta que la función es diferente. Por un lado, los hechos son el cotidiano y la creencia son formas de canalizar nuestro deseo, nuestras utopías y nuestros sueños. Por eso son necesarias, sin dudas.
Sólo deberíamos trabajar más sobre como construimos esas creencias y como somos capaces, por ella, de negar la realidad, los hechos, lo cotidiano. Frente a ello, nuevamente, sería bueno repensar como hacemos que los demás construyan sus creencias también. El rol de los intelectuales, de los educadores, de los que escriben la historia y las fábulas. Porque, lo sepamos: las creencias, la que orientan la vida, las mamamos. Esto quiere decir que podemos, con la educación, que lo que las generaciones venideras mamen sea lo mejor que podemos, lo mejor que necesitamos, lo mejor que hace falta para que la humanidad sea un poco mejor.

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