miércoles, noviembre 17, 2021

55


Un número más, que es una combinación fácil. El cinco es un número que llama la atención. Es curioso, no es bíblico como el tres, no es atractivo como el dos, no tiene la importancia del uno, pero está allí, llamativamente fácil para las operaciones y necesariamente ideal para algunas cosas. Aunque no me preguntéis para qué, pues sólo lo puse porque el teclado me exige continuar con esta perorata.  Pero dado que estamos en la tarea, lo veamos simple o lo construyamos mágicamente. Si por eso se llama sacar conejos de la chistera, que será muy español, pero está muy bueno como imagen. Aunque parezca nada original y sea medio elemental.  Más elemental sería pensar en rimas con cinco, que deberían terminar con vikingo, domingo, bingo o brinco. Lo bueno que también combina con Francisco, que es mi nombre. Pero hoy no sale poesía porque los versos están dormitando el sueño una historia que no se contó. Así que hoy tocaba prosa y con eso es lo que hay para decir.

El cinco, vuelvo a él, como si fuese una ruleta, sería el número y no puede ser el 55 porque como saben los que alguna vez creyeron en la suerte como una muestra de justicia divina, la ruleta sólo tiene 36 números. Pero bueno pensando en 5 y que este se repita, es más fácil imaginar cinco cosas que sean como una suerte de norte, o tal vez sur, porque el sur también existe. Aunque no veo porque en oeste, donde la leyenda dice que había un romanticismo de otra época o el este, donde Oriente sigue siendo tan atractivo. Al fin y al cabo, solo es cuestión de pensar que tener una brújula te ayuda a saber dónde estar, pero no necesariamente a donde ir. Así que descartó lo del norte y me quedo, nuevamente, con el cinco como propuesta.  


Encima si pienso que es el 2021 y le quito 55 da 66 y si no fuera porque le falta n 6 sería un número para preocuparte. Aunque por lo que aprendí, o me lo estoy inventando de cuajo, dos seis hablan de un demonio sin toda la maldad que está en el tercer seis. O sea, sería como ese demonio que se permite algunos placeres o que los has vivido sin pensar en el pecado que otros le atribuyen a esos gestos. En definitiva, sería algo así como una ecuación, tres seis es para quien hace lo que te lleva literalmente al infierno y cuando son solo dos, pues nada, quizás hayas conocido algunos paraísos. Esto me lo acabo de inventar, confieso, pero suena bonito y entonces vale.

Pero volvamos al mítico número “5” de mi relato. Así podría pensar 5 nombres que tienen mi historia, pero me dejaría de lado a tantas personas, aunque no llegaría a 55 o, confieso, o, si incluyo a esas personas que sé, quizás las pase. Pero si pongo nombres, sé que debería no mencionar algunos y sería una injusticia. Por ello, quisiera imaginar 5 momentos que son el todo para mí, pero como síntesis es tan personal que no pretendo mostrarlas aquí. Es obvio que la vida nos ofrece mojones que hacen que las cosas tengan sentido para ver un recorrido tortuoso, en mi caso, donde lo efímero es una sensación que acaricia la constancia de los hechos. Sutilmente contradictorio, porque lo sé, algo de ello esconde este recorrido.

Cinco deseos serían más fáciles de pensar, pero prefiero no decirlos porque, aunque sea todo verdad aquello de que quien avisa no traiciona, tampoco hay que alertar a los envidiosos que siempre juegan su papel en la forma aleatoria en que las cosas se hacen. Por lo menos eso dicen los que saben. No diré ni cinco libros, ni cinco películas, ni cinco canciones, ni cuadros, ni obras de teatro. La vida se merece mucho más de eso y de tantas cosas, pero sólo cinco sería una estupidez, más propia de limitación mental que de promesas.

Cinco amores, uno está tentado en pensar, pero todos lo saben, o deberían saberlo, los amores no se piensan mucho, se siente todo y están allí, armando acciones o, tal vez, tallando recuerdos que se renuevan con lo simple o se sienten con la ausencia. Que sean deseos, pero hoy no, porque los deseos son las simples formas que tenemos de imaginar lo que está llegando, o eso quiero pensar hoy y por eso, saldré a su búsqueda, que quizás sea una de las formas más simples que tenemos de hacerlos realidad.

Entonces, ¿qué me queda? Pues lo necesario: la alegría que alegra, la compañía que acompaña, el amor que ama, el deseo que desea y la tranquilidad que reina, porque que tranquilice es muy poco. ¡Qué lo pario! Tan simple y tan complejo. Pues, la vida es así, uno se da el lujo en un día como este de pedir lo imposible y sentir que está aquí, justo donde uno está.

17/11/2021

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Deseos 2020

Este año es bisiesto. Como cada 4 años, dirán, pero esta vez lo noté. Un día más, un año diferente. Una ilusión de creer que lo excepcio...