jueves, agosto 23, 2018

Tucumán y la ESI



Soy tucumano. Pero también soy argentino, una obviedad dirán. Pero la remarco para poder argumentar sobre un hecho que me parece evidente en relación a la ley de Educación sexual integral (26150). Esta ley fue sancionada por el parlamento argentino en 2006. Daba derechos a los argentinos a recibir esta formación de manera sistemática, actualizada, científica, desarrollando habilidades y promoviendo valores que quiero ver como universales y que voy a sintetizar asociándolos directamente a los Derechos Humanos. En su momento fui referente del programa de Educación sexual en Tucumán, o sea que el mismo estaba presente y sigue presente en nuestra provincia. Ahora, se sigue discutiendo la adhesión a la ley mencionada. Una ley vigente en Argentina para, como reza, el preámbulo de nuestra constitución: “…para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino…”. Pensar que ese derecho expresado, taxativamente, de la siguiente manera: “Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal” (art. 1º de la ley), no corresponde a alguien de Tucumán porque uno de los poderes no se adhiere a esta ley, no lo puedo aceptar. No puedo consentir que los tucumanos, o todos quienes viven en esta provincia, sean habitantes de segunda categoría, al no gozar de los derechos que tienen otros argentinos. Por ello, dejemos que los legisladores eviten discutir este tema o den vueltas semánticas para retrasarlo. Los demás, los que viven el día a día, desafiando la realidad con los recursos que puedan, comprendamos que dar educación sexual integral con responsabilidad y con decisión no depende de una “adhesión”, depende del coraje de ser educador, de la convicción de buscar el bien común y de la constante vocación de saber que la educación sexual es una de las formas certeras de garantizar un Tucumán mucho mejor para nosotros y para nuestra posteridad. Sigamos haciendo educación sexual, algo inevitable, y empecemos, de una vez, a asumir que la misma debe ser con nuestra mayor responsabilidad. El futuro no puede esperar tanto. Nuestra provincia, juró la independencia, no podemos ser menos que aquellos que lo hicieron: ser activo en la lucha y promoción de los derechos de todos y todas los que viven en este suelo.

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