viernes, marzo 08, 2019

8 de marzo

Soy varón. Nací de una mujer, tuve un hijo con una mujer. Me enamoré de mujeres. Conviví con ellas, aprendí de ellas, discutí con ellas, atendí a ellas de diversas formas y me atendieron también. Me enseñaron mujeres y enseñé a mujeres. 
Mi vida es buena porque ellas hicieron tanto, me dieron tanto, me permitieron tanto. Pero sigo siendo varón. Forma parte de la especie humana por ello. Cometo errores, a veces, aciertos. No creo capaz de cometer violencias. Soy esa parte de la humanidad que cree en la paz y la no-violencia como verdades indiscutibles, por más que nos cuesta más de lo que debería. Soy esa parte de la humanidad que se siente privilegiado de pertenecer a una especie con tal diversidad que es capaz de la riqueza inenarrable de la humanidad toda.
Soy esa parte de la humanidad que hoy, 8 de marzo, no exalta virtudes, sino que exige derechos, que clama por las injusticias, que hoy, detrás de ellas, revindica a la humanidad que lamenta que la violencia esté presente, que aun deba lucharse por derechos elementales, obvios y adquiridos tantas veces sólo para los “otros”.
Hoy 8 de marzo, no hay felicitaciones aunque si recuerdo a todas las mujeres que me hicieron ser, me permitieron ser y fueron conmigo. Hoy, sin flores ni bombones ni nada  de eso, quiero sostener las banderas que ellas sostienen, porque, lo confieso, las necesito. No hay forma que mi humanidad sea mejor si la violencia sigue existiendo así, si los derechos no son realidad, si la libertad no es un poema sino la forma real de vida que tenemos y necesitamos.

Hoy 8 de marzo, nuevamente, estamos pidiendo que la humanidad sea definitiva y completamente humana.

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