viernes, marzo 08, 2019

Mujer


He conocido mujeres. Algunas me dieron todo, otras bastante, algunas pocos, varias nada. La mayoría de las veces independiente de mis méritos. Lo único que espero que lo hayan hecho libres y soberanas de hacerlo.
He conocido mujeres que he encontrado bellas, que he deseado, algunas hasta me desearon. Pero también mujeres por las cuales no sentí deseo ni nada. Es más algunas que no vi lindas. Con muy pocas junte deseos, belleza y sentimiento. Con algunas solo deseo, quizás. Me han devuelto un poco de ello y, en ocasiones, hemos coincidido. Lo único que espero que cada vez que lo hayan hecho hayan sido ellas quienes han decidido.
He conocido mujeres leales, otras no tanto y hasta aquellas que me han traicionado. Sin que ello sea nunca muy grave, valga decirlo. He conocido mujeres que me deslumbraron con su inteligencia, otras que me sorprendieron por lo tonta o ignorante. Lo único que espero que no hayan sentido ni envidia negativa, ni desprecio.
He conocido mujeres brillantes, empoderadas, sensuales, asertivas, teóricas, prácticas, indiferentes, con cuerpos de todo tipo pero aún más con mentes diversas. Mujeres superficiales, profundas hasta donde yo nunca conseguiría llegar. He conocido mujeres que he admirado y otras que nada que ver. Mujeres trabajadoras, holgazanas. Mujeres ricas opulentas como también pobres más allá de lo justo.
He conocido mujeres artistas con una sensibilidad que conjuga universos y otras con una sensibilidad casi nula. Mujeres que bailaban para expresarse y otras que sólo se movían por obligación. Mujeres que repetían roles y que los creaban.
He conocido mujeres con discursos machistas, mujeres con declaraciones feministas, mujeres verborrágicas, mujeres sin palabras, mujeres calladas y con palabras vacías. Mujeres que se sometían, mujeres que dominaban, mujeres que gritaban y otras que murmuraban. Mujeres que solo querían guerra, que buscaban únicamente amor y otras que iban andando en su vida dispuesta a lo que llega.
He conocido mujeres pacíficas, violentas, indiferentes, comprometidas, capaces, profesionales y amas de casa. Mujeres que se sentían orgullosas de ser madres y decididas por no serlo. He conocido mujeres felices y tristes. Mujeres que reían a más no poder y las que contenían la risa. Las que lloraban y las otras, las que hacían llorar. Y la lista puede seguir más aún.
Podría decir que casi lo mismo para hombres. Casi todo, o –con muchas licencias- semejante. Esa es la humanidad. Esa es nuestra riqueza somos diversos y, si estamos disponibles, la vida es encuentro.
¿Entonces? Porque el día de la mujer. No porque sólo son geniales, hermosas, empoderadas, sin capacidad de rendirse. No, la humanidad es todo. Es el día de la mujer porque sé que la lucha para que los derechos sean siempre universales, indiscutibles, permanentes, constantes e indiscriminados está aún vigente. Estamos lejos de haber llegado a la meta, aunque estemos decididamente más cerca que otras épocas. Porque la inequidad aun golpea fuerte. Porque la violencia contra ellas sigue siendo una constante que no todos consideran como lo que es: nuestra deficiencia como humanidad. Porque la libertad es libertad si lo es para todas las personas. Porque todo eso es porque somos humanos y no por otra razón.

O sea, lo sepamos la humanidad aún está en deuda con la humanidad.

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