domingo, octubre 06, 2019

Oportunidades




La vida es un andar por donde se va yendo. Parajes que se van haciendo conocidos y otros que aparecen como inevitables. De pronto los parajes de cambio surgen sin buscarlos. Así andamos entre caminatas, peregrinajes y pausas. La vida es eso, por lo menos como una buena metáfora. En ese andar vamos con distintos pasos, con desigual esfuerzo y con variado entusiasmo, según lo que nos toca. Así, en ocasiones, aparecen las oportunidades. 
Una oportunidad es simplemente eso que aparece en algún momento para compartir con alguien un instante de ese andar, a veces, valga decirlo, sólo una partecita tan pequeña que es insignificante en el todo. Pero, en esos segundos, es la suma de una eternidad. Está claro que no siempre nos damos cuenta de esas oportunidades y, todos, creo, hemos perdido sin darnos cuenta unas cuantas. 
Yo, por ese arraigado y, lamentable, esfuerzo reflexivo para tantas cosas sin sentido, tengo un listado de oportunidades perdidas. A mi favor, sólo hago una lista de las oportunidades de encuentros que no aproveche. No más que eso. El resto, pasa, va y vuelve. 
Pero lo cierto que creo que debemos pensar, en algún momento, sobre que hacemos frente a una oportunidad de coincidir con alguien y permitirnos el aprovechar ese encuentro para saborear un poco de humanidad. Permitir que un poco de cariño, algo de ternura aparezca como una forma de expresión. No porque sea fácil, no porque sea una inquietante urgente. Sino porque simplemente tenemos la oportunidad de permitirnos un instante, dejar salir lo mejor, dejar fluir lo posible y con eso ganar fuerza, deseo y energía para seguir caminando.
Ahora bien, todo encuentro son dos personas que se detienen en su andar para verse y sentirse ese momento donde coinciden (que, valga decirlo, puede ser constante y seguido, nunca permanente). Digo esto porque el encuentro no pasa porque uno quiere, sino porque dos lo permiten. O sea, podes desnudarte entero de alma, podes dejar toda la piel en el esfuerzo, podes hacer que el mundo gire de otro forma, podes hasta renunciar a caminar para el encuentro, podes hasta hacer “casi” todo lo necesario y más, pero, el encuentro siempre necesita que el otro haga lo que completa el “casi”. Encontrarse no es más que renunciar a algo para poder verse, escucharse y estar.
Por ello, brindemos por esas oportunidades imposibles que todo camino nos ofrece, siempre. Ya por ello hay brindis y sonrisas que siempre deben estar.

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