viernes, diciembre 06, 2019

¿La sexualidad o las sexualidades?


La sexualidad es exclusivamente humana. Este es mi punto de partida. Es una vivencia, un fenómeno, un sentir, un accionar propio del ser humano que algunas de sus manifestaciones podemos encontrar en otras especies, según una lectura estrictamente humana. La sexualidad es la historia del ser humano con todo lo que implica su biografía. 
Dentro de la sexualidad el todo es posible, aún lo que creemos inaceptable, intolerable o indeseable. Pero, al mismo tiempo, no todo es posible para cada uno. Porque la sexualidad se manifiesta mejor desde la libertad, desde el consentimiento, surgido desde el mejor conocimiento posible, de las mejores habilidades aprendidas y desde los valores más universales.
Utilizar el término "sexualidades" para romper el cerco normativo me parece una forma de ceder a ese cerco normativo, el cual considero inaceptable desde siempre, pero mucho más si pensamos que estamos en el siglo XXI.
Creo, definitivamente, que en salud sexual es hora de revisar ese concepto.
Si. Hay una sexualidad, la humana. Esta es la afirmación central. Esto implica una cuestión axial indiscutible: la sexualidad tiene infinitas de vivirse, expresarse, sentirse, manifestarse y verse. Esto conlleva otro elemento que no podemos ignorar: cómo toda actividad humana es fuente de lo mejor y lo peor que el ser humano puede hacerse y hacer a los demás. También significa que es lógico que aceptemos ciertas cosas y otras no, inclusive a nivel de todo lo relacionado con la sexualidad. Pero sigue siendo una que cada uno debe aprender a vivir de la manera más saludable, compartirla del modo más enriquecedor y bregar para que esa sexualidad pueda ser tan personal y válida para todos: esto se puede aspirar si existe una educación sexual integral concreta (sistemática y eficaz), si se desarrolla un marco legal que potencie el consentimiento como norma indiscutible y que acepte la salud sexual como una urgencia y una cotidianidad imprescindible, con una sociedad que se empeñe activamente en la eliminación de toda forma de violencia, que la diversidad como hecho que define a la humanidad sea aceptada y exaltada. 
Una sola sexualidad: la que cada uno vive con toda la libertad que podemos conseguir. Aceptar eso, sólo puede hacernos más humanos. Quizás lo que más nos hace falta.


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