aquellas que suceden en nuestras relaciones, donde deberíamos tener mayor margen de acción para evitarlas, remendarlas y prevenirlas. Sobre todo, me quiero referir a las relaciones eróticas-afectivas. O sea, estoy hablando de las relaciones que establecemos, libremente, siempre consentidas en las que decidimos, por un tiempo variable, compartir afectos, deseos, sexo, compañía (alguna de esas cosas o todas) con alguien. En esas relaciones también merecemos ciertas cosas y, esto, valga señalarlo, implica, indudablemente, que también debemos ofrecerlas.
Tengamos en
claro, no siempre podemos evitar que haya cosas injustas, que algunas de ellas,
quizás, nos pasen a nosotros y, esto es tremendo visualizarlo: que también
nosotros podemos ser responsables o testigos de esas injusticias.
merecemos siempre ciertas cosas, por más que haya circunstancias que las dificulten. Saber a lo que se debe aspirar siempre. No importa quién eres o que situaciones vivas, todo ser humano es igual. Todas las persones nos merecemos el buen trato, nos merecemos la dignidad, nos merecemos aspirar al placer y disfrutarlos cada tanto, nos merecemos ser acompañados positivamente, nos merecemos una comunicación saludable, nos merecemos el esfuerzo dedicado para ser felices. Pero la vida no es un cuento de rosas: ¡lo sabemos! Todos hemos pasado algo de eso, sin dudas, que algunas personas más que otras, obviamente. Sin embargo, el famoso no hay que renunciar a sus sueños creo que deberíamos cambiarlo por el no hay que renunciar a lo que nos merecemos de una relación. Por eso, recomiendo que todos los días al mirarnos al espejo preguntarnos y plantearnos esas cuestiones y, casi como un mantra, repetirle a la persona del espejo: “te mereces todas esas cosas buenas, a pesar de los demás”. Al día siguiente, intentar, sin pausa, hacer realidad lo que nos merecemos, ofreciéndolo también al otro que comparte un pedacito de vida con uno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario