viernes, septiembre 22, 2006

Lamento de humanidad

¿Denunciar lo que todos saben? ¿Hablar de los atropellos del poder? ¿De qué sirve repetir las ideas que tantas palabras dijeron durante siglos y siglos? El ser humano sigue siendo el mismo de siempre, una especie que alberga depredadores voraces, seres indefensos, sacrificadas dadoras de vida, crueles sembradores de muerte, analfabetos y cultos que construyen culturas de emoción y letrados e ignorantes que erigen culturas de destrucción, seres capaces de crear la felicidad desde la nada y, también, seres que son capaces de quitar todo para conseguir nada. No existe otra especie conocida capaz de albergar en su seno tantos opuestos llenos de destrucción y de creación.
Así vamos por una vida, caminando por sendas maltrechas de recorridos dispares, conjugando esperanzas y desesperanzas. Haciendo del odio el fruto diario y buscando sembrar amor a pesar de eso. ¿Qué círculo cruel nos mantiene presos de esta sucesión inevitable de llanto y risa?
¡Oh, humanidad! ¡Cuánta incoherencia, disfrazada de coherencia, alberga tu destino imposible de describir! No se sabrá, hasta el último latido, del último ser humano, si estás llamada a destruirte o a hacerte dueña del universo.
E, jueves, 17 de marzo de 2005

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