jueves, diciembre 26, 2013

Sexo (III)

¿Algún consejo doc? Es una pregunta que uno escucha. Como si el sexo fuera una enciclopedia. Como si saber garantizará algo. Pues no, aunque saber siempre es bueno, positivo y eficaz. Combate la ignorancia que daña, genera anticuerpos contra la negligencia e incapacidad y potencia los recursos para un mejor desarrollo. Esto sin dudas. Pero el sexo real, el que se tiene con él o ella –o pensando en él o en ella o con él y ella- es aquel que se re-crea en el “aquí y ahora” que funciona  produciendo  una cantidad indeterminada pero necesaria de placer. Ese donde uno se satisface con las posibilidades que se permite de encuentro con el otro, donde el otro toma importancia por ser ese otro que comparte ese momento con uno.
Hoy, como vale la pena hacerlo cada tanto, pensé de nuevo en ese sexo. El sexo que nos motiva, nos entusiasma y nos enriquece. Aquel que se hace como una versión moderna de una danza cualquiera –cada uno busque la danza que le sienta mejor, donde se siente más cómodo- que se danza para uno y para el otro. Donde se genera la sensación “rica” de sentirse vivo, de sentirse pleno y con una energía que se trasmite. Una danza que precisa del otro y de su ingeniosa creatividad –sean en posiciones o, simplemente, en estar, acompañar, permitir y permitirse-. Y que en esa danza que es una expresión milenaria de la mirada sobre la vida, los colores, perfumes, sabores, sentires y experiencias modelan pasos, movimientos, gestos y demás.

Si, el sexo, aquel que busca siempre, encuentra a veces y lo hace carne en ocasiones al placer es el rito majestuoso que permite la magia maravillosa de saber que dos personas pueden recrear, en ocasiones, la suma de los placeres de nuestra humanidad.

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