domingo, abril 05, 2020

Aclarando sexualmente


El 5 de abril apareció en la sección “Sexualmente hablando” la nota “Necesidades y urgencias de un dictador”. Creo necesario hacer algunas consideraciones. Creo pertinente realizar algunas anotaciones. Es oportuno, antes de ello, señalar que cuando una persona comparte alguna experiencia con los amantes de la historia, comprende que la misma es una ciencia y, por ello, aprende que ignorar el contexto para el análisis es un error; si alguien estudia un poco de psicología como ciencia, entiende de mínimo que la palabra tiene un valor terapéutico y, en ocasiones, de una capacidad de generar daño; si uno se presenta como sexóloga/o, debe saber que no incluir ciertos conceptos es de ignorancia supina. Por ello, digamos que la historia del Duce de esa columna peca de esos problemas: 1- No menciona que es una época de una tiranía absoluta con un dominio, a través de la fuerza y del miedo, de lo que pasaba. Sus acciones estaban basadas en eso; 2- Minimizar hechos concretos sin ponerle el nombre adecuado es grave, porque no nombra el crimen. En este caso hablar sin decir que era un violador con todas las letras es una falla. Lo que él hacía era violar; 3- Confundir deseo con fantasías sexuales y, sobre todo, no incluir la perspectiva de género frente a una cultura patriarcal son todos errores en esta columna. Dicho esto, deseo aclarar lo siguiente: 1º- El uso del poder en cualquiera de sus formas para imponer una actividad sexual en otra persona es un delito que en el caso relatado se llama violación. El que lo ejecuta no es un ejemplo de hombre viril, sino de un violador, de un abusador. 2º- Sobrevivir a la degradación dada por un régimen dictatorial que tiene la suma de la fuerza invalida que muchas de las acciones que la gente es obligada a hacer y, entonces, niega el deseo; 3º- El deseo es una fuerza motora que siempre debería buscar la fuerza de su realización en el consentimiento, en la libertad, en la capacidad de comprender lo que se quiere, desea y se puede vivir, para no ser vacío. El duce, con minúsculas, es un personaje histórico que en el caso presentado sólo muestra lo que era, un hombre vil, abusador y que representa todo lo que se opone a un ideal de humanidad, a una noción deseable de salud sexual.

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