domingo, octubre 18, 2020

Cuarentena


 Argentina está pasando, como en el mundo entero, un año impensable: el virus del covid-19 nos afectó, nos afecta y nos afectará. La futurología decía que todo cambiará luego de esto. 50 % de posibilidades de acertar. Pero no sabemos cómo haremos cuando esto pase. Eso es lo cierto. Lo que está claro que afecta a las relaciones de modo que luego, veremos que queda en pie y en qué estado. La resiliencia es humana, la adaptación también.

Cada país, cada lugar, cada familia, cada persona toma decisiones que son medidas con otras. De allí, con los resultados puestos enunciamos que se hizo mal o no tan bien o mejor o peor, sin escatimar franqueza. Obviamente se hizo algo, quizás había otras opciones mejores. Quien sabe eso. De todos modos, está, en esta ocasión más lejos de ser analizado por mí, menos cuando aún estamos en un proceso tan complejo.

La cuarentena es nuestro tema, en esta ocasión. ¿Es muy larga? ¿Sirvió? ¿Sirve de algo? ¿Cuánto nos afecta? ¿Nos protege de algo? Parece ser de opinión variable y depende de un par de cosas esenciales. No tengo una respuesta, ni creo que me corresponda, es más, no creo que haya una única respuesta que cierre la discusión. Básicamente son decisiones de carácter político, con suerte, con una influencia de lo sanitario. Pero que la decide quien tiene el poder, o sea la capacidad de imponerla como medida en una población.  Ahora bien, la cuarentena es una decisión pública y general que no se la pudo cumplir realmente jamás. Ya de entrada los protocolos fueron disimiles, las excepciones necesarias fueron demasiadas y las otras, las que se consiguen burlando lo que se debe hacer y, también, las otras, las excepciones que toman los que creen que a ellos no les alcanza las generales de la ley.

Entonces, para mí, la pregunta más importante, porque es una decision de caracter personal el hacerla, es si ¿hemos sido capaces de cumplir las medidas sanitarias que nadie discute que funcionan? Las recuerdo: la distancia social, el uso del tapabocas (al inicio de la pandemia fue controvertido, hoy se sabe que su uso es necesario) y el lavado de las manos. ¿Hemos sido capaces de cumplirlas con cuarentena dispuesta o no? Lo cierto es que los hechos demuestran que no hemos podido hacerlo. Frente a ello hay muchas razones, no únicas, sino concurrentes. Así podemos reconocer algunas de ellas: Porque nos supera, porque son ignorantes o no comprenden las consignas, porque a veces es imposible cumplirlas al 100 %, porque la gente tiene necesidades más importantes, o las que fueran. Por supuesto, la culpa es del otro, uno no es de esos, también decimos. O sea, frente a esto hay razones y excusas que usamos. Algunos cometemos errores, sin intención en muchísimas ocasiones. Otros se abonan a las teorías simplistas o conspirativas y, también están, los que saben que a su franja etaria no les pasará nada, por lo que creen que no les corresponde. Además, vemos, en algunas ocasiones, el ejemplo de las autoridades como una forma de tomarnos el pelo pidiéndonos lo que ellos no hacen, como si fueran inmunes a la infección. Así que ese combo es el que tenemos delante de nuestras narices. Al final cada cual se inventa la verdad que le conviene más. Lo puedo entender. Una persona, por ejemplo, al contarme que se fue a una reunión social (una de las tantas que tuvo en cuarentena), me dice: “Yo fui porque estaba cansada de guardarme la verdad. Necesitaba un poco hacer algo”. Como definición explicita está bien. Uno puede decir lo que quiera. En eso los seres humanos somos constantes: al final hacemos lo que queremos o podemos y lo justificamos del modo que nos sale. Nadie debe juzgar, podemos decir. 
La cuarentena no funcionó, nos costó y para eso, encontramos razones, excusas o urgencias, porque las hubo y serias. Parecería que sólo queda intentar lo que se puede y que, lamentablemente, parece decir que cada uno haga lo que se le antoje. Básicamente, de eso estamos convencidos. Ojalá, sirva para los que van quedando; para los que ya no están, las pruebas muestran que no sirvió realmente.
Tal vez la opción es recordar que ser humanos no es fácil, creemos, tantas veces, que el problema no es nuestro. Pero, la pandemia nos muestra que sigue siendo un problema para todos. Así que es hora de volver a pensar en la solidaridad como una norma no del poder, sino de uno para con el otro: respetar y cumplir lo que, insisto, está probado que sirve, es el camino para hacer que esta pandemia la logremos superar. Lo saben todos y todas, sólo es cuestión de cumplir, sin buscar tantas excusas o razones. La solidaridad es, valga señalarlo, el ofrecer un poco más para que el otro pueda estar un poco más tranquilo. Es hora, entonces,  de responder, independiente de lo mucho o poco que hagamos,  ¿podemos ser un poco más solidarios en esta época tan compleja que vivimos?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Deseos 2020

Este año es bisiesto. Como cada 4 años, dirán, pero esta vez lo noté. Un día más, un año diferente. Una ilusión de creer que lo excepcio...