jueves, octubre 24, 2024

“No tengo ganas”


La actividad sexual -el sexo- es una de las actividades humanas más increíbles que existen. En sí misma puede ser fuente excepcional de salud, satisfacción, placer, intimidad, afecto y calidad de vida. Aunque todos sabemos que no siempre lo es, es más, también es germen de muchos problemas. Pero, por un momento, nos quedemos con lo primero. Encima es “gratis”, podríamos decir. No necesita mucho (en teoría) y se puede hacer en cualquier lado (o casi).

Ahora bien, si creemos a los mensajes que hay por doquier, a las publicaciones y enunciados públicos esa consigna del sexo es tan bueno que todos deben y quieren practicarlo, suena lógico. Pero, lo cierto, es que las estadísticas muestran que no sólo no es así, sino que en la actualidad se tiene menos sexo que antes. O sea, se habla más (se muestra más, “se sextea”), pero se tiene menos actividades sexuales en esta época. Esto es un tema que inquieta a los investigadores.

Dentro de los que no tienen sexo, nos centralicemos en quienes tienen pareja. Porque esa unidad social es importante para la sociedad. Una pareja que aprovecha los recursos (incluido el sexo) para estar bien es un valor para la sociedad. Todos los sabemos. Una pareja feliz (seamos repetitivos: eso incluye el sexo disfrutado) trasmite, de algún modo, sensaciones positivas al grupo donde convive. Por lo contrario, cuando una pareja no tiene sexo, cuando lo quieren, puede causar un estrés significativo. Una aclaración importante: es normal que las parejas tengan diferentes deseos sexuales en diferentes momentos y esta discrepancia puede ocurrir por muchas razones y se podría resolver si se abordan con comprensión y comunicación abierta. O sea, no es necesariamente un problema que nuestros deseos no coincidan, en ocasiones, porque tenemos posibilidades de resolverlo si queremos.

Concretamente, la pregunta sería: Si con mi pareja no tenemos deseos de tener sexo ¿nos
resignamos o hay algo que se puede hacer? Si bien hay muchas parejas que optan por lo primero, lo que es importante tener en claro es que si se puede hacer algo para resolver el problema. Para eso debemos comprender que el sexo es una actividad que le permite a la pareja crear universos de crecimiento personal y conjunto. No es obligatorio, ni el único, pero vaya que si es una opción que no deberíamos privarnos si es posible.

En primer lugar, debemos ver si hay razones de salud: que incluye cuestiones orgánicas (siempre un chequeo integral es importante), como también de estilos de vida que nos afectan: dormir mal, mala gestión del tiempo, estrés laboral, mala dieta, falta de ejercicio, por citar los más importantes.

En relación a la vida de pareja, la Sociedad Internacional de Medicina Sexual señala unos cuantos puntos que debemos tener en cuenta. Lo bueno de estos puntos que si los cultivamos desde el inicio tendremos no sólo menos problemas como pareja no solo para el sexo, sino para la vida compartida. Lo primero es clave: una comunicación abierta y compasiva: que no es más que poder hablar del sexo como algo real, necesario y sin vergüenzas prestadas o impuestas. De a poco y con la intención de sentir que esa actividad forma para de la vida compartida. Lo segundo, es vital explorar el compromiso y la intimidad no sexual: una pareja que comparte actividades no sexuales pero placenteras está mejor posicionada. También incluye el dar espacio a la otra persona. Una pareja saludable siempre tiene lo compartido y lo que cada persona hace. Nunca son una sola persona, son dos personas independientes que logran construir espacios conjuntos. Lo tercero es abordar los problemas subyacentes. No se convive en la perfección, se construye instancias de respeto, tolerancia, diálogo y creatividad que se conjugan mejor en el desarrollo de la noción de intimidad. Lo siguiente, es establecer expectativas realistas: creadas a partir del diálogo franco, el respeto elocuente, la disposición creativa, la autoestima defendida y el autoconocimiento permanente.

Obvio que siempre debemos tener en cuenta que hay que buscar apoyo profesional cuando sea necesario: no como última opción porque para que las parejas pueden construir una relación sexual más sana y satisfactoria: es necesario también trabajar cuando la pareja esté sana. Como si fueran unas vacunas.

La vida en la pareja siempre es más que sexo, pero el sexo positivo, disfrutado, compartido y creativo es uno de los recursos para facilitar que la vida en pareja sea lo que siempre deseamos: un espacio de paz, diálogo, sentimiento y trabajo para estar cada día mejor.

miércoles, octubre 09, 2024

Pornografía y adolescencia

 

Entre los múltiples problemas relacionados con la sexualidad que existen, el del uso de la
pornografía en adolescentes ocupa una gran preocupación. A diferencia de otras épocas, casi la totalidad de las personas tienen acceso a un celular y a internet. Con ambos recursos acceder a la pornografía es, prácticamente, “cosa juzgada”. La tentación, la facilidad y el acceso casi en soledad garantizan el camino.  Recordemos que “la pornografía es un material de contenido sexual explícito que tiene la función de provocar excitación sexual en la persona que lo consume. Ahora bien, ese material siempre es una simplificación de la vida sexual, reducida a un encuadre genital con exageraciones y sin conexión con la realidad de la persona. O sea, es una falsa ilusión que se muestra como verdad. El problema es que un 87% de hombres consultados y un 42% de las mujeres creen que el porno es fiel a la sexualidad. Además, en el porno se eliminan las emociones, las circunstancias, los sentimientos al ser una imagen plana y creada. Si uno no comprende eso puede llegar a creer esa ilusión que se vende y, con ello, imaginarse que la vida real debe ser eso. Esa fantasía expuesta como verdad genera imágenes mentales –eso son los estereotipos- que se presentan como una ambición. Pero al ser ficción no es posible tenerlo y eso puede generar frustración, entre otras cosas. Remarquemos que los estereotipos afectan a cualquier persona, sólo que los adolescentes están en el periodo vital donde están construyendo su identidad, su noción de realidad y su autoestima. Es por eso que decimos que la pornografía los afecta más.


Los estudios indican que la pornografía puede
aumentar la ansiedad y altera la capacidad para gestionar las emociones. Esos dos efectos ya están a la base de otros problemas, particularmente presentes en los adolescentes: altera el rendimiento cognitivo, afecta el sueño, deteriorar la capacidad de atención y memoria, lo que traerá como consecuencia empeoramiento de lo académico, lo social y lo relacional.

Señalemos que el porno es una simplificación, un recorte de la realidad, donde los personajes deben jugar un papel plano. Por más que hay porno de todo tipo, en general, los papeles que hay están basados en un sexo coital, que sólo persigue el placer casi animal, con una cosificación de las personas, con modelos de cuerpo para ser exhibidos, donde todo funciona como máquinas y donde la aceptación (el consentimiento) no está considerado. Una simplificación que sólo busca exhibir genitales en funcionamiento. Además, con las formas de filmar se alteran los tamaños y la resistencia sexual de los personajes. Básicamente se muestra como normal una ficción y en la misma se exponen personas como objetos y las formas de actividad sexual de un modo exagerado. El porno es una industria que existe y existirá. La cuestión es comprender que hay algo como las películas de superhéroes, para poder verlas hay que saber que son ficciones y que la vida real es una construcción que nos debemos.

No pretendo ser moralista, cada adulto es responsable de sus propias conductas, sólo es necesario tener herramientas que eviten el daño, una autoestima ya construid y, sobre todo, la conciencia de la centralidad del consentimiento, de la no violencia y de lo importante de una buena salud sexual. ¿cómo damos eso a quienes no lo tienen?, sería la pregunta clave: la estrategia largamente probada es la aplicación de la ley 26150 que crea el programa Nacional de Educación Sexual Integral. La ESI, como se la conoce, es la verdadera estrategia. La UNESCO ha expuesto este tema en varias publicaciones y ha señalado que una educación sexual integral eficaz es realmente la forma de promover y generar una salud sexual saludable.

Una educación sexual integral, recordemos que ofrece conocimiento científico acorde, desarrolla habilidades comunicacionales, sociales y de gestión de conflictos y estimula valores universales, (Derechos Humanos). Una buena educación sexual siempre es sistemática. Esto es clave. Pues bien, si vemos el problema es hora de utilizar la solución más probada y fundada: por esto, también podemos exigir: Educación Sexual Integral ¿YA!

miércoles, octubre 02, 2024

Sharenting


Muchas actividades relacionadas con la tecnología han utilizado y hasta generalizado el termino en inglés. Aun cuando no todo el mundo pueda entenderlo. Sharenting es un neologismo inglés, nacido de combinar las palabras share (compartir) y parenting (parentalidad). Está relacionado con la práctica de las personas adultas de compartir fotos de sus hijos en Internet por las redes sociales. En español se habla de “sobreexposición” que ya establece una sensación de disculpa: yo comparto, pero no sobreexpongo.

Es algo que es muy utilizado. Es fácil entren a cualquier red social y van a poder comprobar como los adultos comparten imágenes de forma muy libre. Como si fuera completamente inocuo. Es más, aun mostrando pruebas que eso produce daño, la gente lo sigue haciendo. Aun reconociendo la autonomía progresiva que la ley establece para los menos de edad en la Argentina, se suele obviar esta cuestión cuando se piensa que compartir fotos, videos y demás es parte de una cultura necesaria. Sumado a ello, obvio, que la tentación de crear una estrella del streaming y balizar el camino para que esa creatura sea viral y llegue a ser influencer parece un plato apetitoso. Pero nos quedemos con la primera parte, con los que comparten fotos y videos de forma inocente, con sincera alegría y hasta con muy buenas intenciones. Es el momento que la sabiduría popular sentencia, mucho antes de las redes: el camino al infierno esta pavimentado de buenas intenciones.

Pero lo cierto que algunas historias detrás de esto son impactantes. En una entrevista en el diario El país, la española Natalia Díaz, activista contra el ‘sharenting’ nos sacude con lo siguiente: “Es algo repugnante, pero no podemos olvidar que el 72% del material incautado en redes de pedofilia son fotos sin connotación sexual y conseguidas en las redes sociales de las familias —dato extraído del estudio “Los peligros del sharenting: fraude en línea y material de abuso sexual infantil”, elaborado por la Universitat Oberta Catalunya en 2023”. Frente a esa realidad, es verdad que muchos padres y madres lo ven como real, pero mágicamente que no les va a tocar.

En esto, curiosamente, no hay una versión responsable. Esto es de si o de no. Compartes en redes o no lo haces. Si lo haces, lo expones a diferentes situaciones potenciales. Es más, no es novedad lo que digo, es muy conocido, pero, la presión social funciona. Tal vez, una publicidad sobre una niña (ella), que con IA la hicieron de 30 años y que esa imagen les hablaba a sus padres en un cine, donde habían ido: Es impactante, “ella” les dice como esas imágenes inocentes han sido usadas. Un modo impresionante de hacerlos tomar conciencia. Pero la gente lo seguirá haciendo, no cree que eso les toque, pero se trata de prevenir, como siempre tratamos de hacer.

Definitivamente, hay mucho que hacer, comprender que debemos cuidar, en todo sentido, a los niños y adolescentes y, entre otros lugares, en las redes hay buena cantidad de peligros. Se trata de ver cómo protegerlos, darles herramientas (Educación sexual integral, urgente) y acompañarlos a desarrollar su propia ciudadanía digital, tan presente en la actualidad y que, simplificando se refiere al conjunto de derechos y responsabilidades que las personas tenemos en el entorno digital.

Ahora bien, la pregunta clave que debemos responder los adultos es la misma de siempre: ¿Cómo hacemos para que nuestros hijos tengan la mejor autonomía emocional posible para que se sientan capaces, libres, amados y protegidos? No hay una respuesta tipo manual, una receta única, dado que cada cual conoce el universo que le toca y las circunstancias que los afectan, seamos respetuosos y conscientes de esto. Pero, lo que si sabemos hoy con certeza que el sharenting no está en ninguna receta saludable.  

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