sábado, mayo 19, 2012

Memoria






El diccionario dice que la memoria es la capacidad de recordar  alguna cosa que aprendimos en el pasado. Así la memoria nos permite, por ejemplo, recordar de quien es el cumpleaños el día de hoy o como citar un poema que nos gustó. Si, la memoria nos permite recordar lo que vivimos. Sin embargo, la memoria no nos hace actuar. Es decir que no alcanza con recordar de quien es el cumpleaños para que podamos sentirnos plenos, es necesario, en ocasiones, completar con el saludo, con el gesto, con la aproximación con lo que creemos o sentimos que corresponde hacer. Pero ese gesto depende, también, de los demás, de las circunstancias, de la historia, no que nuestra memoria recuerda, sino de la que sentimos.
La memoria nos permite trazar recorridos de los pasos que hicimos, por eso, tal vez, recuerdo, lo de “Caminante, son tus huellas/ el camino, y nada más”. Pero, como bien lo describe un autor que se llama Schacter, la memoria tiene sus pecados (Transitoriedad, Ausencia de conciencia sicológica, Bloqueo, Atribución errónea, Sugestibilidad, Parcialidad y Persistencia). Formas de hacer que lo que recordamos, a veces, no sean recuerdos sino otras cuestiones. Así, en ocasiones, construimos historias sobre lo que vivimos para sentirnos bien o mal. A veces, nuestra memoria nos permite el reconstruir el camino dando sentido a los pasos, otras, simplemente actúa como perdonándonos.
La memoria seguirá siendo siempre ese modo que tenemos para rescatar de nuestros pasos ya dados esos momentos que son donde nos apoyamos, nos construimos, nos amamos, nos descubrimos y tanto más.
Nada ni nadie puede evitar que nuestra memoria nos acompañe. Ella, a veces, nos ayuda, nos dificulta, nos preocupa, nos altera, nos engrandece, nos hace, en definitiva reír o llorar. Por eso, como un regalo, recuerdo y ofrezco ese verso de una canción de Rubén Blades que se llama Parao : “Disfrutando la memoria de los ríos que he cruzao/ Aunque casi me haya ahogao, sigo parao!

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