viernes, mayo 08, 2020

Pensando sobre la intimidad



La pandemia nos sacudió. Todo parece reformularse de algún modo. Todo parece que se modificará, como signo de esperanza y, sabemos, que no todo lo hará y, algunas cosas, también lo serán para peor. Sin embargo, una parte importante del ser humano pasará indudablemente por el tamiz de lo vivido y, dentro  de ello, una importante será la intimidad que vivimos. 
Como bien escribe Eva Illouz, en el diario El País de España lo siguiente: “La intimidad, en el mundo antes y después, seguirá siendo uno de los principales escenarios en los que se representará la lucha del individuo con la sociedad”, aunque debo agregar que es allí, en la intimidad, donde la presencia y la ausencia, donde la necesidad y la satisfacción, donde la calma y la beligerancia de uno se confronta, se define y se ofrece siempre.


Escribía hace tiempo: “La intimidad es una eternidad concentrada en un instante”. Porque realmente creo que es el espacio crucial donde la fragilidad se expone sin riesgo, o así lo sentimos, y, también, donde la incertidumbre no genera ansiedad, sino cierta esperanza positiva. Si, intencionalmente pongo en relieve estas dos palabras que tanto aparecieron, de un modo u otro, en la pandemia: fragilidad e incertidumbre.
Hago referencia a ello porque la noción de intimidad siempre conlleva el sentido de la desnudez y del aquí y ahora. La desnudez, como mostrar parte de uno sin lo que lo cubre habitualmente. No es siempre de piel, ni de alma, ni de sentires. Es un acto personal donde uno exhibe algo que, generalmente está oculto y que la otra persona que lo recibe, lo percibe y lo siente como íntimo. La intimidad es de uno, pero se refleja en la forma que es recibido por el otro.
Por su parte a la incertidumbre, la queremos ignorar, pero es fundante de intimidad. Es, creo, una propuesta de futuro pero que sabemos que sólo es real en el presente. Confiamos en ella, una vez realizada, pero existe cuando se realiza. Así podemos evocar nuestra más bella escena de intimidad vivida, pero lo que ansiamos, lo que queremos: es vivirla hoy.
Cuando pase la pandemia, retomaremos algo de nuestra vida pasada y reformularemos, quizás, algunas cosas. Tal vez, nos demos cuenta de la necesidad de tener esto o aquello y descartar una cosa u la otra. Probablemente. Pero, creo que lo más importante será repensar como hacemos para que nuestra intimidad no sólo sea oasis para encontrar, sino ese espacio que lo expandimos a nuestro gusto, a nuestro sentir y, además, cómo aprender y desarrollar la virtud humana que tener la capacidad de albergar la intimidad de otros.

2 comentarios:

  1. ya willy pasini decia en los noventa La gente no tiene miedo del amor, sino de la intimidad. Encontrar una buena distancia es como el síndrome del erizo: cuando hace frío se acerca y cuando se acerca se pincha, lo que le hace separarse de nuevo y entonces vuelve a tener frío, hasta que encuentra la distancia adecuada. Otra razón es el deseo. Antes era el hombre el que deseaba y la mujer la que tenía el placer de ser deseada. Pero, con el feminismo, la mujer también puede desear.. Es lo que se llama el efecto democracia del deseo, que hace que la gente no haga, tanto el amor, pero la calidad es mejor que antes. ...Otras parejas son incapaces de soportar las frustraciones de lo cotidiano. Se vive en una sociedad de consumo en que si algo no funciona se cambia.---- En realidad, ¿para qué sirve la pareja?

    R. Una respuesta pesimista es para no estar solo o para pagar la hipoteca de la casa. Una respuesta optimista es para hacer mejor a los individuos que la integran, para ser más eficaces, y para los que lo deseen, tener hijos y servir así a perpetuar la especie. La falta de modelos fuertes es la gran paradoja de nuestro tiempo. Desde el momento en que no tiene como objetivo fundamental la procreación, son los criterios afectivos internos los que van a determinarla. Por eso existen ahora modelos alternativos-- Cómo será la pareja del siglo XXI?

    R. Dependerá, sobre todo, de la neurociencia y de la política. Se van a tener cada vez más bebés probetas y la procreación estará cada vez más separada de la sexualidad. La sexualidad será privada, y la procreación, cada vez más pública, porque el Estado necesitará controlarla.--

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  2. otra situacion de un extracto publicado en uno de los medios masivos de circulacion que hacen sintesis de un hilo de Un hilo de Twitter de Claudia Cortés, una médica infectóloga de la Universidad de Chile, lo revela: “44 días desde que vi al primer paciente, 43 desde que veo a mis hijas por la ventana, 42 de trabajar casi 24/7, de llevar estadísticas y registrar cada detalle, 40 reuniones por zoom, 39 llamadas a medianoche, 38 lavados de mano cada mañana, 37 cada tarde; 36 veces me pongo y me saco el delantal desechable; que hago 35 recetas; 34 veces que digo ‘diga 33’; 32 mujeres en el equipo; 31 veces que subo a la Unidad de Cuidados Intensivos; 32 que bajo a urgencias; 32 que pido un escáner; 31 que converso con mi marido desde lejos… 30 días que trato de fantasear qué haré cuando todo esto se acabe (y no lo logro); 28 abrazos que quise dar y no pude; 27 sour que quise tomar y no pude; 26 panes triangulares de miga como pura comida que ya odio; 25 minutos que me demora la vuelta a mi casa en toque de queda; 24 horas eternas del día; 23 box de urgencia; 21% de oxígeno que no alcanza; 20 pares de guantes por lo menos cada día; 19 el paciente más joven; 18 teleconferencias; 17 recetas retenidas; 16 metros cuadrados donde habito; 15 guías clínicas a discutir; 14 licencias extendidas; 13 altas; 12 libros que me gustaría leer; 11 cumpleaños de amigos y familiares a los que no iré; 10 de la mañana todas las indicaciones listas; 9 series/películas que me gustaría ver; 8 amigos apoyando a full; 7 años cumplió mi hija chica hace poco; 6 veces que creo que ahora sí me contagié; 5 colegas infectólogas que apañan; 4 que queremos sentarnos en la misma mesa y dormir apretados en la misma cama; tres palabras: quedate en casa” esto grafica los estados de intimidad imposibles del hoy

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