jueves, diciembre 17, 2020

La fe

El ser humano tiene entre sus intrínsecos como especie el poder y la fe. Dos de los incuestionables con los que andamos por la tierra todos y todas. Sin que, por eso, lo mostremos tanto, ni siempre. Pero forman parte de nuestro ADN humano y son inevitables. Por más que podamos obviarlos frente a otros que ejercen esas dos cualidades con más certeza, mayor claridad, mayor ostentación y/o obstinación. Del poder hemos hablado en otro momento y, seguramente, lo haremos nuevamente porque forma parte de una de las problemáticas centrales que me inquieta, me preocupa, me obsesiona, me cuestiona, me interpela. Pero, hoy, veamos la segunda cuestión que defino como específica para el ser humano, porque ella está, innegablemente asociada con la humanidad. Comprendamos a la fe, para mi explicación, a partir de una definición más amplia: la fe es una confianza, buen concepto que se tiene de alguien o de algo. Sé que, en general, entendemos que la misma se basa no en lo que es, sino en lo que creemos que es. O sea, en la convicción de algo con pruebas no fehacientes para todos, pero que nosotros le asignamos un valor definitivo. Para muchas personas, este concepto, valga señalarlo, está muy asociado a una creencia y esperanza personal en la existencia de un ser superior, lo que puede conllevar el seguir un conjunto de principios religiosos, de normas de comportamiento social e individual y una determinada actitud vital. Todo ello porque las personas les dan a esas creencias un aspecto importante, hasta esencial en la vida.

La fe, de ese modo, nos genera un bienestar determinado. Pero aún más, esa creencia nos estimula positivamente. Una fe es válida porque nos da un poco o mucho de paz, nos promueve una tranquilidad y nos genera una sensación placentera. Descarto, por lo tanto, cualquier fanatismo que sea capaz de generar daño, un vicio más asociado con el poder que mencioné que con la confianza que surge de esta noción que planteó. Por ello, la fe es algo que nos ayuda. Simplificando, es creer que hay un mañana, además, creer que ese mañana puede ser un poco mejor, o sea, sentir que alguna noción de justicia y equidad es inevitable que llegue. Eso tiene valor per se. Independiente de cuan creyente, ateo o agnóstico uno se considere. En definitiva, nuestra vida cotidiana está llena de situaciones donde apostamos a la convicción de que algo es, no por las pruebas, sino por la confianza que depositamos y que nos permite pensar que es posible que sea mejor.

Ahora bien, subrayo que no es cualquier confianza: sino aquella que acepta que el otro es importante porque es otro, no porque cree lo mismo que yo. Una confianza que cree que es posible esperar que pasen cosas buenas, por más que, día a día, haya ejemplos que no es tan así; confianza que aún podemos mejorar a pesar de nuestros defectos, muchas veces ostensibles. Confianza que la paz, por más utópica que se juzgue, es también un deseo y una realidad posible. En esa actitud, de algún modo la humanidad, aunque a los tumbos, ha avanzado, progresado y, aunque no de forma constante, ha evitado algún sufrimiento. Quizás, la fe, ayuda a que el poder, ese otro inevitable, no pueda ser sólo una fuerza capaz de hacer daño, sino también una forma de ayudar a que el ser humano no sea un riesgo para el mismo.

Esta semana que pasó se celebró Hanukkah y esta semana se celebra Navidad. Dos actos de fe, dos actos de simbolismos, dos actos de confianza. En este año que pasó, con tantas cosas que nos vinieron de golpe. Con tanto dolor, con tantas situaciones nunca vividas, también hubo confianza, a pesar de todo. Quizás, por esas razones simples es que uno debe comprender que la fe es un hecho inherente a la humanidad, no por la religión –aunque cada uno la asume como quiera y la viva, si decide, como la siente- sino porque está basada en que el otro es importante porque es otro. En la medida que lo comprendamos, lo asumamos, lo vivamos, la utopía de la paz estará más cerca de nosotros.

 

16/12/2020

1 comentario:

  1. Tus palabras son reconfortantes. Excelente análisis. Gracias!!

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