martes, diciembre 06, 2022

Derechos Sexuales, como Derechos Humanos


Ayer se celebró el Día de los Derechos Humanos, como cada 10 de diciembre. Se toma ese día como conmemoración por la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el año 1948. Ese documento fundamental proclama que hay derechos inalienables que corresponden a todas las personas, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Si lo pensamos podemos comprender que los principios que son enunciados en esa Declaración Universal, hace más de setenta años, son, sin lugar a dudas, un camino bien balizado para construir sociedades más equitativas, justas y pacíficas. Pero, lamentablemente, también podemos ver que aún falta tanto para recorrer este sendero hacia la utopía más humana de todas: la que nos dice que podemos –y merecemos- vivir en un mundo en paz, con equidad, sin tanto sufrimiento por la violencia, la inequidad e la injusticia.


Ahora bien, dentro de esos derechos Humanos reconocidos desde hace un tiempo se visibiliza que están incluidos los que se llaman los derechos sexuales, al ser
parte de los derechos humanos básicos. Son derechos tan importantes como el derecho a la vida, a la salud y a la libertad, con los que están directamente relacionados. Los Derechos sexuales, como derechos humanos fundamentales y universales, son declarados como tal, luego de mucho andar, en el 13ª. Congreso Mundial de Sexología, en 1997 (Valencia, España) y es revisada y aprobada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología, WAS, el 26 de agosto de 1999, en el 14º Congreso Mundial de Sexología (Hong Kong, República Popular China). La declaración inicial enunciaba once derechos para conocer, defender y promover. Actualmente son enunciados 16. Ellos son: 1.- El derecho a la igualdad y a la no-discriminación; 2.- El derecho a la vida, libertad y seguridad de la persona; 3.- El derecho a la autonomía e integridad del cuerpo; 4.- El derecho a una vida libre de tortura, trato o pena crueles, inhumanos o degradantes; 5.- El derecho a una vida libre de todas las formas de violencia y de coerción; 6.- El derecho a la privacidad; 7.- El derecho al grado máximo alcanzable de salud, incluyendo la salud sexual que comprende experiencias sexuales placenteras, satisfactorias y seguras; 8.- El derecho a gozar de los adelantos científicos y de los beneficios que de ellos resulten.; 9.- El derecho a la información; 10.- El derecho a la educación y el derecho a la educación Integral de la sexualidad.; 11.- El derecho a contraer, formar o disolver el matrimonio y otras formas similares de relaciones basadas en la equidad y el pleno y libre consentimiento; 12.-El derecho a decidir tener hijos, el número y espaciamiento de los mismos, y a tener acceso a la información y los medios para lograrlo; 13.- El derecho a la libertad de pensamiento, opinión y expresión; 14.- El derecho a la libre asociación y reunión pacíficas.; 15.- El derecho a participar en la vida pública y política.; 16.- El derecho al acceso a la justicia y a la retribución y la indemnización.

Sugiero que pensemos en estos Derechos, primero, a partir de nuestras propias experiencias, ya sea para ver como estuvieron presentes y al estarlo, ver cómo fueron la fuente donde abreva nuestra felicidad y, caso contrario, si algunos de ellos no estuvieron presentes, imaginar cuanto hubiese crecido nuestra felicidad si hubiesen sido respetados. En este pequeño ejercicio que les propongo están los dos elementos necesarios para comprender, defender y promover los derechos sexuales: la certeza que los mismos no sólo son posibles, sino necesarios y la segunda que forman parte del legado que tenemos cuando pensamos en un mundo mejor para nuestros descendientes.

Si, existe la posibilidad que alguien al hacer el ejercicio que propongo no vean a estos derechos como esenciales. Si, sé que esto puede pasar, lamentablemente. Pero eso no me inquieta tanto. Es parte de la historia humana. Hubo una época que había gente que no creía que la esclavitud fuera un problema, por citar un ejemplo contundente. Por eso no pasa por allí el problema, sino por los demás, los que creemos que esos derechos, como tantos otros, son una necesidad indiscutible, porque en ese grupo de personas es donde radica la esperanza cierta de un futuro como deseamos: sin violencia, como mejor trato humano, con toda la dignidad que un ser humano se merece y, sobre todo, con la posibilidad cierta de hacer que el disfrutar y el amar sean posibles siempre.

 

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