miércoles, enero 18, 2023

Notas sobre el deseo


Una de las consultas que aparecen con cierta frecuencia en el campo de la sexología es la falta de deseo en las relaciones de pareja. Algo que podría ser curioso porque como nunca en la historia hay tantas manifestaciones pro-deseo y tanta reivindicación del placer como hecho humano fundamental y necesario. Es decir que, en la actualidad y como nunca, hay tantos discursos a favor del sexo y de sus virtudes, ventajas y en asociación con la vida saludable. Esto implica que, a diferencia de otras épocas, el sexo es bien visto. Todo eso implicaría que el deseo se encuentra menos encorsetado y reprimido que en otras épocas. Sin embargo, los estudios muestran que la falta de deseo entendida como cierta carencia de fantasías eróticas y de motivación para tener relaciones sexuales existe. Pero vamos por parte, el deseo, lo vamos a entender como esa fuerza que nos motiva y nos motoriza (es decir no sólo nos hace querer algo, sino nos lleva a la acción) para buscar una relación de carácter sexual o, también, nos permite canalizarla en una actividad relacionada con la intención de goce. No necesariamente es constante y sólo es un problema cuando esa falta de deseo persiste a lo largo del tiempo (seis meses en promedio). Según los estudios la ausencia de deseo sexual ha aumentado en los últimos años en la población en general

Ahora bien, señalemos que el deseo es una parte importante de lo que se conoce como respuesta sexual humana y es saludable sentirlo, por lo tanto, es bueno estimularlo. Tres hechos son importantes señalar en función de esta disminución del deseo: el primero que es lógico porque ha habido diferentes situaciones que nos han afectado. Recordemos que la vida sexual es de las personas y, por lo tanto, está incluida en su biografía, o sea, no está aislado de lo que le pasa. Esto es axial cuando hablamos de la sexualidad. No es algo que uno se pone y se saca, sino que es intrínseco a las personas. Por eso también está asociado al momento personal y profesional que repercute en nuestra vida, también en la sexual. Es decir que no tener deseos sexuales no es un problema en sí mismo, pero precisa, como en cualquier otra situación, analizarse las posibles causas (que van desde situaciones médicas hasta problemas en la relación con la pareja, entre otros), reconocer el tiempo desde que está pasando y, obviamente, buscar ayuda profesional, porque es un problema que tiene solución. En este punto debemos recordar algo muy obvio pero siempre olvidado: el deseo es personal y se comparte con quien se está. Es decir, en la realidad. Entonces la pregunta esencial es ¿lo que hacen funciona a ti y a tu pareja o no lo hace? Una respuesta sincera con una comunicación asertiva es la clave.

El segundo punto a destacar es que, a veces, a pesar de quererlo no lo sentimos presente. Esto es lo que pasa muchas veces según los estudios actuales. Pero para esto, la ventaja que existe es clara. Hoy sabemos que hay posibles soluciones. En esto debemos asumir y comprender que la resignación no aporta soluciones y que como cualquier situación de malestar conviene identificar las posibles causas y actuar en consecuencia. Sencillamente se trata de preocuparnos por nuestra salud y, verdad de Perogrullo mediante, la salud sexual es también salud.


En tercer lugar, señalemos lo que todos sabemos, tener deseo no sólo hace que el gozo pueda estar presente, sino que también repercute, positivamente sobre el resto de nuestra vida. Utilizar energía en lo sexual es un estímulo positivo general. Esto quiere decir que el deseo se estimula en función de lo que hacemos para ello. El deseo no es un interruptor, sino que es un proceso que nace de los estímulos que buscamos y nos ofrecen y que se canaliza a través de los intercambios que hacemos y eso implica necesariamente cuando la comunicación es positiva y somos capaces de buscar espacios para que eso pase y nos permitimos esas instancias lúdicas, compartidas y estimulantes que la vida sexual puede ofrecernos. Muchas parejas pierden el deseo, precisamente porque dejan de buscar ocasiones para tenerlo activo y presente. La pregunta, entonces, sería ¿Qué hice por mi deseo y, sobre todo por nuestro deseo?

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