miércoles, enero 02, 2013

Maleta de viaje



El viajar forma parte de nuestra humanidad. Desde siempre y por siempre. Lo hacemos haciéndolo y, también, sin hacerlo. Viajamos transitando caminos, peregrinando sendas, deambulando parajes, surcando mares, atravesando cielos. Viajamos con los pensamientos, con las ideas, con la imaginación, con el deseo. Lo hacemos desde que migramos por primera vez, por el canal del parto, como le llaman o, para muchos, aún antes, cuando la idea de nosotros se hace un poco realidad. Viajaremos finalmente, con o sin moneda, en la barcaza que dicen los mitos Y luego, quien sabe.
Cuando lo comprendemos, amamos viajar, deseamos hacerlo aún más y, en ocasiones, nos cansamos de hacerlo. No todos viajan, también, aún aquellos que viajan, aunque parezca paradójico o enrevesado. Porque viajar, es más que circular, es permitirse el lujo de lo diferente, de lo extraño.
Para viajar uno prepara su maleta de viaje (si, mochila es más practica pero menos poética). Pone en ella lo que cree indispensable. Algunos de forma muy práctica, como viendo lo que uno necesita y no como deben presentarse en el viaje. Otros rellenan maletas de un universo de cosas imposibles de usar en un viaje pero “por las dudas”, llevan hasta lo improbable. Tal vez, sean ingenuos, tal vez sean sólo miedosos de quedar desnudos, tal vez no consiguen dejar de aparentar.
Más allá de lo mucho o poco que nuestra maleta tenga, un par de cosas deberían ser inevitables a portar. Hago mi listado, sin pretensión de hacer generalización de cualquier tipo. He aquí lo que mi maleta no se priva:
El recuerdo de mis raíces y la memoria de mis deseos de viaje. Lo primero porque es allí donde radican certezas, dudas e inquietudes; lo segundo, porque es ella la que hace que el camino del andar sea un destino. Va en ello los paisajes que reproducimos en distintos lugares, encontrando detalles del espacio en todos lados. No, no se unifica, se recrea lo cotidiano en lo diverso.
El amor que hizo tatuajes en mi alma y que recuerdo en la piel que recorrió. Es inevitable. La vida es corta o larga por el tiempo que usamos de ella para amar. Van con ella los besos dados y los que aún mis labios guardan; las caricias, todas las que recibí y las que aún debo dar. ¡Dios me libre de haberlas agotadas! Y esos gestos que se reservan a la desnudez y se viven con los sentidos, los conocidos y aquellos que, mágicamente, aparecen en ese único momento.
Los momentos, vuelvo a esa idea, donde la intimidad se compartió. Donde por un instante, aunque sea fugaz, otro nos permitió celebrar el encuentro, deleitarnos con la gracia que produce sabernos iguales y diferentes. Recibir o darnos a otro de forma íntima, aunque la piel nunca se toque.
Las amistades, como no. Aquellas que simplemente escucharon nuestro lamento y nos dieron lo que pudieron pero con la intención de acallara nuestro dolor. Esas personas con las que una alegría se la comparte con la satisfacción que la envidia están vedadas.
Las sonrisas que iluminaron porque con ellas tu camino tuvo norte, refugio, andar y más. Un par de bailes porque la vida sin baile es un vacio pobre de ideas, de sentidos y de sentires. Una canción, tal vez más, que nos elevan y nos protegen. Una comida que no importa sus sabores, sino la fragancia total que la acompaña. Un libro, aquel que aún nos deleita hojear, sumergirnos y recrear. Una película que nos hable de nuestras carencias y de nuestros límites y que nos emocione, o con llanto franco y con ganas.
La tentación y el placer. Por lo que no conocemos y que nos puede inquietar, nunca sumar miedos. Por aquello que está al otro lado de la esquina o, un poco más lejos de aquella sombra. Por ese placer que sentimos y el que estamos por sentir. Por esa tentación que no sabemos que nos producirá pero que tal vez valga siempre la pena intentar.
Finalmente, no te olvides, completa la maleta con un buen calzado, algo impermeable, una muda de ropa, un pañuelo para secar lágrimas de alguien, un sombrero y un cepillo de dientes. El resto, tal vez, sobre en la mayoría de los viajes.

Entrada destacada

Deseos 2020

Este año es bisiesto. Como cada 4 años, dirán, pero esta vez lo noté. Un día más, un año diferente. Una ilusión de creer que lo excepcio...