lunes, diciembre 08, 2014

Merecer


La vida, se escucha a veces, es injusta. Algo así como que no merecemos esto o aquello que, casualmente, nos toca en suerte. Una suerte de horóscopo que, por una alineación de astros incorrectas, nos hace recibir algo que no debería corresponder con nuestro grado de bondad, simpatía o lo que fuera. Algo así como no merecemos esto o aquello. Sin querer ser ni en un ápice un adepto a estas teorías astrales creo que está claro que las personas nos merecemos algunas cosas y que no nos merecemos otras. Por más que algunas de las primeras las recibamos de carambola –o de suerte- y que de las segundas parezca que algunos se ensañan con uno.
Creo que las personas nos merecemos ser felices. Ergo, no creo que merezcamos la infelicidad. Así de simple y contundente. Si me apuran, como decía un amigo, podemos aclarar un poco más. Creo que las personas nos merecemos utilizar la palabra en ese majestuoso gesto del diálogo. Nos merecemos la sonrisa compartida, aunque sea por lo circunstancial. Nos merecemos la música, la que podemos hacer o simplemente saborear de los otros. Nos merecemos la alegría de compartir momentos que sean pletóricos de satisfacción. Nos merecemos el intercambio amigable de cosas fútiles que sirven para transportar los gestos profundos de reconocer al otro. Nos merecemos, sin más, que el cariño sea una opción que podamos dar y recibir; que alguien se preocupe por nosotros y que vele por nuestra salud, por más que no lo permitamos tan abiertamente; nos merecemos enojarnos y que eso le preocupe a alguien y alegrarnos y que compartirla sea un festín de sabores. Nos merecemos el sencillo placer de comer un plato que nos encante y darnos el lujo de un placer prohibido. Una copa de vino o un helado. Nos merecemos que haya otro que nos busque y que nos guste sentir allí, en la distancia exacta que nos fascina. Nos merecemos la posibilidad cotidiana de sentirnos útiles, capaces, respetados, deseados, amados, dispuestos. Nos merecemos el baile, la osadía de lo diferente, el viaje que nos encanta, el cuento que nos estremece, el libro que nos hace sacudir la cabeza asintiendo o riendo.

Sí, creo que todo nos merecemos un poco de eso y más, pero un mínimo de eso seguro. Pero, yo, tú y el del lado sabemos que no todos los tienen. Algo no estamos haciendo bien. 

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