sábado, enero 03, 2015

Los grises


Los grises tienen mala fama. Como si ellos fueran sólo lo tibio. Lo que representa aquello que no se juega. Pero, la realidad es que la vida está llena de grises necesarios. Los grises forman partes del otoño, por ejemplo, una estación que lejos de ser terrible es el anticipo de lo que vendrá. Es la estación que permite la reflexión y que, particularmente, me encanta para el amor. Un amor reposado y estable. Los grises hablan de una vida pasada, de una vida que tenemos atrás pero que no es pasado pisado, es, como dice la canción “la memoria de los ríos que cruzamos”. Seguramente no es el color ideal. Pero la vida, la verdadera, aquella que logramos vivir con nuestras opciones, limitaciones y demás, siempre necesita de los grises, es más forman parte de ella. Forman parte de esas tonalidades que hacen que otros colores, también nuestros, tengan protagonismo. Quizás los grises son los colores que signifiquen las pausas, los indispensables espacios que nos permiten recuperar la fuerza y hacer unos pasos más, aún más, aún después.

En definitiva, las nieves del tiempo platearon la sien…sigue siendo la forma maravillosa que tiene el tiempo de decirnos que hemos vivido. No por nada, en nuestra piel y en los cabellos, aún la vida más plena, deja briznas de color gris y las trazas en la piel, aunque la cosmética moderna, se empeñe en querer borrarlas, ocultarlas o simplemente deformarlas.



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