martes, agosto 15, 2006

Erradicar la violencia: el desarrollo humano real.

 Hablar de algo "actual" significa referirse a una determinada realidad en el momento en que se hace evidente de manera insoslayable. Por ello, hablar de "violencia" tiene esa actualidad por más que ella sea tan antigua como la humanidad misma. La violencia física exhibida en imágenes tiene un impacto social enorme que nos permite hablar de ella, pero debemos remarcar que la violencia es un fenómeno que va más allá de la sola expresión física. Ella posee una variada gama de expresiones: las que nos golpean en las imágenes crudas donde la sangre se vierte, pero también aquella velada, la que sacude las entrañas de la persona al sentir la imposibilidad de expresarla. Por ello el desafío de nuestras políticas (sanitarias, económicas, educativas y sociales) es de generar espacios donde los individuos puedan expresarse. Puesto que el ejercicio de los derechos humanos siempre será fruto de educar y desarrollar la capacidad de rebelarse frente a lo que nos coarta la expresión.
Digamos que el desarrollo es la dinámica por la cual una sociedad, a través de sus miembros y medios, consigue potenciar sus recursos generando espacios donde las aptitudes de sus miembros puedan expresarse y favorecer la creatividad. Si aceptamos esto, podemos comprender que todo lo que atente contra ello va en contra del Desarrollo (del individuo, de la familia, de grupos sociales - clubes, instituciones, empresas - y de la sociedad toda). Dicho por medio de un "silogismo": El desarrollo se favorece por la expresión de los individuos. La violencia va en contra de la expresión de los individuos, ergo, la violencia va en contra del desarrollo.
La segunda premisa que quisiera exponer es que toda sociedad está constituida por la presencia de personas reconocidas como de género femenino o masculino. Verdad incontestable, no tanto como qué es lo que nos hace ser varones o mujeres que implica un debate mucho más amplio. Dicho de otro modo, la sexualidad, es decir la manifestación permanente de una forma de ser varón o mujer en un lugar determinado, en un tiempo definido y según una vivencia personal, es una constante propia de toda sociedad (la sexualidad es comunicación, para que quede claro este concepto). Consolidemos esta idea afirmando que son hombres y mujeres (sintetizando a la sociedad) quienes deben expresarse para poder fomentar el desarrollo de una sociedad. Por lo tanto todo proceso que evite esto, iría en contra del desarrollo de esa sociedad. Simple pero contundente.
Si lo dicho es verdad significa que, para favorecer el desarrollo ,deberíamos, en primer lugar, tratar de comprender los mecanismos que regulan, constituyen y estructuran las relaciones entre los hombres y mujeres. Eso nos permitiría, mediante la educación, la búsqueda de la equidad, la prevención de la violencia y por ende, el desarrollo. Pues, mientras la violencia encuentre recodos en el camino de las leyes, arbitrariedades en las normas del mercado, prerrogativas basadas en el sexo; mientras la educación esté velada a parte de la comunidad, la violencia tendrá un espacio para desarrollarse a costa del desarrollo de la sociedad. ¿Cuál violencia? Comprendamos que para quien la sufre, la violencia es una sola, es aquella que afecta al individuo, altera su mundo, le impide ser dueño de sí mismo y lo convierte en alguien que ve limitado su horizonte por el miedo.
G. Canguilhem dice que “la biología define normas biológicas y no normas de comportamientos....” ésta es la esencia de todo el problema de la violencia. Existe un aprendizaje y una puesta en sociedad de actitudes toleradas, aceptadas y permitidas. Existe una serie de matices que "obligan" a aceptar conductas violentas como "permitidas" y son esas las que nos deben preocupar, pues ellas se erradican a través de la educación. Los sistemas educativos actualmente, más allá del entusiasmo individual y de la preparación personal, están limitados a brindar respuestas, puesto que la sociedad mantiene una incoherencia flagrante sobre lo que aspira, cree y encuentra como positivo.

La violencia es una conducta aprendida por el individuo, que nace de un sistema socio cultural que facilita este aprendizaje valorizándola como necesaria para defender sus intereses de forma positiva. La violencia puede encontrar dentro del individuo condicionantes que favorezcan la presencia de ella, o que la eviten. Remarquemos, no obstante, que la violencia es un aprendizaje inadecuado que uno utiliza para resolver situaciones en las que se ve inmerso. Si la violencia es una reacción inadecuada en el marco de una interrelación no existe ningún tipo de violencia que una sociedad deba fomentar. Dicho de otro modo, el fomento de la violencia implica el fracaso de los mecanismos de comunicación de los individuos.

Aceptemos que el último enunciado sugiere la existencia de un mundo ideal donde la comunicación tiene su sitial de preferencia y el recurrir a ella es la única vía aceptada. No existe tal sociedad, ahora bien, la tendencia a ella es la que nos hace desarrollados y no los factores económicos. Entenderlo es hacer el esfuerzo por comprender que la sexualidad es la esencia de nuestra naturaleza humana (el hecho de ser hombre o de ser mujer) y que la violencia contra ella es la violencia contra nuestro desarrollo, contra nuestro futuro, en definitiva, contra nuestra esperanza.

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